Intercambio [AePete/ AeTor]

Veinticinco

Tutor respiró hondo.

Pete siempre había tenido razón. Siempre. En parte, Tutor sabía que esa era la razón por la que se habían peleado sino recordaba mal.

Sí, era cierto, Tutor aun censuraba la verdad de lo que pasaba. En su defensa, de verdad pensó en decirle a Ae todo cuando en verdad escuchó lo del divorcio y en verdad una pequeña parte de su mundo se desdibujó en ese momento.

A Fighter ya lo había dejado en el pasado, que a pesar de nunca lo demostró, esa separación lo había destruido. Tutor lo había amado. Años después, en Ae encontró aquello que a Fighter le faltó, lealtad a su palabra.

¿Cómo podía perderlo?

Pero cuando en su viaje hace ya prácticamente dos meses, descubrió algo más: estaba exhausto, el desorden alimenticio, las pastillas, las jaquecas, nada le daba tregua, y la falta de recuerdos sobre aquella noche no lo dejaban dormir, enfermándolo más allá de lo físico. De esa forma llegó a la conclusión de que hablar con Ae no iba a ayudarle. Entonces, se dio cuenta que estaba cerca de casa, de que tenía un gemelo. ¿Y si su gemelo lo ayudaba a tenerlo todo y no perder nada? Recordó que su hermano era alguien de corazón demasiado noble. El médico le dio un diagnostico que hubiera soñado favorecedor si el dolor de cabeza lo hubiera dejado escuchar. En medio del caos un plan se formó con la sucesión de un rayo.

Podía hacerlo.

Podía no perder a Ae ni pasar por otra ruptura en su vida.

Jamás dudó que Pete lo ayudaría.

Pero había algo con lo que no contaba, una voz que en su cabeza se había empezado a alzar entre la enfermedad y la debilidad emocional. Una debilidad que crecía con la culpa porque ¿Cómo es que había mandado a su hermano en su lugar? Aquello había sido una locura. Es decir, era imposible que lo descubrieran, pero ¿y si lo hacían? ¿Y la consciencia de su buen hermano? ¿Y la suya que ya lo atormentaba?

Era la primera vez que le hacía algo así. Sí, ellos se habían distanciado, pero jamás le hubiera hecho daño. No de esa forma. La culpa empezó a crecer cuando se dio cuenta que había mandando a engañar a su esposo. Fue peor cuando se percató que además no sentía una gota de celos. Ahora veía que la razón por la que no quería perder a Ae no era las mismas cuando perdió a Fighter, antes había sido amor, esta vez, egoísmo.

Así como el plan de no perder nada se había formado, pronto vio otra salida. Algo que aliviaría su culpa.

Desaparecer.

Se convenció de que Ae jamás descubriría a Pete. Y Pete podía darle a Ae de forma natural aquello que quería que él le diera. Estaba seguro que tener a Pete haría que el divorcio no sucediera. Ae era bueno, Pete podría caer a sus pies de forma natural.

¿Cómo es que ellos encajaban tan bien?

Sí, él solo tenía que desaparecer.

Lo intentó. Pero en cuanto volvió a abrir los ojos estaba en un hospital, débil, con cicatrices, consciente de lo que había hecho.

Entonces salió de allí y se encontró con quien años atrás rompió su corazón, uno que empezó a latir y a despertar.

No iba a mentirse, le dio coraje verlo allí, sonriendo. Pero entonces...

—¿Pete? —Fighter lo confundió. Y no pudo hacerle ver que se había equivocado. Él no era Pete. Pero no lo dijo.

Otro error.

¿Cuándo dejaría de cometerlos?

Esta vez nadie estaba haciéndole daño. No, esta vez era él que dañó a Ae, Pete y a Fighter.

Basta, se dijo. Basta.

—Estoy bien... —dijo. Basta, pensó. Basta de mentir—. No, en realidad no lo estoy. Ae, nada está bien. Y no lo está hace mucho tiempo.

Sí, esa era la verdad. Su cuerpo se desinfló al decir parte de ella, al decir lo que sentía en ese momento.

Un pitido fuerte empezó a escucharse muy cerca de sus oídos.

Mierda, no es el momento.

—¿Cómo? —Escuchó preguntar a Ae—. Tor ¿Qué tienes? Estás muy, muy pálido...

La voz de Ae se escuchaba muy lejos. Tutor debió levantar la mano.

—Un minuto... —murmuró.

Manchas oscuras empezaron a nublar su vista. Se dio cuenta entonces que le dolía muchísimo la cabeza.

No ahora.

Alguien lo llamaba, muy lejos.

—¿Aun...? —Respiró hondo—. ¿Aun...?

¿Aún tienes esos papeles de divorcio?

Pero no llegó a decirlo ¿O sí?

—Quiero firmarlos.