Diecisiete

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El departamento de Pete Pitchaya no era ni tan elegante ni tan grande y magistral como el de Tutor Intouch. De hecho, Pete se rió de esa comparación porque la verdad era que su casa no era ni la mitad de la de su hermano. Ahora que Pete miraba un poco su hogar podía notar que las paredes estaban un poco desvaídas y los marcos de las ventanas una mejora. Al acercarse más otra diferencia se hizo evidente, en su casa tampoco había ni una ni dos mujeres a la espera por abrir la puerta cuchicheando detrás. Se inclinó en una columna. Su nombre seguía allí, impreso en la placa.

Familia Pitchaya.

No entró de inmediato, en su lugar agudizó el oído. No había mujeres pero tal vez estaba su hermano. ¿Tutor habría escuchado la puerta? No escuchó ninguna clase de ruido cuando abrió.

Tal vez huyó pensó fugazmente. Respiró hondo y dio el primer paso seguido del segundo. Cuando su cuerpo entero ya estaba en su hogar y acababa de cerrar la puerta notó una figura en miniatura a metros de él, mirándolo paralizado. Tenía unos ojos marrones enormes por la sorpresa y el shock, aspectos resaltados por una perfecta O en sus labios. Pete no sabía quién era el más impactado porque...

¿Qué hacía un niño de unos cinco años aproximadamente en su casa?

El primero en salir de aquel shock fue el pequeño.

—Te peinaste diferente —el niño se tapó la boca y se rió de forma traviesa. Luego pareció volverse a sorprender—. ¡Te creció el cabello! NO, espera, estás arriba ¿Cómo hiciste? ¿Eres mago? Cuéntame ¿Cómo hiciste eso? ¿Me enseñas?

Pete frunció el ceño y automáticamente llevó una de sus manos a su cabello y miró al techo. Primero pensó en que el niño tenía razón, durante este tiempo fuera le había crecido el cabello y recordaba a Tutor con el cabello más corto. Lo había dejado así porque a él le era más fácil lograr el peinado y las ondas naturales que distinguían a Tutor.

—¿Qué? ¿Quién...? —logró decir.

Una vez más: ¿Qué hacía un niño en su casa? ¿Era posible que se hubiera equivocado de puerta? No, imposible. El niño parecía reconocerlo. No, no. A él no: a Tutor.

Antes de que pudiera formar algo coherente un tropel lento se fue acercando. No parecía solo una persona. Y no lo eran. Esta vez se trababa de dos personas adultas. Una de ellas exclamó:

—Sean —Sean pareció ser el nombre del niño porque giró al llamado. Pete no podía ver su expresión, pero contaba con que sería de shock total cuando él mismo miró a esas dos personas y una de ellas era su viva imagen.

Una vez más, el primero en salir del shock fue el pequeño.

—Pensé que era Pete. Pero... ¿Hay dos Pete? —preguntó el niño.

Ahora, viendo a su gemelo frente suyo, con cabello evidentemente más corto y peinado en cascada sobre su frente, entendía la preguntante del niño, de Sean. Detrás de Tutor, Fighter se unió a la fiesta de expresiones en shock.

—¿Tor? —Preguntó con su distinguida voz en su dirección.

Pete miró a su hermano.

—¿Qué está pasando aquí, Tutor? — Pete había llegado con todas las intenciones de sacarle el disfraz, por lo que ese Tutor fue adrede.

Fighter giró.

—¿Tor?

Tutor se movió nervioso. Entonces, Pete se arrepintió de haberlo desenmascarado de esa forma porque ahora que podía verlo, que podía prestar atención a cada detalle, descubría cosas que hacían drenar su sangre del cuerpo. Tutor tenía la imitación perfecta de su antiguo peinado, pero lucía terriblemente enfermo. Sí, su hermano estaba en huesos.

—Yo... —Tutor vació y no terminó oración. El pequeño Sean interrumpió.

—¿Son hermanos?

Tor miró al pequeño y esbozó una sonrisa, una muy débil.

—Así es, él es... —vaciló—. Él es Pete... el verdadero.

El pequeño frunció el ceño.

—¿Se llaman igual?

—Yo... yo... —Tor respiró hondo—. En realidad me llamo Tutor, Sean

—Oh. —dijo el pequeño.

Pete notó como Fighter se había estado alejando de Tor y como el cuerpo le empezó a temblar. Pete estaba seguro que estaba enterándose de todo el engaño ahora mismo.

—Sean —Llamó—, es hora de irnos.

¿Sean y él eran familia? Vaya.

—¿Qué? Pero papá, dijiste que podría mostrarle a... a... Pete... —Sean miró a ambos hermanos—, Tutor... a él —señaló a Tutor con un mohín—, mi coche nuevo de bomberos. Mira... —y se le acercó corriendo—. Tiene una escalera que sube y baja.

Pete vio el rostro sin color de su hermano forzar una sonrisa.

—Eso parece muy divertido —le dijo al pequeño.

¿Hijo de Fighter? Se preguntó un muy, muy confundido Pete.

—Lo es —el niño, ajeno a todo, le sonrió de regreso—. Vamos, te lo ens-

—¡Sean! —Volvió a llamar Fighter—. ¿Qué he dicho sobre desobedecerme?

—Pero, papá.

—Papá nada. Ve por tu mochi- —Fighter se interrumpió cuando Tutor llevó sus manos a sus ojos y masajeó un poco. Pareció dudar, pero siguió—. Ve por tu mochila. Nos vamos.

Pete no podía reprochar el tono y el querer irse de allí ahora mismo, pero también tenía tantas preguntas y no sabía por dónde empezar. Se quedó viendo como Sean recogía su mochila con un mohín y lágrimas de enojo en sus ojos. Fighter le revolvió el cabello en un gesto apaciguador.

—Espera en la puerta —le ordenó.

Cuando el pequeño estuvo en la puerta, Fighter miró a ambos hermanos pero se concentró en Tor que estaba agitado.

—Figh- —Empezó, pero Figjter negó.

—No, guárdate las mentiras para ti. Sospechaba de este juego... yo... ¡Mierda! No puedo creer que... ¿Es venganza?

Pete abrió los ojos ¿Serie venganza por el pasado de parte de Tutor?

Sin embargo, Tutor empezó a sacudir la cabeza pero se detuvo soltado una queja. Pete lo miró con detenimiento. Palidecía a una velocidad muy grande. No fingía.

—No, no —le advirtió Fighter—. No hagas eso. ¿Eso también es un juego?

—¿Qué cosa? —se metió Pete por primera vez en el intercambio, acercándose con el corazón en la boca viendo que su hermano cerraba con fuerza los ojos.

—Pete —Fighter pronunció su nombre con desdén—, jamás imaginé que te unieras a esta falsedad.

Pete le hubiese respondido sino hubiera sido por qué Tutor trastabilló

—¡Tor! —exclamó Pete con preocupación, estirando su mano para alcanzarlo y...

¡Zas!

Tutor había empujado su mano lejos. Parecía respirar lentamente y pesado. Cuando abrió los ojos, miró a Fighter pero le respondió a su hermano.

—Estoy bien, Pete —su gemelo notó que hizo el movimiento con cierta dificultad—. ¿Jugar con mi salud? No.

—¿Qué sucede con tu salud? —Preguntó Pete siendo ignorado.

—Y no... no es... Pete no... yo... ¡Argh! Necesito...

—¿Tienes que sentarte? —Preguntó Pete con urgencia. Su gemelo asintió. Tenía tantas preguntas ahora, todas dejadas a un segundo plano mientras su mente trabajaba a toda prisa.

—¿Nos vamos o no? —Sean apareció y preguntó, ya sin lágrimas pero con el mohín aun en su rostro.

Pete lo miró y vaciló. Se había olvidado de la presencia del pequeño. En cambio, Fighter se mantuvo tranquilo.

—Cariño ¿Puedes ir por un vaso con agua? Es para... para... Tutor.

—Enseguida voy.

El niño parecía conocer muy bien la casa. Pete volvió a su hermano. Él no estaba en condiciones de responderle nada y miró a Fighter

—¿Qué está pasando? ¿Qué pasa con su salud? ¿Fighter?

Fighter pareció abrumado por la cantidad de preguntas, pero también receloso.

—¿En serio no lo sabes?

—No —interrumpió débilmente Tutor—. Él... él no lo sabe... es ajeno a todo esto, no le mires mal, por favor.

Sean llegó corriendo con un vaso con agua que le pasó a Tor.

—Gracias, Sean.

Pete notó que su gemelo parecía al borde del desmayo pero aun así le sonrió al pequeño.

Lo quiere.

Luego, notó como Fighter le ayudó a beber sosteniendo el vaso por él.

¿Desde cuándo se están viendo? ¿Desde cuándo Tutor se hace pasar por mí?

Pete seguía en silencio aun procesando la falta de información y llenándose de más y más preguntas.

—Quiero explicarte todo —le dijo Tutor a Fighter después de beber el agua—, pero necesito hablar con Pete primero... ¿Podré hablar contigo después? —su voz salió suplicando.

El cuerpo de Fighter se tensó hasta que finalmente se rindió.

—De acuerdo.

—Muchas gracias.


NOTA

Hola, espero se entienda el capítulo, pensé que se me iba a hacer más fácil este Tutor y Pete y se me complicó más de lo esperado la descripción. 

Gracias por el apoyo. 


Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora