Veintisiete

352 60 6
                                    

Pete vio su propia figura reflejada en los ojos de Ae encima suyo. Estaban tan cerca uno del otro que su corazón se aceleró pensando que bastaría acercarse sólo un poco más para conseguir un beso.

—Ae... —quítate. No, bésame—. Yo... —Las palabras lo abandonaron. Sólo podía pensar en una cosa: Ae. Inconscientemente, levantó un poco más el rostro, acercándose mucho más al rostro de Ae. Quería besarlo, allí, ahora. Basta, se dijo—. ¿Puedes... levantarte? —logró decir con esfuerzo y mucho autocontrol, tanto, que en ese momento las venas se notaban en sus manos por tenerlas cerradas en un fuerte puño. Ae, sin embargo, no se movió. Estaba seguro que la situación no era tan difícil para Ae como para él. ¿Por qué no se apartaba? Si no lo hacía iba a besarlo. ¡Y muchas cosas más!—. No... no puedo ponerme de pie si no te levantas... —volvió a requerir mucho autocontrol, la razón y la mente no estaban de acuerdo.

—Lo sé —dijo Ae.

Pete pestañeó.

—Entonces, ¿por qué no te mueves?

Ae lo tenía tan apretado que todo su cuerpo estaba en contacto con el de él. Pete ahora estaba sin aliento. La proximidad de su boca, el fresco aroma de su piel estaban enloqueciéndolo. Entonces, Ae finalmente pareció reaccionar y se levantó de un salto.

—Lo siento —dijo, acomodándose la ropa. Pete notó sus mejillas rojas y su corazón volvió a traicionarlo.

No es eso, se dijo. No es por ti.

—Descuida ¿estás bien? —Esta vez no se tropezó con nada y logró ponerse de pie, sin embargo, debió quejarse por el dolor en la rodilla cuando flexionó para impulsarse—. Rayos —siseó, y se mordió el labio, produciendo otro dolor allí donde se había roto—. ¡Mmh!

—Tú no, ven aquí, dime dónde tienes un botiquín, te limpiaré las heridas. En serio, perdón, no te vi.

Pete le indicó dónde conseguir el botiquín de primeros auxilios en la planta baja, tomándose ese tiempo para tranquilizar su corazón, y otras cosas, antes de que tener a Ae arrodillado frente suyo, limpiando primero su rodilla. La sensación de deja vu fue bastante grande respecto al primer día cuando lo conoció. En todo el proceso, no pudo sacarle los ojos de encima.

—Perdón si arde, es necesario desinfectar —le dijo Ae.

—Lo sé, tranquilo. Y gracias, podía hacerlo yo mismo. Es más, es mejor que vayas con Tutor —intentó arrebatarle el pedazo de algodón sin éxito cuando Ae sacudió la cabeza.

—Está descansando, y yo necesitaba pensar... venía distraído cuando me tropecé contigo. Una vez más —dijo, ahora poniendo una venda alrededor de la rodilla—, lo siento. Tengo muchas cosas en mi cabeza en este momento.

—Una vez más, deja de disculparte —entonces Ae se puso de pie y empezó a desinfectarle el labio—. ¡Ay! —no pudo evitar quejarse. No fue en sí por el ardor en la zona lastimada, sino más bien por cómo se sentía tener a Ae tan cerca de su rostro y poder verse nuevamente en esos ojos profundos y preocupados.

Pete sonrió ante la noción de que esta vez Ae estaba preocupado por él como Pete. Luego hizo una mueca, estaba conformándose con amabilidad, lo que era normal, no podía a aspirar a nada más. Vio a Ae levantar una ceja ante este comportamiento y fue inevitable sonrojarse.

—No te avergüences, está bien si te duele —soltó Ae, sonriendo. Había confundido su dilema y desilusión con dolor. Entonces fue Ae quien cambió de comportamiento y respiró hondo antes de soltar—: Tu hermano quiere firmar unos papeles de divorcio que honestamente había desistido de usar...

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora