Dos

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Nota: Hola ¡Qué bueno que el primer capítulo les haya gustado y atrapado! Les dejo el segundo. Antes, debo confesar que tengo un problema con esta historia que no es malo, es sólo que la fui escribiendo tan inspirada que me fue muy difícil elegir donde empieza un capítulo y donde termina así que empecé a escribirla sin dividirla y eso lo hago cuando edito. Igual sigue siendo muy difícil xD, así que tal vez haya capítulos muy largos algunas veces y otros muy cortos. 


¡Santo Dios!

Pete estaba parado sintiéndose incómodo con el traje de su hermano, y aquella frase es todo lo que podía pensar ¿Por qué? Porque Tutor le había mentido. Ae no era nada amable. Estaba esperándolo al bajar del avión, sí, pero con cara de pocos amigos. Estaba claro que estaba lejos de amarlo, prácticamente lo detestaba y no tenía problema en hacérselo notar. Pete había intentado sonreírle, pero Ae solo giró dándole la espalda y empezó a caminar sin apenas un saludo o intercambio de palabras. Tampoco lo esperó, por lo que Pete se vio en la necesidad de correr para alcanzarlo acarreando su maleta.

Una vez en el auto, Pete se mantuvo rígido ante los ojos fríos y ausentes de cariño de Ae. Aprovechó su ignorancia para evaluarlo. Tutor le había mostrado fotos, razón por la que lo identificó con facilidad, sin embargo, el Ae que tenía a su lado y el de las fotos de su hermano eran diferentes. El Ae en fotos sonreía a la cámara, este no sonrió en todo el trayecto. Aunque no podía negar que sí era guapo. Se sintió tentado a tocar aquella piel sedosa y brillante. O al menos obtener una mirada siquiera del hombre. Un poco de su atención hubiera bastado.


—¿Te llevo a casa o la oficina?

Pete saltó en el asiento ante la repentina pregunta de Ae. La primera. De hecho, su primera interacción desde su llegada. Su voz era grave, algo rasposa. Pete lo miró, intentando recordar la pregunta. Tutor le había dicho que esa noche a las 20 hs tenía una reunión en la empresa, pero apenas eran las 17 de la tarde.

—A... —se aclaró la garganta—. A casa. No debo estar en la empresa hasta las 20.

Ae elevó una ceja antes de mirarlo con incredulidad.

—¿Y no vas a ir a preparar lo que sea que debas preparar?

Parecía haber algo escondido en sus palabras, pero Pete estaba tan nervioso que no tuvo tiempo de pensar en ello. Segundos después pensó que Tutor de verdad iría horas previas a la oficina a preparar todo, pero él ya había estudiado la presentación que daría su gemelo en el avión y recordaba cada palabra ¿Por qué ir antes?

—No. Ya tengo todo preparado. Lo hice en el avión —Respondió.

Hubo un breve silencio en el que Pete llegó a creer que acababa de ser descubierto.

—¿En serio quieres ir a casa? —volvió a preguntar Ae lleno de incredulidad. Pete se olvidó de lo frío que había sido hasta el momento y se compadeció de él. Su gemelo parecía ser más que un trabajador compulsivo y obsesivo.

—Sí, de verdad —Tuvo la intención de estirar su brazo y rozar la mano al volante de Ae, pero no estaba seguro que tan cariñoso podría ser Tutor.

—Bien, a casa entonces.

Cuando Ae detuvo el auto frente a unas rejas y estas se abrieron automáticamente, dejandolos avanzar y dejando a la vista la casa, la que pudo verse mejor una vez estacionados frente, Pete pensó que el término casa no era correcto. Casa le quedaba pequeña. Aquella parecía más una mansión como la de las películas extranjeras ¿Qué acaso no vivían solo Tutor y Ae allí? ¿Su hermano en verdad había solicitado esta casa?

Ae le abrió el maletero y esperó que fuera por su equipaje. Pete había logrado subirlo con éxito en el aeropuerto, pero ahora estaba teniendo problemas para sacar su maleta. Algo se había enganchado y no sabía qué hacer. Entonces escuchó a Ae suspirar en frustración y pronto lo tuvo a su lado.

—Déjame ayudarte

—Gracias

Las manos de Ae se congelaron y lo miró, sorprendido. Pete esta vez no entendió la reacción. Solo había dicho gracias.

Después de eso, Pete se encargó de llevar su maleta, siguiente a Ae en todo momento. Mientras se acercaban a la puerta se podía escuchar un par de voces al otro lado. Pete cometió el error de prestar atención.

—Sí, debe llegar en cualquier momento. El señor Ae es tan ingenuo. No sé cómo no puede ver que ese hombre es solo un oportunista avaricioso que no haría nada si no fuera por dinero —dijo una de las voces.

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora