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Revisando los últimos ajustes de una intervención quirúrgica de apendicitis de emergencia, finalmente firmó los documentos restantes antes de informar a la familia que el paciente sería dado de alta.

El reloj marcaba más de las tres de la mañana. El turno había sido más prolongado de lo deseado.

Acomodó su bata y decidió ir a recoger sus pertenencias del casillero. Una vez en casa, se cambiaría el resto del uniforme debido a su agotamiento.

Tomó su mochila y se despidió de sus colegas, encontrando a Yiren también preparándose para irse de la recepción y descansar.

Estirándose un poco, comenzó a dirigirse hacia la estación del metrobus, rogando encontrar uno disponible. De lo contrario, tendría que caminar hasta su departamento.

Usando su celular, le envió un mensaje a Yoongi informándole que ya iba de camino a casa y que no se preocupara, que también descansara.

El sonido de un claxon proveniente de un vehículo lo sobresaltó, por lo que levantó la cabeza dispuesto a reprender al conductor irresponsable.

Sin embargo, quedó sorprendido al ver a Jeon asomarse por la ventanilla bajada.

—¿Doctor Jeon? ¿Qué hace aquí? —preguntó confundido por la repentina aparición del hombre.

El mayor lo examinó de arriba abajo mientras sostenía el volante y empujaba la lengua contra su mejilla interior.

—Súbete, te llevaré a casa —indicó seriamente.

Kim levantó una ceja y se cruzó de brazos—: ¿Esto es una broma, verdad?

Jungkook frunció el ceño ante la respuesta—. ¿Parezco un payaso como para que creas que te estoy haciendo una broma?

—Sí, en realidad lo parece —el castaño no pudo evitar soltar una risa ante eso antes de seguir caminando.

Bufando, Jeon puso en marcha de nuevo su Mercedes y se mantuvo a la par del moreno.

—Deja de hacerte el difícil y sube —insistió apretando las manos en el volante.

—Anda de buen samaritano, ¿no cree? —sonrió irónicamente—. Gracias, pero prefiero seguir caminando. Buenas noches.

Continuó su camino, dispuesto a cruzar el paso de peatones, hasta que la camioneta se detuvo frente a él, asustándolo —casi— dramáticamente.

—Ups —soltó una risilla—. Súbete al auto, no fue una sugerencia, fue una orden. Y ni se te ocurra hacerme repetirlo, porque ya estoy cansado de tu estúpida arrogancia.

Echando un resoplido luego de ver la calle completamente vacía, tomó todo su esfuerzo y su —poca, casi nada— dignidad que tenía, para subirse al auto como su copiloto.

—¡Genial! —aplaudió con fingida emoción—. Por fin aprendes a seguir órdenes —su semblante volvió a la seriedad de antes de acomodarse para emprender viaje.

Luego de que Kim le diera la dirección, lo apuntó en el GPS del monitor digital que tenía en frente, notando que no quedaba demasiado lejos para un aventón en auto.

El viaje se sumergió en un profundo silencio, Jungkook dedicándose plenamente a manejar, y el menor observar por la ventana la iluminada ciudad de Seúl.

No iban a negar que el ambiente era pesado y tenso luego de todo ese encontronazo que habían tenido durante el día. Jungkook aún se sentía frustrado por dejarlo a la deriva, y Taehyung encantado por haber cumplido su cometido.

Heal me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora