CAPÍTULO EXTRA

353 36 18
                                    

Después de nuestra boda, decidimos pasar las fiestas decembrinas en casa de Cassie, y disfrutar de aquellas bellas festividades en aquel país tan exquisito. Incluso la abuela de Cassie organizó una comida especial para el cumpleaños de Bright antes de año nuevo, en el cual quedamos maravillados.

Planeábamos marcharnos dos días antes del cumpleaños de Mile, pero al momento que la abuela de Cassie se enteró, organizó otra comida para celebrárselo.

—Cumplir treinta y cuatro años no se cumplen todos los días—bromeó la señora con una enorme sonrisa, intentando hablar en inglés, pero al final, Cassie nos lo tradujo y yo lo traduje en tailandés para el resto de mis amigos.

Po se marchó un par de días antes de año nuevo junto con sus padres a Los Ángeles para posteriormente ir a Tailandia luego de cuatro largos años. Quise convencerlos de quedarse hasta después del cumpleaños de Mile y fue imposible.

Pasamos la última fiesta en casa de Cassie: Día de Reyes, celebrado el seis de enero en donde la tradición decía que se tenía que comer rosca, que era un pan envinado muy delicioso con unos muñequitos de plástico blanco y que, si te salía uno, tenías que invitar tamales en febrero en festejo a una Virgen.

Win y Mile se encargaron de comprar los boletos de avión de todos para nuestro regreso. Yo estaba muy nervioso porque tenía cuatro años sin ver mi hermoso país natal y lo echaba tanto de menos, además de que nuestras mascotas ya debían estar enormes.

La última noche antes de irnos, yacíamos Win y yo abrazados bajo las suaves sábanas de la cama de la habitación que nos habían otorgado la familia de Cassie desde que nos casamos, y desde el día de nuestra boda, llegamos a la conclusión de que teníamos que ir a retocarnos el tatuaje de nuestro pecho.

—Cada que te extrañaba, acariciaba tu nombre tatuado en mi piel—me susurró al oído con cariño—y si no fuese un tatuaje, lo habría despintado de tanto tocarlo.

—¿Lo acariciabas a menudo? —inquirí, pasando las yemas de mis dedos sobre mi nombre que había perdido color. Sentí su piel erizarse bajo mi tacto.

—Todos los días, cariño—esbozó una sonrisa—y anhelaba que el tiempo pasara más rápido.

—Estamos ahora a escasas horas de volver a casa—besé su cuello y él se estremeció, devolviéndome el beso, pero en la frente y estrechándome en sus brazos— Cartier, Bentley y Charlotte nos esperan.

—Cartier y Bentley están enormes—le oí decir entre risas—y Charlotte está haciéndose una abuelita, pero sigue siendo una pilla.

—Me entristece que no los vi crecer—hice pucheros—los dejé de ver siendo unos bebés y ahora no creo que me reconozcan.

Win besó mi cabeza y comenzó a besarme para hacerme olvidar de ese pequeño detalle. Y sí que hizo que me olvidara porque en cuestión de segundos, yacíamos quitándonos la ropa.

Fue una despedida emotiva cuando fue momento de partir. Prometí a mis amigas y Travis, llevarlos a conocer Tailandia muy pronto. La familia de Cassie quería que nos quedáramos más tiempo, pero los boletos ya estaban listos.

Tuvimos que trasbordar a Ciudad de México y luego ir directo al aeropuerto de Bangkok. En cuanto abordamos el avión a Tailandia, opté por dormirme lo más posible para que el camino no fuera tan pesado.

Y la verdad es que dormir en brazos de Win Metawin era como estar en el cielo. Él me cuidó, me acarició y me besó cada que yo despertaba, siendo muy cariñoso. Me susurraba de vez en cuando "Te amo".

Y cuando por fin pisamos Bangkok, eché a correr por todo el aeropuerto como un niño pequeño. Win me siguió entre risas y vislumbré a todos mis amigos y mi mamá detrás, mirándonos muy contentos, incluido Kao.

SUNFLOWER SMILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora