Ni la distancia ni el tiempo (Parte 1)

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Capítulo 32. "Quiero que seas el primero"

Dos semanas después.

Gin.

—Son solo reflejos, porque no quería ponerme el rubio directamente, eso dañaría mucho mi pelo —sonrío, sacando la ropa del armario y dejándola sobre la cama.

Trace también sonríe del otro lado de la pantalla y muerde su labio, negando efusivamente —Estás preciosa, te queda genial.

—Pensaba que quedaría peor, pero no.

—Por supuesto que no, además tú estás guapa con todo.

Niego deseando abrazarla y suspiro, pensando en cuanto la voy a echar de menos cuando me vaya a Italia.

Regresó a casa hace unos días y creo que no hemos llorado más en toda nuestra vida. Me costó horrores verla marcharse, y aunque tía Cami me ha asegurado que dejará que se venga unos días a Roma cuando me asiente allí, no puedo dejar de estar triste por haberme separado de la única persona que últimamente me hecho feliz de verdad.

Aunque solo sea los ratos que pasamos hablando.

—¿Donde estás ahora? ¿En lo de tu abuela Annie? —Mi mejor amiga me saca de mis pensamientos y parpadeo, mirando de nuevo la pantalla.

—Si, hemos venido a comer todos juntos porque mi primo Luke se va mañana, y a parte tenía que robarle a mamá ropa suya de cuando era joven. Me la quiero llevar.

—¿Y le has robado mucha?

La miro a través de la pantalla y entrecierro mis ojos, cogiendo el móvil después para intentar sacarle a mi amiga que es lo que le pasa. Sé que es lo mismo que me pasa a mí, pero ya hablamos de esto, y prometimos no estar tristes aunque nos cueste la vida.

—La suficiente —sonrío —¿Que te pasa?

Trace se acomoda en su cama y seguidamente se encoge de hombros, fingiendo que está todo más que bien —Nada ¿por?

Niego, dejando las cosas estar —Por nada —suspiro —¿Has hablado más con White?

Mi amiga es ahora la que niega, mirando sus uñas —No me acuerdo ni de su cara, así que con eso te lo digo todo.

Es todo tan raro...

No sé que es lo que se le pasó a esa loca por la cabeza para dejar a mi mejor amiga e ignorarla como lo hizo, pero por otro lado me alegra saber que ya no tienen nada que ver, porque no me fio absolutamente nada de Blanc.

—¿Y tú? ¿has hablado con Noah?

No, no por favor, ahora hablar de él no.

Llevo intentando controlar esto que arde en mi pecho cada vez que pienso en él, desde que decidí dejarlo,y es una auténtica tortura porque solo consigo morirme más por sus huesos.

Estoy completamente obnubilada por él. Todo lo hago pensando en él y autoconvenciéndome de que lo hice bien, y que realmente si me hace falta estar sola.

Pero es que...

No, definitivamente no. Ni quiero estar sola, ni lejos de él, ni quiero que lo nuestro se acabe porque estoy enamorada, y lo que hizo sé que lo hizo por desesperación, la misma que tengo yo ahora por que vuelva entrar en mi vida.

Sé que ahora es el que marca los tiempos porque se cansó de mi, si y no, pero aunque tenga que rogarle, necesito hablar y estar con él.

Hago una mueca y me dejo caer de culo en la cama, cerrando mis ojos —Nos mandamos mensajes preguntando como estamos y eso, pero poco más.

LA SOMBRA DE LAS MARIPOSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora