Uno

514 74 13
                                    


El timbre no dejaba de sonar. Quien quiera que estuviera tocando fue tan insistente que Pete se terminó despertando. Algo confuso miró la hora. Era la una de la madrugada. Asustado, bajó las escaleras y miró por la cámara de seguridad.

—¿Tutor? —murmuró mirando a su hermano gemelo en la pantalla. Abrió la puerta, asustado ¿Qué hacía allí?—. ¡Tutor! ¿Qué sucede?

Tutor lo miró entró dándole un empujón. Vestía un costoso traje negro y unos zapatos de charol en punta. Pete vio que en sus manos acarreaba una maleta bastante ostentosa.

—No sucede nada. Relájate. Sólo... digamos que tuve la necesidad de venir.

Pete sacudió la cabeza, aliviado más que nada, y entonces abrazó a su hermano. Por mucho tiempo había esperado volverlo a ver y eso estaba sucediendo justo ahora, aunque su hermano parecía nervioso.

—¿Por qué no avisaste? Tor, hace años no nos vemos.

—Lo sé, lo lamento. Fue una decisión instantánea. No tuve tiempo de telefonear. Ni siquiera sé si tienes el mismo teléfono. Yo... siento la distancia.

Pete miró a su hermano con perdón. No importaba si ahora estaba aquí conversando con él.

—Perdonado. Ven, siéntate —Pete se sentó en el sofá de la sala y dio unos golpes al lugar a su lado—. ¿O quieres dormir?

Tutor frunció el ceño, tomándose un momento para pensar.

—No. No quiero dormir aun. Está bien así.

—Estás nervioso ¿Qué sucede?

Tutor se acomodó el cuello de la camisa y avanzó, sentándose al lado de Pete.

—¿Te he hablado alguna vez de Ae Intouch? —preguntó. Sin dar pie a que Pete respondiera agregó: —. Es mi esposo. Me casé hace dos años.

No, Pete no lo conocía. Ni tampoco su hermano le había hablado de él. De hecho, hace tres años no se hablan en lo absoluto. Pero si no se equivocaba había escuchado el nombre de Ae por un amigo de Tutor. Estaba por decírselo, pero una vez más, no tuvo oportunidad.

—Estamos mal. Estamos a pasos del divorcio —siguió Tutor—. Estoy muy estresado.

—Lo siento.

—No lo hagas. Aun no me divorcio. —respondió y se levantó—. Tengo una carta en la manga.

Pete vio los ojos de su hermano brillar.

—¿Cuál? —preguntó muy despacio.

—Necesito unas vacaciones. Pero si me voy ahora, Ae terminará pidiéndome el divorcio y eso puede afectar todo mi trabajo en la empresa. Tal vez no lo sepas, pero trabajamos juntos. Él está más arriba que yo en este momento. Por eso estoy aquí. Necesito tu ayuda.

Pete pestañeó varias veces, confundido

—¿En qué puedo ayudarte?

—Sustitúyeme.

—...

—...

—Tienes que estar de broma —Dijo Pete sin poder creer aquella propuesta.

—No. Ni Ae, ni nadie en aquella empresa sabe de ti. Y si lo supieran, jamás pasaría por su cabeza un intercambio así.

—Eso no importa —Respondió Pete, aunque le dolió saber que nadie sabía de su existencia—, la cuestión es que lo que me pides es imposible. No podría engañar a nadie para que creyera que soy tú.

—Somos gemelos. Sólo... —Tutor lo miró de arriba abajo. Pete sabía que lo estaba viendo, su pijama de bugs bunny, algo que Tutor jamás usaría—, debes llevar mi ropa y nadie sospechará nada.

—Tor... me descubrirían a los cinco minutos. Además, ¿en verdad crees que dejaré mis cosas de lado para sustituirte?

—Sí.


—No. No lo haré. No somos niños. Y si lo recuerdas, siempre nos atrapaban. Somos gemelos, pero muy distintos.

—Lo harás. Pete, si regreso me dará algo. No puedo respirar. Y Ae es...

—Tal vez sea mejor ese divorcio —lo interrumpió Pete.

Tutor frunció el ceño y de repente se balanceó. Pete se asustó y lo tomó en brazos para volver a sentarlo. Vio cómo su gemelo llevaba una mano para masajearse la sien.

—¿Tor? —Preguntó en voz baja.

—Pete, si me divorcio ahora, todo lo que he logrado escalar en la empresa puede ir cuesta abajo.

—¿De verdad crees que yo puedo mantener tu estatus?

—Claro que sí... —Tor volvió a masajearse la sien pero se puso de pue. Pete podría creer que solo actuaba, pero su hermano estaba pálido de repente.

—Ven aquí, vuelve a sentarte ¿Estás mareado?

—Migraña...

Pete se apresuró en ir por algo. Él no solía tener muchos dolores de cabeza, pero debería de tener algo. Encontró una pastilla que sería muy suave para Tutor pero tal vez le volvería algo de color. Se apresuró en buscar un vaso y lo llenó de agua antes de volver a la sala.

—Toma, tal vez puede ayudarte un poco —tendió la pastilla y el vaso. Tutor la tomó sin mirarla. Entonces se dio cuenta que su hermano no mentía cuando decía lo estresado que estaba. Su gemelo entrecerró los ojos y sin ninguna entonación volvió a su problema.

—Pete, de verdad necesito que hagas esto por mí. Sé que no somos niños. No estoy pidiendo que hagas un examen por mí ni que cumplas mi castigo.

—No, tienes razón. Me estas pidiendo algo peor, me estás pidiendo que engañe a tu esposo.

—Quiero salvar mi matrimonio, Pete.

Pete suspiró. No podía creer que su hermano hablara en serio, sin embargo... Tutor aún estaba pálido. Si regresaba, no solo su matrimonio terminaría ¿Qué pasaría con su salud? ¿Cómo podría dejar que se destruyera a sí mismo de esa manera? Con una sensación de incredulidad, Pete empezó a hacer preguntas acerca de donde vivía Tor, que sin soportar el dolor de cabeza terminó acostándose sobre sus piernas mientras respondía. Pete lo interrogó sobre la empresa donde trabajaba. Cuando escuchó que trabajaba casi todo el día frunció el ceño. Además descubrió que pasaba horas con colegas que no eran Ae.

—¿Cuándo ves a tu esposo?

—Muy poco. Lo sé. Pero... Pete ¿No tienes algo más fuerte para la migraña?

—No, lo siento

Tor asintió y se quejó.

—¿Qué preguntabas?

Pete se mordió el labio. Su pregunta había alterado a Tutor. No era su intención decirle que tal vez debería trabajar menos. Su gemelo era ambicioso. Quería todo o nada. Pete suspiró y le acarició su cabello.

—Cuéntame más de Ae.

—Es sencillo, si bien tenemos una casa grande, pasa más tiempo en el jardín y en la cocina. La casa es por mí. Su defecto más grande es su temperamento... es... muy celoso... —Pete se puso tenso. Su hermano lo notó y por primera vez rió un poco antes de quejarse de la migraña—. No es lo que estás pensando. Nunca me puso la mano encima. Pete, él nunca perdería el control.

—De acuerdo. Te creo —Escuchó otra queja de parte de Tutor y vio una lágrima caer por su mejilla—. Ven, vamos a la cama.

—Estás enojado con Ae —Susurró Tor.

—Un poco. Entiendo que trabajas mucho... eres un trabajador obsesivo. Pero si no te apoya... ¿por qué te preocupa tanto? ¿Es solo por la posición en la empresa? Tor...

—Pete, Ae es mi marido. Sé que suena frio para ti, pero quiero la empresa y a Ae. Él ha estado conmigo todo este tiempo... —Tor no pudo seguir hablando. Escondió el rostro debajo de la almohada mientras agarraba su cabeza y lloraba.

—Ire por algo más fuerte a la farmacia.

—Gracias.

—Tor, una cosa más ¿Cuándo se supone regresas a tu casa?

—Mañana por la tarde.

Si salía temprano, Pete calculaba que llegaría bien. Sí, lo haría. Por su hermano.



Nota: Así comienza esta historia. Espero que les guste ;)

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora