Fuera de mi vida

414 35 9
                                    

Capítulo 9. No te lo esperabas ¿eh?

Gin.

—¡Que fuerte! —Sienna jadea y sonrío, mordiendo mi labio —Es que... ¡Que fuerte, Gin!

Estamos en Bubbles, desayunando como de costumbre los sábados por la mañana, y mi prima está flipando porque le acabo de contar la proposición de Gary y los mensajes que me mandó para ello.

Teniendo en cuenta que Sienna es un show, acaba de hacer una fiesta, y yo me estoy muriendo de la vergüenza porque le he pedido un mínimo de discreción que se ha pasado por el forro de sus pantalones.

—¡Shh! —tapo su boca y ella abre sus ojos —Estamos en un maldito lugar público, y nos está mirando todo el mundo, Sie —eso lo digo en un susurro, y mi prima se ríe, apartando mi mano después.

—Es que no puedo creer que te lo haya pedido, aposté con Brandon que no se atrevería, pero al final...

Frunzo mi ceño —¿Apostaste? Ni siquiera se me pasaba por la cabeza que lo hiciera, ¿cómo lo diste por hecho cómo para apostar?

Mi cara es de confusión total, mientras que mi prima bufa y rueda sus ojos cómo si hubiese hecho la pregunta más tonta del mundo.

—Gin, necesitas ubicarte, darte cuenta de las cosas y saber lo que vales, cariño —niega —Que vayas a cumplir dieciocho años no quita que a él le gustes. Es mayor, si, pero tampoco tanto, y tú eres un bombón que ha llamado su atención desde que nos íbamos de vacaciones juntos, cuando éramos pequeños.

Le doy un sorbo a mi zumo y la miro, haciendo una mueca después. Aquí parece que todo el mundo se da cuenta de las cosas menos yo, sobre todo de lo que valgo, y no es que yo no lo sepa, es que simplemente no me gusta ir alardeando de ello, y menos sabiendo que tampoco es para tanto cómo lo pintan.

—Iré con cuidado de todas formas. Él sólo me ha pedido ir a la fiesta, nada más.

—Le queda un maldito asalto —levanta su dedo y me río.

—Exageras —muevo mis manos con desdén y miro mi móvil, antes de volver a mirar a Sienna —Además, no es tan fácil entrar en mi vida.

Mi prima sabe lo de la lista, pero sé que se piensa que no me la tomaría enserio.

Ahora por su cara de "¿Enserio, Gin?" parece haberse dado cuenta de que no digo y hago las cosas al tuntun.

—No puedo creerlo —tapa sus ojos —¿Es que sigues con la tontería esa de la lista?

—Por supuesto.

Me mira por largos segundos hasta que pasa los dedos por su boca imitando una cremallera, y agradezco que haya tomado esa decisión porque no me apetece explicarle a otra persona que no merezco menos de lo que pone en esa lista.

Aunque...

—Vas a quedarte sola —saca su lengua y sonrío, moviendo mi silla y plantándome a su lado para besar su mejilla.

Sabía que esto no quedaría aquí.

—Te incordiaré entonces —digo.

—¿Hasta cuando tenga marido e hijos? —levanta su ceja.

—Oh, ¡y más allá! —me río haciéndola reír a ella y acaba por abrazarme con fuerza.

Mi prima puede ser más intensa que su madre y a veces sacar de quicio a la persona más paciente del mundo, pero su bondad es tan enorme, que jamás me cansaré de repetir que es una de mis personas favoritas, sobre todo por cómo lo enfrenta todo de manera tan real, sana y directa, y por cómo siempre ayuda a los demás sin importarle lo más mínimo lo que digan.

LA SOMBRA DE LAS MARIPOSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora