Siete

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Al día siguiente, Pete se despertó hacia el mediodía con una sensación de estar mejor. El estómago parecía más asentado y se encontraba con el ánimo más levantado. Pero estaba solo. Apartó de su mente las suaves caricias y preocupación de Ae y saltó de la cama.

Después de una ducha rápida, se puso unos vaqueros desteñidos que había encontrado en el fondo de los cajones de Tor que le habían parecido cómodos para unas vacaciones y una camisa de algodón blanca también archivada en los cajones de su hermano. Luego se calzó con unas buenas zapatillas de deporte (del fondo de placar de su gemelo) que completaron el atuendo.

Antes de bajar intentó llamar a su hermano otra vez.

—"El teléfono al que intenta llamar se encuentra..."

Cortó y suspiró ¿Habría pasado algo? Entonces, mientras estaba en mitad de la preocupación por su hermano alguien llamó a la puerta.

—Pase.

Era Ae. Pete se quedó paralizado mirándolo y pensando que de haber respondido Tor al otro lado de la línea Ae podría haber llegado a escucharlo.

—Oh, bien —comentó Ae—. Estás despierto. Estaba preocupado. Mamá te hizo solo un poco arroz de blanco.

Pete contuvo el aliento, no debía pensar en lo que no había pasado. Sonrió y se acercó a él.

—Muchas gracias, me siento mejor, pero creo que algo de arroz es lo más indicado. ¿Ae? Gracias por cuidarme anoche.

Pete había contado con disfrutar el fin de semana a solas con Ae y su familia. Poco a poco las heridas en el matrimonio de su gemelo parecían tener algunas grietas menos. Pensaba que había hecho un gran trabajo y dejando mejor el camino a su gemelo. Pero con esto de que Tutor no le respondía, además de que su corazón había empezado a inquietarse con el hombre ahora frente suyo, había empezado a cuestionarse lo que estaba haciendo. No obstante, siguió con su plan de estar bien.

Después del almuerzo ignoró todas las protestas y terminó ayudando a levantar los platos y lavarlos mientes que dejaban a Ae y a su padre viendo un partido de fútbol. Mientras fregaba, la madre de Ae lo miró y sonrió. Pete se sintió un poco tímido pero de todas maneras la miró y preguntó:

—¿Sucede algo?

—Estoy feliz de que estés aquí y ver que con mi hijo las cosas funcionan. No te ofendas, pero Ae siempre decía que estabas ocupado y bueno, llegué a creer que las cosas no iban bien. Muchas veces estuve por ir a exigirte que liberes a mi hijo, lo veía cansado y triste, pero... siento haber pensado así, Tor.

Tor. Pete respiró hondo y le dedicó una sonrisa a la señora Intouch.

—No me pida perdón. Soy yo quien debe disculparse. Me centré mucho en el trabajo, no me di cuenta que estaba alejándome. Puede retarme porque es cierto que he descuidado mi relación con su hijo... yo... yo...Cof cof... —Pete tuvo que detenerse e inclinarse sobre el lavado.

—¿Tor? —Preguntó la señora Intouch, preocupada.

Pete estaba sufriendo arcadas. Logró contenerlas y corrió hasta el cesto de basura más cercano y vació su estómago. Luego de eso, lo obligaron a tomar asiento. Incluso Ae dejó su partido y su madre buscó un medicamento.

—¿Mamá, crees que sea bueno que tome algo? —Ae también estaba preocupado—. No será mejor llevarlo al médico del pueblo.

—No te pongas así. Claro que puede tomar algo, asentará su estómago. Esperemos un poco y si sigue así podrás llevarlo.

La madre de tuvo razón y para la tarde Pete se sintió como nuevo.

—Ya que Tor se siente mejor ¿Porque no van a hacer algo de turismo? —Sugirió la señora.

Pete vio a Ae poner los ojos en blanco cuando se acercó a él para susurrarle:

—Mamá siente miedo de que te aburras en casa. Pero vamos, se pondrá insoportable sino le hacemos caso.

Intercambio [AePete/ AeTor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora