Veinte

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Tum tum tum tum

El corazón de Pete latía demasiado rápido.

¡Ya basta! Pensó. Ya deja de latir así, ordenó casi inútilmente a su corazón enamorado.

Ae no mostró preocupación por él. Por supuesto que no lo haría. Su dolor, llanto y caricias, cualquier tipo de reconocimiento seria para Tutor. A él solo lo miró en shock. Por supuesto que eso también lo haría, era una réplica de su esposo. Había ido a su negocio como dijo, salvo que no se quedó mucho tiempo allí, en cambio, tomó su teléfono e hizo una llamada desesperada, de esas que haces en momentos desesperados.

A situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

Por eso ahora estaba en un parque, con los nervios de punta. Su desesperación de no saber qué hacer, imaginándose como Tutor estaría diciéndole en parte la verdad y en parte una mentira a Ae, lo obligó a llamar a Fighter que, contra todo pronóstico, no tuvo problemas en venir a verlo.

—Toma —Le dijo Fighter, pasándole una lata de té helado. Pete la tomó.

Ahora que podía prestar más atención al ex de su hermano notaba que los años lo habían cambiado. Vestía una remera negra debajo de una camisa leñadora clásica roja con negro, y unos jeans sueltos. Si bien el atractivo en sus rasgos no había desaparecido, sí lo había hecho su mirada arrogante y su sonrisa despectiva. Ahora parecía alguien más... bueno, amable y accesible.

—Gracias —pronuncio y apartó la mirada para depositarla en los juegos infantiles frente suyo. Sean en ese momento hablaba con otros niños. Era un pequeño muy sociable—. Lamento haberte llamado —agregó—. Sé que no quieres saber nada de nosotros y te pido perdón desde ya, pero no sabía a quién más llamar. Cuando Ae apareció en la puerta yo....

—El esposo de Tutor, ¿verdad? —preguntó Fighter. Pete miró su perfil, su mirada fija en su hijo. Una ola de escalofríos recorrió a Pete.

—Sí, el esposo de Tor.

Fighter sabía la verdad ahora. Sabía que Tutor lo había engañado haciéndose pasar por él, sabía que estaba casado, y sabía que había mandado a Pete a hacerse pasar por él para salvar su matrimonio. Ahora sabía del intento de suicidio de Tutor también. Pero no sabía exactamente por qué. Eso Tutor no llegó a decírselo, Pete no sabe si a consciencia o porque Fighter se negó a seguir escuchando.

Pete regresó la vista a los juegos infantiles y se percató que Sean lo miraba con aprensión.

—Todavía no entiende que no soy con quien salías, ¿verdad? —le preguntó.

—Bueno, no salía, salía —repitió, haciendo énfasis en la palabra—, exactamente con tu hermano, nos veíamos, en mi cabeza salíamos, okey. De ahí mis celos al ver que llamaba a un número y lo tomé y te marqué. Cuando escuché tu voz la verdad es que se me pasó por la cabeza la verdad pero... —Fighter sacudió la cabeza—. Jamás pensé que fuera la realidad. Y sí, llevas la razón, no lo entiende. Es un niño, anoche me preguntó si ustedes habían jugado a juego de gemelas otra vez, y si por eso estaba enojado.

Pete se quejó.

—Juego de gemelas es unas niñas ¿verdad?, Tor y yo somos adultos y maduros como para eso, pero es básicamente lo que hicimos. Lo siento.

—Pete... ¿Cómo ha estado Tor?

Vaya, pensó Pete, Fighter, pese a haberse marchado y decir que no quería saber más nada parecía genuinamente preocupado.

—Desanimado después que no quisieras volver a verlo. Oh, no te lo hecho en cara. Estás en tu derecho de odiarnos. Me doy cuenta que jamás debí haber aceptado. O al menos debí saber que algo andaba mal después del mes. Una vez más, gracias por venir. Y aunque no lo creas, y hayas sido engañado, gracias por haber ayudado a Tutor este tiempo. Dice que mejoró gracias a tu compañía.

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora