CAPÍTULO FINAL, PARTE III.

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Tal vez había comenzado a confiar en Mile, pero en Gulf jamás.

Con muchísimo esfuerzo, conseguí inclinarme hacia el suelo y recoger una de mis sandalias por si se daba el caso de lanzársela a Gulf y huir. Claro, no era un arma como tal, pero le dolería un poco, dándome tiempo de correr.

Fueron los diez minutos más angustiantes del día. No esperaba que Mile lo llevara sujetado con rudeza del hombro al momento de entrar a la habitación. A pesar de que Gulf le llevaba como tres centímetros más de altura, se miraba indefenso bajo su agarre y... arrepentido.

—A esta distancia te quedarás—ordenó Mile, sin soltarlo. Gulf asintió y humedeció sus labios antes de comenzar hablar.

Aferré mi mano a la sandalia escondida por debajo de la sábana blanca.

—Quiero pedirte una disculpa—dijo con voz trémula—no pensé que Up y esa chica, Tontawan, en serio quisieran asesinarte. Y quiero que sepas que yo no tuve nada que ver en este accidente. Lo juro.

Tragué saliva, pero no dije nada. Mi silencio lo enloqueció, pude verlo en su semblante.

—Sé dónde está ella, por si sirve de algo...—balbuceó, precipitándose hacia a mí, pero Mile lo mantuvo en su sitio—lo siento.

—P'Mew ya me otorgó esa información—dije con frialdad sin soltar mi sandalia.

—¿Eso quiere decir que no me vas a acusar con la policía? —inquirí, titubeante. Y ahí salió la razón por la cual se hallaba frente a mí, como un cachorrito bajo la lluvia.

—Cuando le pediste de favor a Mile que saboteara mi relación con P'Win, gracias a la manipulación de Up, y los dos llegaron a parar al hospital, pude denunciarte, Gulf, pero no lo hice. Tuve compasión y lástima por ti, pero continuaste obrando mal, llegando al punto de darle refugio a Tontawan después de casi matarnos a todos—me exalté y Mile me hizo señas para que me calmara, gesto que ignoré. Yo solo quería seguir lanzándole veneno— ¿acaso crees que voy a dejar pasar lo que pasó? Tres personas importantes arriesgaron su vida por mí en ese maldito accidente y todo gracias a la demencia de la chica a la que decidiste ayudar, ah, y también el idiota de Up Poompat, obsesionado por metérsele por los ojos a P'Kao y siendo patético y ridículo. Ahora, el muy cobarde debe estar muriéndose de miedo y desdicha al darse cuenta que por poco P'Kao muere.

A Gulf se le formó un nudo en la garganta porque lo vi tragar saliva varias veces con dificultad. Sus ojos estaban muy abiertos y parecía que su piel de la cara ya no tenía sangre. Estaba lívido.

—¿Qué? —inquirí—¿acaso te ha comido la lengua el gato?

Entonces, desprevenidamente, Gulf se arrodilló y acto seguido, se inclinó hacia adelante, rozando su frente en el frío suelo de azulejos blanquecinos de la estancia. Parpadeé, perplejo y Mile frunció el ceño.

—No hagas estupideces, Gulf. Levántate—le gruñó, enfadado.

—Por favor, no me denuncies—sollozó Gulf, levando sus manos en posición de oración por encima de su cabeza—haré lo que me pidas, pero no ensucies mi nombre. Dame una oportunidad más, te lo imploro.

Mile y yo intercambiamos miradas condescendientes.

Para haber hecho semejante humillación, era porque de verdad tenía arrepentimiento o quizá miedo.

—Si quieres que te deje fuera de esto, ve y habla con P'New y mi mánager—dictaminé con suficiencia—y dales la información sobre el paradero de Tontawan.

Gulf alzó la cabeza para verme.

—Pero...

—Es eso o tu nombre a la policía—lo amenacé.

SUNFLOWER SMILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora