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El ritmo acompasado de sus zapatos contra el asfalto, la respiración agitada, el sudor que perlaba en su frente, eran el contrapunto a la tormenta de emociones que aún resonaban en su interior. La confesión de Jungkook, la carga de la tradición familiar, la revelación del matrimonio arreglado, todo se mezclaba en un torbellino de confusión. Cada paso, cada respiración, cada latido de su corazón, eran un eco de la noche que tuvieron, de la cercanía, de la vulnerabilidad de Jungkook en sus brazos.

La claridad del amanecer se filtraba a través de las cortinas, pintando la habitación con tonos suaves y dorados. Taehyung despertó al sonido de pasos amortiguados que provenían del pasillo, un rumor que se deslizaba en la delgada línea entre el sueño y la vigilia. Desorientado, parpadeó varias veces, su mirada recorriendo la habitación, las formas familiares de los muebles distorsionadas por la luz tenue del amanecer. Entonces, el recuerdo de la noche anterior, la llegada inesperada de Jungkook, la confesión desgarradora, el sexo... lo golpeó con la fuerza de una ola. Giró su cuerpo, encontrándose con la imagen del mayor dormido a su lado, su torso desnudo, la piel pálida contrastando con la oscuridad de las sábanas, su respiración suave y regular, un bálsamo contra el caos de los pensamientos del moreno. Volvió la cabeza hacia el reloj en la mesita de noche. Casi las seis de la mañana.

Mierda.

La urgencia de la situación, la necesidad de que Jeon abandonara el departamento antes de que Yoongi o Jimin lo descubrieran, lo sacudió como una descarga eléctrica.

Comenzó a moverlo, un intento inútil de despertarlo del profundo sueño que parecía haberlo atrapado.

-Jungkook, despierta -susurró, su voz apenas audible, una súplica en la oscuridad. Pero el azabache, ajeno a sus esfuerzos, permaneció inmóvil, su respiración profunda y regular, el sueño un escudo contra el mundo exterior. Los pasos en el pasillo se acercaron, seguidos de un suave golpe en la puerta.

-Taehyung, ¿estás despierto? -la voz de Yoongi, un murmullo preocupado al otro lado de la puerta, le heló la sangre.

Doble mierda.

La desesperación creciendo en su interior. Jeon, finalmente se movió, un gruñido escapando de sus labios-. ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto escándalo...?

-¿Tae...? -insistió Yoongi desde el pasillo, un nuevo golpe en la puerta, la preocupación evidente en su voz-. ¿Estás bien?

Con un movimiento brusco, el menor se levantó de la cama, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Trancó la puerta justo a tiempo, antes de que su amigo intentara abrirla.

-Sí, hyung, estoy despierto -respondió, intentando que su voz sonara normal, tranquila, una tarea casi imposible dado el caos que reinaba en su interior-. Enseguida salgo.

-Apúrate -respondió entonces-. Si llegas tarde, el gilipollas de Jeon va a despellejarte vivo.

El aludido, que finalmente había logrado incorporarse en la cama, frunció el ceño al escuchar el comentario del peligris-. Qué refrescante la forma en que tu amigo se refiere a mí -murmuró con un tono irónico-. Me intriga saber qué le cuentas sobre mí.

Heal me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora