4.1 Larga noche de consuelo.

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Albedo se notaba bastante decaído desde que supo lo de Aether y Mona, ¿y cómo no estarlo? Si al final de cuentas, la chica de la que estaba enamorado jamás compartiría ni aunque fuera un día de su vida junto a él, lo que le caía bastante mal.

Eso sí, pudo haber roto relaciones con Aether, pero con los amigos en común con él, era obvio que no. En este caso se trataba de Razor y de Bennett, los cuales justamente le preguntaban por qué había ocurrido lo de ayer.

-Pensé que era mi amigo...pero se le declaró a la chica que me gusta...y ahora son novios.

-Vaya, hasta yo admito que ese es un golpe bajo. Aether se lo tenía bien guardado. -Mencionó Bennett.

-Pues sí fue bastante feo lo que te hizo, pero solo es una chica, hay más en el mundo, Mona no es la única, y si bien admito que es muy hermosa, tanto que parece modelo, tampoco es para que pienses que es el fin del mundo. Aparte, él es muy pusilánime, no le gusta enfrentarse a las personas por temor a lastimarlas.

-Y las termina lastimando...así que solo parece que no sirvió de nada.

-Así es, Albedo. Insisto en que debes darle otra oportunidad, al final de cuentas, son mejores amigos.

-¡Una mierda! ¡Solo nos hablamos por dos semanas, así que nunca fue mi mejor amigo, ni un conocido debo considerarlo!

-Mejor cambiemos de tema, no tiene caso seguir con esto. -Suspiró Bennett.

Los tres amigos prefirieron disfrutar el receso, pero como no era raro, mientras Razor y Bennett jugaban futbol, Albedo leía un libro, pues si bien no podía ser un deportista, sí que podía darse sus lujos en cuanto a las erudiciones.

Bennett estuvo a punto de anotarla, pero debido a sabrá Dios qué, al momento de patearla, no solo no lo hizo, sino que se tropezó, por lo que el balón pasó a pies enemigos, Albedo solo se rió, pues ciertamente no estaba de humor, pero no podía negarse a reír en los momentos divertidos. Si se iba a morir, que al menos fuera riéndose.

Sacarosa llegó, tímida, sentándose a su lado, parecía una pequeña gatita asustada, pero su contrario en realidad no le prestaba atención en lo absoluto al estar más centrado en sus estudios, quizá por eso es que le iba tan bien en la escuela, pues su salud era precaria, pero no su ingenio.

-¿Qué lees? -Preguntó ella, aun tímida.

-A Nicola Tesla, su estudio de la física me llama mucho la atención, en realidad por eso me siento triste de que no nos den física en este año...es para el próximo, y realmente no sé si podré a alcanzar a ver ese tema tan interesante para mí.

-¿Lo dices por qué está casi al final del programa?

-Sí, así es. -Mintió. -Puede que lleguen vacaciones y adiós a mis esperanzas. Aunque en realidad también destacas en ciencias, Sacarosa, eres muy buena.

-Gr-gracias...si es que la literatura no me gustara tanto, estaría en ciencias, contigo.

-La literatura es más exigente que las ciencias, ya deberías saberlo. -Él le ofreció el libro que leía. -Si bien es cierto que la ciencia puede crear milagros conforme avanza, no puede eliminar del todo las miserias de este mundo. Pero la literatura crea sin dificultad mundos perfectos, donde no hay dolor ni sufrimiento, solo alegría y perfección...vivir en un libro sería magnífico.

-No estoy muy de acuerdo. Los libros también son trágicos, hay dolor y sufrimiento.

-Pero siempre hay luz al final del túnel. -Albedo tosió algunas veces. -Por eso prefiero un poco de esto de vez en cuando.

-Hum...¿por qué lo dices?

-Por nada en especial. -Volvió a toser.

Ambos siguieron platicando un poco más, especialmente sobre los temas de literatura, el detalle recaía en que, más por accidente que por casualidad, la muchacha mencionó al Innombrable, y de inmediato el condenado le cambió el tema.

(Otra vez) Los Enamorados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora