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Después de regresar a casa para ducharse y cambiarse tras el incidente, Taehyung se apresuró para prepararse para su turno. Sabía que no podía perder tiempo, ya que había muchas víctimas del accidente en la fábrica que necesitaban atención médica urgente.

No pasó mucho tiempo antes de que estuviera de regreso en el hospital, donde se encontró con una escena caótica. Los pasillos y el área de urgencias estaban abarrotados de personas que esperaban ser atendidas, mientras varios de sus colegas se esforzaban por recibir y clasificar a los pacientes según su gravedad.

Se unió al equipo de emergencia, trabajando incansablemente durante toda la mañana y la tarde. Su prioridad era atender a las víctimas con lesiones graves y brindarles la asistencia médica inmediata que necesitaban.

El ambiente en el hospital era tenso y frenético. El sonido constante de las alarmas y las voces apresuradas llenaban el aire, mientras los médicos y enfermeras se movían de un lado a otro, tratando de salvar vidas y proporcionar el mejor cuidado posible.

A pesar del caos y la presión, se mantuvo enfocado en su labor, aplicando su entrenamiento y experiencia para estabilizar a los pacientes y proporcionarles el tratamiento adecuado. Cada vida que podía salvar era una pequeña victoria en medio de la tragedia.

El tiempo parecía desvanecerse mientras el equipo trabajaba incansablemente, sin descanso. La urgencia y la responsabilidad pesaban sobre ellos, pero también sentían la determinación de hacer todo lo posible para ayudar a aquellos que más lo necesitaban.

A medida que avanzaba el día, la carga de trabajo comenzó a disminuir gradualmente. Las víctimas más críticas habían sido atendidas y estabilizadas, y los esfuerzos se centraron en brindar atención continua y trasladar a los pacientes a las áreas correspondientes para su tratamiento y recuperación.

Finalmente, luego de un exhaustivo día, pudo tomar asiento y comer algo en lo que revisaba algunos expedientes que Jeon le había pedido ojear un rato ya que estaba ocupado, y que cuando lo terminara, vaya directo junto a él.

Luego de un buen rato mirando los expedientes, se puso de pie para estirarse ya que sentía algo entumecido su cuerpo luego de tantas horas atendiendo gente.

Tomó algunas de los folders y se puso en marcha hacia la oficina del pelinegro, tal como se lo había pedido  anteriormente.

Cuando Taehyung se acercaba al lugar, pudo escuchar voces fuertes y tensas provenientes del interior. Era evidente que no estaba solo, y la discusión en curso solo aumentaba su incomodidad.

Al llegar frente a la puerta, levantó la mano para tocarla, pero antes de que pudiera hacerlo, se abrió de golpe y se encontró cara a cara con Jungkook, quien lo miró con el ceño fruncido. Jungkook llevaba puestas unas gafas de lectura, su corbata estaba desajustada y el membrete colgaba de una correa alrededor de su cuello.

—¿Quién es? —habló la otra voz masculina detrás de Jungkook.

Jungkook suspiró y cerró los ojos antes de apartarse de la puerta, dejando a Taehyung a la vista.

—Es uno de mis residentes —respondió de manera casual.

Aquello resultó curioso para el menor, especialmente cuando pudo distinguir a un hombre mayor frente a él. Este hombre vestía de forma formal, con el cabello peinado hacia los lados y algunas canas notorias, y tenía facciones maduras y ojos curiosos que lo observaban detenidamente.

Un escalofrío recorrió su espalda al sentir la intensidad de esa mirada fija en él. Sin saber muy bien qué hacer, decidió inclinarse en una reverencia para saludar.

Heal me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora