Mi persona favorita

404 39 9
                                    

Capítulo 10. La historia se repite.

Noah.

El pecho me duele cómo el infierno.

El berrinche de Gin me había enfurecido porque yo sólo quería ayudarla, pero hasta ahí. Con lo que no esperaba encontrarme al salir del baño, es con mi padre, junto a una rubia que no conozco de nada y una ropa que estoy poco acostumbrado a verle puesta.

No entiendo que hace aquí, no sé porque se le ha ocurrido pisar Seattle, y ahora estoy intentando encontrar una respuesta en mi cabeza mientras las lágrimas se acumulan en mis ojos y veo cómo me mira.

Con el mismo amor de siempre, el que tanto asco me da.

—¿Jeremy? —la niñata habla, pero yo no reacciono.

—Hola, Gin.

Veo por el rabillo del ojo cómo la hija de los Disel me mira y después de unos segundos así, se planta delante mía para saludar al ser que me dio la vida.

—Cuanto tiempo, pequeña Disel —se acerca a darle un beso en la mejilla y oigo a Gin reir —Estás preciosa, igual que siempre.

—Muchas gracias, Jey, tú también estas genial —asiente —Cada vez más joven.

Mi padre se ríe y yo aprieto los puños porque no hay nada que me joda más que verlo feliz.

No se lo merece.

—Nora te estaba buscando para disculparse —levanto la cabeza para ver qué señala a la Barbie de plástico y esta sonríe tímida, acercándose después a la chica que me quiere lejos de su vida —Es mi novia.

¿Su novia?

—Siento mucho haber arruinado tu outfit —agarra sus manos y Gin las mira —Vas espectacular vestida, y yo...

La niñata niega restándole importancia y yo solo quiero llevármela lejos de aquí —No te preocupes, no ha sido queriendo, y mi abuela es un as quitando manchas como esta.

La chica asiente con una sonrisa de agradecimiento y después sus ojos se posan en mí, alejándose de Gin y haciendo a esta dar un paso hacia atrás. No conozco a esta mujer de nada y tampoco sabia que mi padre había rehecho su vida, pero supongo que es normal teniendo en cuenta que no he querido saber nada de él desde aquel tres de enero.

Cierro mis ojos y trago grueso.

—¿Tus padres bien? —pregunta Jeremy.

Gin asiente y agacho la cabeza, escuchando solo el murmullo que proviene del restaurante y sintiendo la incomodidad por cada parte de mi cuerpo.

—Hijo...

¿Ahora?

Lo miro y él ladea su cabeza —Papá...

Sonríe —¿Cómo estás?

Suspiro —Estoy bien ¿que haces aquí?

Me mira unos segundos, en los que yo me dedico a volver la cara hacia la niñata porque solo mirarla me hace mantener la calma. Ella me mira de vuelta, preocupada, y la veo tragar grueso antes de volver la mirada de nuevo hacia mi  padre.

—Tengo negocios que cerrar por aquí —dice —Te he llamado un montón de veces para que nos pudiésemos ver, pero no...

—No me gusta perder el tiempo —lo miro —¿Algo más? Tengo prisa.

No quiero seguir aquí ni un segundo más, y conociendo las habilidades que tiene esta persona como detective, no me creo una mierda del cuento ese de que está aquí por negocios.

LA SOMBRA DE LAS MARIPOSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora