Diecinueve

344 57 10
                                    


Tin tamboreaba sus dedos sobre sus piernas cruzadas mientras Can hacia algunas llamadas. Ae sabía que intentaba no mostrar lo frustrado que estaba para no mortificarlo, pero aquel comportamiento era peor.

—Habla —le exigió—. No sé qué quieres decir, pero desde acá escucho cómo trabaja tu cabeza.

Tin desenredó las piernas y apoyó en ellas sus codos, estirando el cuerpo hacia adelante.

—Dijiste que Tutor cambió después de su último viaje, ¿verdad?

—Sí, así es. Me había prometido cambiar al volver de ese viaje, al igual que muchas veces antes. Pensaba mandarle la demanda de divorcio en cuanto llegara pero... —Ae dudó y respiró hondo—, por primera vez cumplió con su promesa de cambiar. De hecho, esa noche cenamos juntos por primera vez en meses.

Tin abrió la boca pero no alcanzó a decir nada.

—¿Fue a esta ciudad? —preguntó Can, mostrando el monitor con un nombre y cortando lo que fuera a decir Tin en ese momento. Ae lo miró y prestó atención.

—Sí.

—Encontré a su hermano, vive a 10 km de ahí que es también donde hay una dirección de una clínica en estos archivos, pero no sé si se atendió: protección de pacientes o algo así. Tal vez nunca fue, tal vez...

—Este ahí —completó Ae—. Bien —dijo, poniéndose de pie—. Llamar no servirá de nada. Si Tor está ahí puede que no me diga nada. Ellos no se han visto y no se hablan, intentará protegerlo si su hermano regresa a él después de tanto tiempo. Debo ir personalmente.

—¿Quieres ir solo? —preguntó Tin. Ae lo miró y quedó totalmente desconcertado por la mirada que estaba recibiendo. Ellos eran buenos amigos pero Tin jamás había mostrado tanta transparencia en su mirada, dejando ver así sus verdaderas emociones. En ellos vio lo preocupado que estaba por él.

—¿Qué? ¿Temes por mi matrimonio? —intentó bromear Ae, pero después suspiró—. Iré solo. Tú debes quedarte aquí. Todavía no tenemos pruebas que todo este ataque fuera de Trump. Solo limpia el nombre de Tutor con tu padre.

—De acuerdo, pero llámame y mantenme informado, por favor.

—Lo mismo digo. Iré por algo de ropa y sacaré un pasaje. —pensaba cargar algo de ropa para Tutor también.

En cuanto se Ae se fue, Can se puso de pie y caminó hasta poner sus manos sobre los hombros de Tin.

—¿Qué sucede? —preguntó—. No puedes engañarme, algo ronda tu mente. Yo también la escucho trabajar a todo lo que da.

Tin se sacudió el cabello pero dejó que Can le diera un masaje.

—Creo que he visto mucha ficción —dudó—, no puedo parar de pensar en que... no, no vas a creerme.

—No entiendo nada de lo que dices pero pruébame.

Tin tragó dudoso, pero finalmente dijo lo que realmente daba vueltas en su mente.

—¿Y si este último tiempo no estuvimos frente a Tutor?

***

El barrio donde vivía Pete Pitchaya era pequeño por lo que Ae le dijo al conductor del taxi que lo dejara en la entrada, él buscaría la casa a pie con sus dos maletas a la rastra. Cuando la encontró no podía imaginarse a Tor quedándose allí. No era ni la mitad de la casa que tenía, la que Tutor quería, pero si era como la casa que él querría. Tragando, arrastró su pequeña maleta y se acercó. El hermano de Tor tenía un pequeño prado de césped con una hermosa selección de flores.

Son las flores que yo mismo pondría en mi jardín si tuviera una casa así pensó.

Suspirando, llamó finalmente a la puerta. Del otro lado llegó una voz.

—¿Tor, puedes abrir, por favor? Estoy ocupado.

El corazón de Ae saltó. Era la voz de Tor, pero estaba llamando justamente a Tor, por lo tanto... ¿no era él? La sacudida de su corazón se intensificó cuando otra voz le respondió.

—¡Voy!

¿Qué no era también la voz de Tor?

Gemelos se recordó.

Intentó tomarse unos segundos mientras escuchaba acercarse los pasos al otro lado para encontrar alguna diferencia en las voces que escuchó. Tal vez en el tono que habían empleado. La cerradura se movió y la puerta se abrió dejando a la vista a la persona que había venido a buscar. Al menos sabía que Tor era el que venía a abrir la puerta debido a la conversación que oyó con anterioridad.

Pero ¿Era él realmente?

El Tutor frente suyo en este momento era uno pálido, y delgado ¿Cómo era posible? Solo había pasado dos días desde su partida. Y él lo recordaba con más peso, y de un color saludable ¿Seria que no le había prestado atención?

Pero yo lo toqué. Él no estaba tan delgado, recordó.

¿Alguien podía perder su salud en dos días? ¿Por eso había huido? Una cosa era cierta, Tutor estaba en shock como él.

—Ae...

¿De verdad no lo esperaba?

Algo cayó o alguien dejó caer algo que sonó en toda la casa detrás de su esposo.

—¿Tor? —Preguntó esa persona.

Pasos lentos se fueron acercando. Ni Tutor ni Ae se movieron. Tampoco dijeron nada. Ae solo vio como alguien a espalda de su esposo empezaba a acercarse y miró para verlo. Fue una segunda sacudida de shock.

Era tonto, él debió haberlo esperado. Sabía que eran gemelos, pero Ae no pudo creer lo que veían sus ojos. Pete era la imagen exacta de Tutor, de hecho, era la copia de su esposo hace dos días: saludable, con color y buen peso. Salvo que parecía tenso, asustado, en shock como él y la voz se le quebró ligeramente cuando preguntó.

—¿Es tu esposo, Tor?

Ae tragó y miró al verdadero Tor más cerco suyo. No podía creer que fuera él.

—Sí —respondió débilmente Tutor—. Él es... —señaló a su hermano.

—Tu hermano, lo sé —Ae creyó ver una cuota de sorpresa en su rostro—. Me hablaste de él hace poco.

Tutor intercambió una mirada con Pete que parecía al borde de un colapso ¿Qué estaba pasando?

Pete entonces lanzó una risa nerviosa y acercó mucho más.

—Al parecer Tor tiene esa costumbre. Hasta hace dos días tampoco sabía nada de ti. Es un gusto conocerte —Y Pete lo miró. Una nueva ola de escalofríos recorrió el cuerpo de Ae y solo terminó cuando Pete apartó la mirada—. Tor, puedes hacerlo pasar. Deben tener mucho de qué hablar, después de todo, llegaste huyendo —Ae recobró la compostura—. Iré a mi negocio.

Pete tomó una campera de jogging y pasó por su lado. Ae se dio cuenta cuando volvieron a cruzar mirada que jamás había dejado de verlo. Un rojo intensó se propagó por sus mejillas y se reprochó mentalmente.

—Desde que llegó estoy intentando hacer que te llame —le dijo Pete deteniéndose a su lado—. Es bueno que estés aquí. Gracias por venir.

Cuando la puerta se cerró Ae finalmente pudo mirar mejor a su esposo. Sin contar el aspecto, notó de inmediato otras diferencias con su hermano. Tutor vestía un pantalón de gabardina, que era un poco más formal que la ropa de su hermano. Este era Tutor, sin duda.

—Tienes mucho que decirme, Tor ¿Por qué te fuiste sin decirme nada? —extendió una mano para rozar las mejillas de su esposo pero éste se retiró—. ¿Tutor?

Tutor evadió su mirada y se movió, dejándole vía libre.

—Pasa, toma asiento.


Nota: Creo que el capítulo quedó muy pequeño pero si lo seguía no encontraba donde dividirlo exactamente así que quedó hasta aquí. Gracias por el apoyo ;)

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora