Capítulo 30: A Emborracharnos.

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Charlotte.

—Dani, ¿podemos hablar? —fue lo primero que pregunté apenas entré por la ventana. Ella se sobresaltó y me miró asustada. Luego de unos segundos, suspiró.

—Mierda, Charlie —se estremeció—. No me asustes luego de ver una jodida película de terror —volvió a acostarse en su cama, mirando el techo.

Lentamente, me acerqué hasta su cama, me arrodillé en el borde de ésta y comencé a gatear hasta quedar a su nivel. Pasé uno de mis brazos por su cintura y recosté mi barbilla en su hombro. Ella también pasó un brazo entre el colchón y mi cuerpo para abrazarme.

—Vamos, linda. Ningún loco va a venir y matarte —sonreí.

—Búrlate todo lo que quieras —dijo.

—Lo haré. Esto te lo pudiste haber evitado —la miré—. ¿Por qué te hiciste la ruda allá, ah? Pudimos habernos venido tranquilamente en vez de ver a un loco matar a adolescentes tontos.

Ella giró a verme un poco. Otra vez esa expresión; la expresión de tristeza e incomodidad que ha cargado desde hace días atrás. Sé que le pasa algo, pero siempre que le pregunto responde lo mismo.

Nada.

Pero estoy segura de que pasa algo más que nada.

—Tú querías ver la película. Estoy segura de que preferías estar allá que aquí, con una aburrida y miedosa chica —trató de sonreír, pero le salió una mueca.

—Eso no suena a Danielle Williams —fruncí el ceño—. Creo que tú y yo sabemos que no hubiésemos desaprovechado el tiempo —bromeé.

Ella no se rio, simplemente se encogió de hombros. —Te veías muy divertida estando con Jane —volvió a mirar el techo, había enojo en su mirada.

— ¿Qué?

—Eso. Sólo digo que te la estabas pasando muy bien con tu amiga —respondió cortante.

—Espera —me senté en la cama, sin despegar mi mirada de ella—, ¿esto es por Jane?

— ¿De qué hablas?

— ¿Todo estos días has estado así de enojada por Jane? —cuestioné—. ¿Es eso, Dani? ¿Estás celosa? —fruncí el ceño.

— ¿Qué? —bufó—. Yo no estoy celosa de ese estúpido duende teñido.

Solté una risa ahogada.

— ¿Duende teñido? ¿Te estás oyendo, Williams?

Dani me miró, creo que nunca la había visto tan enfadada. Al menos no conmigo.

—-Escucha. Tu tonta y creída amiga simplemente no me agrada —escupió las palabras—. Eso es todo.

Ahora yo estoy enojada.

— ¿Cómo puedes decir que es tonta y creída si no la conoces? —terminé de levantarme y me crucé de brazos.

—No, tienes razón. No la conozco —ella también se levantó—. Ni espero hacerlo —frunció el ceño—. Dime, Charlie, ¿acaso no te has dado cuenta que ella sólo te quiere tener en su cama?

Bufé. — ¡¿Ves?! ¡A esto es a lo que me refiero! —exclamé—. Estás creando un drama donde no lo hay, Dani —suspiré, tratando de calmarme—. Mírate, no quieres aceptar que estás celosa y dices tonterías como esas.

— ¡No son tonterías! ¡Es cierto! —explotó—. ¿Crees que no me he dado cuenta de cómo te devora con la mirada? ¡Joder, Charlie! ¡No tienes idea de a cuántas chicas miré así y no terminaron bien!

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora