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N/A: les recomiendo leer este capítulo con Die With A Smile de Bruno Mars & Lady Gaga. La experiencia es diferente, se los prometo. <3

[...]

01 de setiembre.

El K-Seoul, ese día, tenía un aire festivo que contrastaba con la habitual atmósfera de tensión y urgencia. Globos, serpentinas y carteles de "Feliz Cumpleaños, doctor Jeon" adornaba los pasillos, un homenaje al prestigioso cirujano, un recordatorio de su estatus casi mítico dentro del hospital.

Para Taehyung, sin embargo, la celebración era un recordatorio incómodo de la distancia que lo separaba de Jungkook, un abismo insalvable entre el brillante cirujano y el joven residente.

Observó desde lejos el desfile de regalos extravagantes, las felicitaciones efusivas de colegas y superiores, sintiendo una punzada de frustración, una mezcla de admiración y un resentimiento que apenas reconocía. Había querido hacerle un regalo a Jungkook, un pequeño detalle que expresara su gratitud.

Pero la opulencia de la celebración, el derroche de lujo, lo hizo sentir fuera de lugar, su pequeño obsequio, una nimiedad insignificante en comparación con los relojes de diseñador y las plumas Montblanc que se acumulaban en el despacho del mismo. Con un suspiro resignado, se limitó a un saludo cordial, una felicitación formal que se perdió en el bullicio de la celebración.

La jornada transcurrió en una bruma de incomodidad, la presencia constante de Jungkook, rodeado de admiradores, un recordatorio constante de su propia insignificancia.

Al finalizar el turno, agotado física y emocionalmente, se encontró con Yiren en el pasillo.

—¿Vas a la fiesta que están organizando para Jeon? —preguntó la joven pelinegra, su voz llena de entusiasmo, un brillo de anticipación en sus ojos.

Tae negó con la cabeza, la idea de volver a sumergirse en esa atmósfera festiva, en ese ambiente que lo hacía sentir tan fuera de lugar, le resultaba agotadora—. No tengo ánimos de celebrar. Creo que iré a casa a descansar. Han sido días pesados, ya sabes.

—Oh, qué lástima —respondió, su entusiasmo apagándose ligeramente—. Bueno, que descanses. Te lo mereces.

El castaño se despidió y se dirigió a su departamento, buscando la paz y la soledad que el hospital, ese día, no podía ofrecerle. El silencio del lugar, la ausencia de Yoongi y Jimin, una nota sobre la mesa anunciando su tardía llegada, amplificaban la sensación de vacío que lo embargaba.

Se duchó, buscando en el agua caliente un alivio momentáneo para la tensión que le agarrotaba los músculos, el peso de la jornada, de la semana, de los últimos meses, asentándose en sus hombros como una losa. Comió algo, apenas registrando el sabor de la comida, su mente aún dando vueltas a pensamientos sin sentido que solo lo hacían sentir más pánico.

Intentó distraerse con la televisión, pero las imágenes se deslizaban por su mente sin dejar rastro, un ruido de fondo que no lograba acallar el torbellino de sus pensamientos. Finalmente, vencido por el agotamiento, se dirigió a su habitación, buscando en la oscuridad y el silencio de la noche un refugio contra las emociones que lo abrumaban.

Justo cuando iba a tomar el picaporte de la puerta de su habitación, el timbre del departamento resonó en el silencio de la noche, un sonido estridente e inesperado que lo sobresaltó.

Un escalofrío recorrió su espalda, la confusión y un presentimiento inquietante apoderándose de él. Eran más de la medianoche. Yoongi tenía llaves.

¿Quién podría ser a estas horas?

Con cautela, se dirigió a la puerta. Su mente repasando las posibilidades, ninguna de ellas particularmente tranquilizadora. Al mirar por la mirilla, una figura alta e imponente, una figura que conocía demasiado bien, le cortó la respiración.

Heal me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora