Capítulo 18. "Ser su amiga me gusta más de la cuenta"
Gin.
Ya estoy mucho mejor. No me duele la garganta, y los mocos han disminuido aunque no se han ido del todo.
El día que pasé ayer no se lo deseo a nadie. Tenía tanta carga en la cabeza que pensaba que me explotaría, y en estos casos si mamá no me mima con sus caldos calientes, no soy persona. Suerte que tía Cami está de visita.
Ahora estoy en la fundación, limpiando las mesas y recogiendo un poco el desastre que han hecho los niños. Hoy hemos estado Noah y yo solos con todos porque Rachel aún no ha regresado de Boston, y aunque los pequeños nos lo ponen fácil, todo el desastre de después, me da demasiada pereza.
Bufo mirando a mi alrededor y llevo una mano a mi frente. Aún no estoy bien del todo, pero puedo soportarlo.
Veo al hijo de Jeremy entrar a la clase y me mira, negando con la cabeza —No entiendo cómo pueden llegar a ensuciar hasta el techo del baño —niega —Son pequeños demonios.
Sonrío cuando veo cómo sus rizos están hechos un desastre y me acerco, mordiendo mi labio y arreglando su pelo cuando estoy frente a él —Parece que has metido los dedos en un enchufe, Noah.
El chico me mira y frunce su ceño, aunque enseguida parece relajarse —Me crece el pelo demasiado rápido, y nunca sé cómo manejarlo.
—Deberías ponerte una cinta o algo —susurro.
Asiente y nos quedamos ahí, unos segundos en los que no sé porqué, pero no se hace incomodo mirarnos fijamente a los ojos.
Noah aclara su garganta y sonrío, volviendo al mundo real —¿Nos vamos? —mira a su alrededor —Esto está listo, y no quiero que pilles frío.
Ruedo mis ojos, divertida —¿A cuarenta grados?
Se encoge de hombros —Estás enferma igual. Hoy ni siquiera tenías que haber venido.
Hago una mueca —Estoy mejor, Noah, además, a mí estos niños me dan vida.
El primo de mi mejor amiga sonríe, y ahora es él, el que pasa una mano por mi pelo —Te dije que no te arrepentirías, Ginebra.
Trago grueso.
Esto es raro, porque he pasado de pensar que esta persona era entrometida y pesada, a darme cuenta de que lo único que le pasa, es que es demasiado atento y bueno conmigo, cosa que jamás me hubiese esperado de Noah.
En la vida.
Meto mi pelo por detrás de la oreja y aprieto mis labios —Yo también debo estar hecha un desastre. Esta mañana no me daban las fuerzas ni para peinarme.
El rubio niega, encogiéndose de hombros de nuevo —Si lo dices porque te he tocado el pelo, simplemente me gusta hacerlo, tú te ves guapa hasta con la nariz llena de mocos.
Llevo una mano a mi nariz rápidamente y abro mis ojos —¿Tengo mocos?
Noah suelta una carcajada y niega —Es un decir, Gin.
Asiento llevando una mano a mi pecho, y Noah se relaja, negando después. Ayer él y Trace estuvieron toda la Santa tarde pendiente de mí, junto a tía Cami, que fue una sorpresa verla aparecer por la puerta de casa.
No paraban de preguntarme cada veinte minutos si necesitaba algo, no pararon de ponerme el termómetro, de acompañarme cada vez que la cosa se ponía peor...
Todos estuvieron a la altura.
Hasta Noah, que no imaginé jamás que fuese así.
Tirito a pesar de las tres mantas que tengo encima y noto como alguien se sienta en mi cama, detrás de mí.
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LA SOMBRA DE LAS MARIPOSAS
Teen FictionGin quiere sentir las famosas mariposas de las que su madre siempre habla y vivir un amor único e incondicional como el que vivieron sus padres. ¿Conseguirá encontrar lo que busca a pesar de la dificultad de su lista de condiciones? Un cambio de v...