Una luz deslumbrante

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Capítulo 34. "El viejo y la parca"

Noah.

Unas horas antes.

Dejo el coche aparcado correctamente en el arcén y bufo, visualizando a Drake a unos metros, pegándole patadas a las ruedas de su coche y con un aire de frustración que me hace reír. Estas semanas hemos estado mucho más cercanos, hemos hablado más, y gracias a la insistencia de Gin, he podido acercar posturas de una manera mucho más interior e íntima, dándome cuenta así de lo parecido que somos en muchas cosas y formas de pensar.

Se nota la influencia de Jeremy.

Cuando me ha llamado, no he dudado en responderle que iría enseguida y que no se preocupara, aunque lo que esté deseando ahora mismo es irme de nuevo con mi chica.

Echo mi pelo rubio hacia atrás y camino hacia el que es como otro hijo para mi padre, que cuando se percata de mi presencia, sonríe y niega, mordiendo todo su labio inferior.

—Te debo una, gorrión —dice alzando un poco la voz para que lo oiga.

—No digas tonterías —me acerco y chocamos nuestras manos, dándonos un pequeño abrazo después —Ya había terminado de cenar.

—Pero igualmente estabas con Gin ¿no? —Hace una mueca —Te he interrumpido.

—Ahora voy a dormir a su casa, no hay problema.

Drake sonríe y sé perfectamente lo que está pensado, así que sonrío con él y le doy con el puño en el hombro.

—Te lo compensaré —dice.

Niego y señalo el coche, observando el desastre y el capó humeante —¿Te ha dejado tirado por fin?

—Creía que aguantaría un poco más, pero no.

—Te dije que no aguantaría mucho más.

—La grua viene de camino, ¿fumamos mientras tanto?

Fumar...

Le prometí a Gin que lo dejaría. No es que ella me obligase a hacerlo ni mucho menos, pero sé que no le gusta, por eso me he propuesto acabar con ese vicio, aunque ahora no le voy a hacer el feo a este chico.

Asiento y él saca el paquete de cigarrillos, pasándome uno después —Tu padre me ha enseñado la ecografía en cuatro D de Bianca —sonríe y yo agacho la cabeza, sonriendo también —Se parece mucho a tí.

Eso me hace reír —Mi novia me ha dicho lo mismo, yo no le veo parecido a nadie aún.

—La forma de la nariz es la misma.

—Si tú lo dices...

Damos una calada al cigarro los dos a la vez y suelto el humo, dándome cuenta de que ya empieza a hacer frío, y que tengo que plantearme hacerle caso a mi abuela y empezar a llevarme la chaqueta.

—¿Cómo te va con Gin? —pregunta Drake —Sé de más que bien, pero también sé que pronto se va.

Agacho la cabeza por eso último que ha dicho y asiento, tomando una respiración profunda —En unos días —lo miro —Y estamos mejor que nunca, pero yo estoy destrozado.

—Es normal teniendo en cuenta los kilómetros que os van a separar, pero yo a esa relación le veo demasiado futuro como para no confiar en que todo va a salir bien.

—A eso me aferro, a que todo el mundo nos ve con futuro.

Frunce su ceño —¿Tú no le ves futuro?

Trago grueso —Claro que si, Drake, pero he pasado por tanto hasta llegar a este punto con ella, que me da pánico que algo salga mal.

—El miedo solo te hará perder, Noah, y tú no has parado hasta conseguir el corazón de la chica de la que llevas enamorado toda tu vida, ¿Vas a echarte atrás ahora?

LA SOMBRA DE LAS MARIPOSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora