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—Y... listo, ese hueso va a sanar muy pronto. —Mencionó en lo que terminaba de colocarle el cabestrillo.
—Muchas gracias, doctor Jeon. —Le sonrió la mujer en lo que abrazaba a su hija, la misma que desgraciadamente había sufrido un accidente en el colegio, consiguiendo así una fractura de antebrazo izquierdo.
—No hay de qué, es mi trabajo —pronunció deshaciéndose de los guantes quirúrgicos—. Recomiendo que vuelvas en seis semanas para una revisión, por favor ten cuidado al bañarte, cúbrelo en todo caso y que te vaya bien. —Le sonrió ameno revolviendo la cabellera azabache de la pequeña, que rió alegremente, regalándole una paleta por su valentía.
Ambas se despidieron con cortesía en lo que el hombre realiza una venía respetuosa despidiéndolas, antes de adentrarse de nueva cuenta en la pequeña sala improvisada de urgencias.
—Doctor Jeon, necesito que firme esta petición, por favor. —Declaró la recepcionista, Xing Yiren.
—¿De qué se trata? —Articuló antes de tomar el bolígrafo de tinta negra, observando a la joven de vestimenta celeste.
—Una orden de entrega rápida de insumos médicos para el hospital. —Respondió viéndole a los ojos.
Asintiendo en un suspiro, comenzó a realizar unos trazos de líneas para firmar la petición.
—¿Ya está al tanto de la noticia, doctor? —Habló nuevamente la pelinegra.
Alzó una ceja y negó levemente mirando a la mujer—: ¿Qué noticia?
—Uhm, sobre que estamos cortos de personal y el consejo se estará reuniendo para la búsqueda de nuevos residentes.
—Parece que el director Kim no da brazo a torcer con eso. —Dijo, seguidamente de entregarle los documentos a la fémina.
—Bueno, no es por ser metiche, pero la verdad estaría bien más compañía y apoyo, las enfermeras de la recepción están bastantes exhaustas por el horario contínuo, y a decir verdad igual yo... —Confesó con algo de pena.
Jeon exhaló, siempre las mismas historias en los pasillos.
—Mira Yiren, si te recibiste como licenciada en enfermería, fue para realizar tu trabajo arduamente. Todos al igual que tú estamos cansados, y no nos quejamos respecto a eso. Debiste suponer que cuando ingresaras por esa puerta, la realidad es otra, y que quejándose uno no progresa, así que por favor, no quiero volver a oír quisquilleos por el horario, ni nada de esas cosas que ya estoy lo suficientemente hastiado y cargado de problemas, ¿entendido? —le dedicó una mirada mortificante.
Yiren tragó fuerte y asintió con los labios apretados, no sin antes realizar una reverencia y agradecer, ulterior a eso retirarse alternativamente.
Ladeó la cabeza de un lado al otro, escuchando sus huesos crujir debido a lo tenso que se hallaba, dieciséis horas seguidas dentro de ese hospital ya habían pasado, apenas la mitad del día, y una semana que aún venía con más cosas por hacer.
Jeon Jungkook; cirujano general en ascenso, era participe de todas las controversias que sucedían a diario en este hospital, un hombre de porte estoico y comprometido con su profesión, treinta y cinco años cumplidos, diez en labor.
Altura pronunciada, proviniente de una de las familias más importantes de la nación, cuerpo fornido y bien cuidado, al igual que podía decirse que es un tanto cascarrabias.
Tiene una fama por ser de carácter hostil y poco dócil, directo, preciso y conciso.
No muchos lo habían considerado alguien serio durante la residencia, ni cuando era alumno en la facultad de ciencias médicas.
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Heal me | KookTae
Teen FictionLa frenética sala de urgencias del K-Seoul Hospital recibía sin descanso una ola de pacientes con dolencias de todo tipo, desde el más insignificante hasta el más grave. Jeon Jungkook, un ascendente cirujano general, formaba parte de la vorágine dia...