33.5

388 57 36
                                    


Ya era de día cuando Win Metawin despertó abruptamente en una cama que no era la suya y mucho menos en su habitación. ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era haber aceptado ser llevado a su casa por Dew y Tontawan, nada más.

Se sentó al borde de aquella cama pequeña y una punzada de dolor atravesó su cabeza, señal de una horrible resaca. De pronto, recordó que se había bebida una botella de tequila él solo y se estremeció. Escudriñó a su alrededor y nada le pareció familiar. Sus ojos repararon en la persona que yacía junto a él y de un salto, se alejó.

Era Tontawan y estaba dormida bajo las sábanas.

Win tragó saliva y se vio la ropa: no tenía puesto su disfraz de conejo, sino que estaba con su bóxer solamente. Parpadeó, horrorizado y buscó su ropa, la cual la halló doblada sobre una silla. Comenzó a vestirse mientras obligaba a su mente a recordar los sucesos del día anterior. Era imposible que se hubiese acostado con ella. De solo pensarlo, le dio escalofríos.

Encontró su teléfono apagado y lo encendió. Varias llamadas hechas por Bright desde la madrugada. Terminó de vestirse y se marchó de inmediato de allí.

Pidió un taxi y se dirigió a su casa. Le marcó a Bright y este contestó al primer intento.

—¿Dónde diablos estás? —le riñó.

—Larga historia, ¿lograste alcanzarlos? —carraspeó.

—Sí, Noppakao lo llevó a Pattaya—le informó—pero regresé a Bangkok a buscarte a tu casa, y me informaron que no llegaste a dormir. ¿A dónde te fuiste?

—Dew y Tontawan interceptaron mi camino y...

—¿Qué?

—Escucha, ni si quiera vale la pena recordar lo que sucedió ayer, mejor dime por qué regresaste. Pensé que traerías a Earth de vuelta.

—Regresaré en la tarde, necesito descansar un poco—contestó—además, Earth estaba ebrio y de seguro está recuperándose con la resaca. Los voy a sorprender en la noche, no te preocupes.

Win apretó el teléfono con enfado.

—Sabes lo qué puede pasar en el día, ¿no? No tiene que ser de noche para que Noppakao intente algo con él.

—Ya lo sé, pero no quiero precipitarme. Déjame hacerlo a mí manera, ¿de acuerdo? Te llamaré cuando vaya a verlos al anochecer, ahora debo dormir.

Bright colgó y Win quedó más inquieto que ayer.

Era el cumpleaños de Earth, su Earth. Y ni si quiera estaba con él para darle un abrazo y todo el amor que merecía. Si tan solo pudiera regresar el tiempo, mandaría al infierno las tonterías de sus compañeros, los cuales habían sido torturados con éxito por Bright el día anterior y se sentía satisfecho, pero, de todas maneras, Win también tenía la culpa. No debió hacerles caso en primer lugar.

En cuanto llegó a su casa, se metió a bañar y luego se puso ropa cómoda para dormir un poco, puesto que no descanso en lo absoluto y más suponiendo que estuvo completamente a la merced de Tontawan, la chica más loca del mundo.

Antes de dormir, puso a cargar su teléfono y abrazó el conejito de peluche que Earth le regaló tiempo atrás. Era lo único que le quedaba de él en ese momento.

Despertó cerca de las tres de la tarde y fue por algo de comer. Su madre era la única en casa, pero no le hizo ningún tipo de preguntas, sino que le calentó el desayuno con tranquilidad.

—Hola, mamá—la saludó con desgana, fingiendo una sonrisa genuina.

—Hola, cariño, ¿Quieres hablar? —le propuso ella como quién no quiere la cosa.

SUNFLOWER SMILEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora