Veintidós

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Cuando Pete despertó a la mañana siguiente, deseó haberlo hecho teniendo como único problema en su vida escoger la ropa para el día. Pero era Pete Pitchaya, un gemelo que se hizo pasar por su hermano y le mintió a tantas personas como Tutor lo hizo y para variar, se enamoró del esposo de su hermano. Y despertó sabiendo que tenía al esposo con el hermano correcto en una cama a metros de su habitación, solo separada por una pared.

Se fregó los ojos.

Mierda.

Había dormido muy mal. No se molestó en ir al baño, sólo se pasó una mano por su alborotado cabello y pasó muy rápido por delante de la puerta de la pareja casada y bajó las escaleras casi corriendo. Necesitaba un maldito café ¿Estaría mal agregarle unas gotas de licor? Él no era de esos pero pronto sintió que debería de serlo.

Optó por café negro, sin azúcar, tal vez ayudara más que algo de alcohol. Estaba a punto de darle el primer sorbo a su taza cuando vio a Ae y a Tutor entrando a su pequeña cocina. No venían de la mano, pero Ae tenía la suya detrás de la espalda de Tutor, un gesto cariñoso y protector que había identificado en él.

—Buenos días —los saludó, esforzándose al máximo por dedicarles una sonrisa, pero sus músculos parecían en huelga y estaba seguro que en su rostro solo se mostró una mueca sin sentido—. ¿Quieren algo de desayunar? —Preguntó, revolviéndose el cabello otra vez—. Hay café, pero puedo preparar té o algo más sólido, como unos huevos.

—No hace falta —respondieron al unísono, algo que no le sentó bien a Pete.

No puedo estar sintiéndome tan celoso pensó.

Tutor se adelantó.

—Yo haré nuestros desayunos. Tomaré un té ¿Tú, Ae?

Pete quería preguntarle qué haría con Ae. O mejor dicho ¿Cuánto le diría? ¿Cuánto le había dicho? ¿Se quedaría con él? ¿Regresaría? ¿Buscaría a la persona que le hizo daño? ¿Cuándo?

Antes de que Ae llegara, su hermano tenía claro que difícilmente existiera una conexión entre ellos, Fighter era quien le había hecho sentir cosas que hace mucho no sentía y había ayudado a su estrés y pensamientos oscuros, y ante todo, parecía no guardarle rencor por el pasado.

Algo era seguro, si hasta ahora Ae seguía allí era porque Tutor no había dado ningún paso hacia esa dirección. A Pete le dolía. Se apartó de la cocina cuando escuchó a Ae responder:

—Creo que tomaré café, me serviré yo mismo —entonces lo miró, a él, a Pete, y Pete se dio cuenta que seguía mirándolo. Como un adolescente pillado haciendo algo malo apartó la mirada.

—La cocina es toda suya —murmuró. Bebió su café de una sola vez y salió—. Por cierto —se detuvo al pasar cerca de su hermano—, te veo con más color, eso es bueno —y era cierto. Entonces se dio cuenta de algo más, Ae estaba haciéndole bien si hoy estaba con más color.

¿Su hermano estaría confundido o algo así?

Finalmente, desechó enredarse en esos pensamientos y subió las escaleras y se aseó y cambió para volver a bajar.

—Iré a mi negocio —gritó, ya estando en la puerta—. Tengo una cita a la hora del almuerzo, no creo que regrese —volvió a mirar a su hermano que salía al pasillo con una taza y un saquito de té en ella—, has que tu esposo se sienta como en casa —y huyó.

No tenía una cita, pero tendría que organizar una ¿Fighter estaría disponible una vez más? Esperaba que sí.

***

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora