Treinta

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Tin despotricó un poco más contra el dueño y el encargado del lugar. Pete solo podía verle la espalda y escuchar algunos de sus gritos. Suspirando, le pidió a Zon y a Saifah que lo detuvieran pero fue en vano, solo dejándole gritar un poco más regresó.

—¿Te encuentras bien? —preguntó, respirando agitado mientras lo miraba con ojos llenos de preocupación real, algo que desconcertó un poco a Pete.

—Sí —respindió—, estoy bien gracias a que Zon actuó rápido —respiró hondo—. Pero no debiste hacer eso, gritarles así... no es su culpa —Pete se sobó la garganta—. Sólo quiero ir a casa...—intentó ponerse de pie haciendo una mueca cuando estiró la rodilla—. Estoy bien —estiró el brazo, evitando que Tin se acercara—. Solo quiero irme a casa ¿por favor? —Estaba todo menos bien. Se sentía fatal. Esperaba no encontrar a nadie en casa.

—Déjame llevarte —se ofreció de inmediato Tin.

—¡No! —gritó Pete—. Lo siento, no quise gritarte, es que... Zon, Saifah, ¿pueden llevarme, por favor? —Los chicos se miraron entre sí antes de asentir—. Gracias —Dejó a Tin atrás. Jamás vio su teléfono, ni siquiera lo había puesto a cargar, por lo que no tuvo advertencia alguna de lo que estaba esperándole.

***

—¿Tin no habló contigo? —Preguntó Tutor a Ae.

—¿Tin? —Ae negó—. Me llamó, pero no estaba... ¿él...?

—Oh...

Los ojos de Ae se abrieron en comprensión. Ahora todo ¿cobraba sentido?

"Hacerse pasar mí"

Ae levantó la mirada, sintiendo el peso de las palabras.

—¿¡Sólo Oh!? —reclamó.

—Ae...

—¡Ae, nada! —Gritó—. ¡Eres-! —dijo, apretando los dientes cuando la puerta de casa se abrió, dejando a la vista como Pete entraba, doblando con cuidado la pierna con cada paso que daba.

Ae pudo sentir su corazón latiendo con rapidez cuando lo vio. Inspiró con fuerza ante las amenazadoras formas que pensaba para enfrentarlo. Una parte de él, el sentido común, le decía que no lo hiciera. Otra, sólo quería gritarle, especialmente cuando lo vio con la verdad en su poder.

Pete entró a la cocina, no los había visto aún, miraba el suelo, muy encimado en sus propios pensamientos.

Oh, sí. Ahora podía verlo claramente. Pete usaba ropa cómoda, suelta. Tutor frente suyo hasta había tenido la decencia de colocarse un reloj elegante. Pete le sonreía todo los días, como en ese momento cuando levantó el rostro y lo vio. En cambio, estos días Tutor solo parecía harto de verlo.

Rió.

El que actuaba como el Tutor de los últimos meses era Pete, pero era porque había sido el mismo Pete, aunque esta realización quedó guardada de inmediato.

—¡No puedo creerlo! —Exclamó.

Pete había llegado al centro de la habitación cuando se percató de los ánimos. Se quedó paralizado ante el brillo repentino en sus ojos. Cuando Pete enfocó a Tutor con la vista, emitió un gemido audible. Ae los miró con incredulidad.

—¡No! —gritó cuando notó a Pete retroceder—. Entra, es tu casa. Acércate, únete a la fiesta, , ríete de mí.

—¿Q-qué? —Empezó Pete—. Yo no-

Pero Ae negó a otorgarle la palabra.

—¡Oh! ¿Qué? ¿Tú no te reíste de mí? No, seguro que no, tan solo te preocupaste, ¿verdad? ¿Te aseguraste que no me percatara que no eras Tutor, no es así? ¿Se te da bien? —Su tono iba en aumento—. Hacerte pasar por tu hermano, digo. ¿Es la primera vez que lo hacen? No, seguro que no.

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora