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[...]

Las diligencias dentro del K-Seoul estaban siendo moderadas, pero a pesar de ello, la asistencia y la calidad del servicio eran prioritarias. El ambiente dentro del hospital era dinámico y vibrante, con un constante flujo de pacientes, médicos, enfermeras y personal de apoyo.

El resto del día transcurrió en un borrón de actividad para Kim. Tras el intenso encuentro con Jeon en el depósito, se sumergió en su trabajo, intentando mantener su mente ocupada y alejada de pensamientos sobre el beso y la cena que se avecinaba. La imagen de Jeon, con su sonrisa arrogante y sus palabras provocativas, aún resonaba en su mente. Se esforzaba por concentrarse en su trabajo, pero el revoltijo que sentía en el estómago no lo dejaba tranquilo ciertamente.

En estos momentos, yacía en el quirófano tres, asistiendo en una colecistectomía laparoscópica. No era una cirugía sencilla, y la presión era palpable. En la sala de observancia, la mirada gélida de Jeon se posó sobre él, mientras dilucidaba con atención cada uno de sus movimientos. La tensión estaba en el aire, pero Taehyung se esforzaba por mantener la calma y concentrarse en su tarea. A su alrededor, otros médicos y residentes, observaban con interés el desempeño del joven doctor, presenciando la maestría que tanto se hablaba de él en las reuniones.

Sus manos se movían con precisión, sosteniendo la cámara mientras un colega manipulaba los instrumentos. El cirujano, con una voz firme y autoritaria, dio la orden:

—Residente Kim, enfoque el conducto cístico —ordenó el cirujano.

El castaño ajustó la cámara, proporcionando una vista clara de la anatomía. A pesar de su agitación interna, su mano permaneció firme. Su mente se esforzaba por concentrarse en la tarea, ignorando la mirada de Jeon, que parecía penetrarlo con su intensidad.

—Excelente visualización, Kim —elogió el cirujano a cargo de esa operación—. Ahora, ¿puede explicarnos el siguiente paso del procedimiento?

Taehyung respiró hondo, agradecido por la distracción que le brindaba la cirugía. Su voz, aunque un poco temblorosa, sonaba segura:

—A continuación, procederemos a clipar y cortar el conducto cístico y la arteria cística. Luego, separaremos cuidadosamente la vesícula del lecho hepático utilizando electrocauterio.

El procedimiento continuó sin complicaciones, lo cual alivió la tensión que se había instalado en el quirófano. La fluidez de la operación le permitió a Taehyung sentirse momentáneamente en paz, inmerso en la familiar rutina quirúrgica. La presión de la mirada del mayor se disipó por un momento, dejando espacio para la concentración en su trabajo.

Horas más tarde, cuando ya había terminado la cirugía y sus otras obligaciones, había ido a los vestidores para recoger alguna de sus cosas, la realidad de su cena inminente con Jungkook volvió a golpearlo. Miró su reloj: apenas tenía tiempo para llegar a casa, ducharse y cambiarse antes de la reserva, por lo que había tomado un taxi que lo lleve directo hasta su morada.

En su apartamento, se duchó rápidamente, el agua caliente relajando sus músculos tensos. Mientras se secaba, su mente divagaba, recordando el beso ardiente en el depósito. Sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos.

Frente al armario, dudó. ¿Qué debería ponerse para una cena con el hombre que a parte de ser un complemento idiota y su jefe, lo excitaba a partes iguales? Finalmente, optó por un pantalón negro de pinza de tiro alto ajustado y una camisa de seda color burdeo que sabía que le quedaba bien.

En lo que se arreglaba el cabello, se miró al espejo. Sus ojos brillaban con una mezcla de anticipación y nerviosismo.

—¿Por qué cojones estoy tan nervioso? Dios, es solo una maldita cena con Jeon y su cara fea de niño ricachón. —bufó alisando con sus manos las arrugas inexistentes del pantalón.

Heal me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora