Treinta uno

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Pete se quedó en casa todo el día, demasiado hundido en su propia tristeza como para salir siquiera del apartamento. Con el objetivo de por lo menos mantenerse se entretenido se dedicó a limpiar las habitaciones. No sirvió de nada, al igual que por las noches, fue devorado por los recuerdos de su tiempo junto a Ae. En más de una ocasión se había dicho así mismo que retomara su vida, pero, ¿Cómo podría retomar a su vida después de cómo se habían dado las cosas?


"Pensé que me había enamorado de mi esposo", luego de esa frase, el dolor atravesó su corazón cuando su hermano salió detrás de él en vano.

Saber la vida podría haber llegado tener si las cosas se hubieran dado de otra manera lo hacía peor. Jamás había sentido un dolor tan grande en su corazón. Regresó a la realidad, se limpió las lágrimas y decidió detener lo que estaba haciendo para ir a la cocina y buscar un vaso de agua.

La cocina era el lugar que menos frecuentaba. Terminaba su vaso cuando recibió una llamada de Can que sin intención aumentó la tristeza que sentía.

—Pete, —sonrió un poco ante lo fácil que se había adaptado a su nombre real—, tengo novedades. Desde luego, Ae no puede enterarse —advirtió. A Pete le dio un vuelco el corazón de solo oír el nombre de Ae y cómo había reaccionado—. Es sobre el mail con fotos de Tutor. El fin de semana que viene iré para darles los papeles en persona.

—Gracias, Can, por todo lo que has estado haciendo.

—Mi sentido de justicia es grande, Pete. Nos estamos comunicando.

—Adiós.

Cuando colgó necesitó salir de la cocina y subió las escaleras de dos en dos. En verdad había intentado no pensar de forma consciente en Ae, pero estaba rodeado de cosas y personas que lo hacían imposible. A veces, como ahora, Pete se preguntaba si la reacción de Ae era debido a su confesión, o si era su reacción al dolor de la traición, o ambas. Sí, estaba seguro que Ae debía estar tan hundido como él.

Si es que en verdad se enamoró de mí.

¿Esto era lo que hacía para aliviar el dolor? ¿No querer saber nada de él? Sí, era muy probable.

Estaba llegando cuando se topó con su hermano vestido con...

—¿Esa es mi ropa? —Preguntó.

Tutor vestía uno de sus conjuntos deportivos. Si era objetivo, fue como verse a sí mismo, más de lo normal. Tal vez el hecho de él mismo había bajado de peso influyera.

—Sí, ¿puedo tomarlo?

—Ya lo hiciste

—Sí, bueno ¿lo siento? No tengo ropa deportiva, pero me la quito si quieres.

Habían hablado muy poco desde lo sucedido.

—No, está bien. Es raro. No solo porque difiere a lo que usas usualmente, sino porque... olvídalo. ¿Cuál es la ocasión?

Tutor respiró hondo.

—Estaba pensando, he pasado mucho tiempo encerrado —la mirada de Pete viajo a su muñeca. Su hermano se percató y se la mostró. No estaba roja y la herida estaba sana—. Lo estoy llevando bien, pero creo que tomar aire será bueno, ¿quieres venir conmigo? —Él también había pasado mucho tiempo encerrado, sin embargo, no le apetecía salir. Su hermano debió leer su respuesta porque sus palabras salieron ansiosas y apresuradas—. Podemos encontrarnos con Fighter y Sean. Sean pregunta mucho por ti —Pete hizo una mueca mientras su pecho se sacudía. Entonces, su hermano agregó—: Fighter también...

—Tor...

—Tienes que salir de casa, Pete. Vamos, ¿sí?

—Está bien. Déjame cambiarme.

*** 



A pesar de cuanto había querido resistirse a salir, Pete se encontró disfrutando las cometas en el cielo y los olores de los carros de comida que llenaban la feria de la plaza.

—¡Pete!

Bajó la vista hacia Sean cuando lo escuchó llamarlo. Se acercó al él.

—Lo haces muy bien, Sean. Tu cometa es la más alta.

—Gracias a ti

Pete le había estado guiando como podía, le sonrió y luego dio la vuelta, divisó a su hermano conversando con Fighter. Eran solo amigos, gracias a él. Fighter y Sean era lo único que mantenía en pie a Tutor, y él tuvo que ir a rogarle al hombre que al menos le hablara como viejos conocidos. Vaciló antes de seguir ayudando a Sean con su cometa, pensando que él no tenía un pilar de esa magnitud pero estaba bien con eso, debía ser su castigo.

—Oh, eres uno de los gemelos del intercambio, ¿no es así? —la cercanía de la voz sobresaltó a Pete.

—Todd —murmuró, dejando atrás la pregunta sobre cómo lo supo, porque bueno, de seguro en la empresa todo el mundo lo sabía de alguna manera.

—¿Puedo saber quién eres? —Dijo mirando en la dirección por donde se acercaba Tutor—. Me habían dicho que era fácil reconocerlos, pero eso no es cierto...

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora