Danielle.
Y entonces, ahí estaba yo.
En esa aburrida fiesta de mierda.
Era extraño, recuerdo haber estado antes en muchas fiestas parecidas a ésta en las que la había pasado genial, y sin embargo esta vez es todo lo contrario. Me sentía aburrida y fuera de lugar. Quizá era también porque tenía algo mucho más importante en mente que divertirme.
Charlie.
No sabía dónde se había metido, la estuve vigilando toda la noche, observándola desde lejos, pero la perdí de vista en cuanto aquel duende teñido la invitó a bailar y se fundieron en la multitud de personas en la pista de baile.
Y eso no era todo. Me sentía enojada, sola, celosa, preocupada e incómoda... ¿Por qué? Una chica invitó a Matt a bailar, por lo que yo me quedé sin compañía en un sofá como una idiota; luego, cierto peliverde junto a un rubio se habían sentado a mi lado, sin notar mi presencia, y comenzaron una acalorada sesión de besos, gemidos y... movimientos.
Llevaban aproximadamente veinte minutos en eso.
¿Por qué sigues aquí, Danielle?
Exacto, no tenía ninguna respuesta para esa pregunta y, como por el rabillo del ojo pude ver una mano dentro de una camisa, decidí que era momento para largarme de ahí. No era divertido ser testigo de aquello.
Al menos no con chicos, si fueran chicas sería diferente...
Me levanté del sofá con pereza, sinceramente quería irme de ese lugar, pero conservaba la pequeña esperanza de encontrarme con Charlie y poder arreglar las cosas antes de que termine la noche.
Caminé y caminé entre la multitud de personas que se encontraba amontonada en todas las zonas de la casa. ¿Desde cuándo eran tan aburridas estas fiestas? ¿Por qué todos parecían pasarla genial y yo no? Esto era molesto. Realmente molesto.
Quería encontrar a mi castaña, quería disculparme con ella. Ambas habíamos sido unas completas inmaduras anoche, dijimos cosas estúpidas. Pero una de las dos tenía que tomar la iniciativa o esto no se resolvería nunca. Por eso necesitaba desahogarme y decirle todo lo que pienso.
Mientras vagaba por la zona de la sala, me pasé por una barra improvisada que estaba instalada ahí y pedí una cerveza, no planeaba emborracharme porque Connor me había prestado su auto esta noche, pero al menos necesitaba una pequeña distracción. Miré el lugar, detallando aquel desastre, preguntándome si aquel chico, Peter No-sé-qué-apellido, realmente estaría haciendo esta fiesta con autorización de sus padres... aunque realmente no me importaba.
Entonces, mi mirada cayó en un par de ojos azules que me miraban desde lejos con curiosidad; automáticamente la chica me cayó bien por su imagen: tenía el cabello teñido de azul, vestía de negro y su brazo estaba lleno de tatuajes. Cuando se dio cuenta de que la miraba, me sonrió, con una pequeña pizca de picardía y prepotencia.
Varias chicas ya se me habían acercado antes, muchas chicas, y de todas me alejé de la manera más discreta posible. Ya tenía suficientes problemas con Charlie, no quería más.
Pero otra chica, de cabello negro y expresión dulce se acercó a la peli-azul y ésta pareció olvidarse de todo lo que la rodeaba, mirándola con una sonrisa tierna y ojos brillantes. Ella le dijo algo en el oído con una mueca de fastidio y la más alta pasó un brazo alrededor de sus hombros, sin quitar su expresión iluminada, asintió sonriente y ambas comenzaron a caminar hacía la puerta de salida.
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¿Qué me estás haciendo, Charlie?
RomanceLuego de un accidente devastador en el que Danielle Williams perdió a las personas más importantes de su vida, ella no quiere saber nada más respecto a su pasado. Para su mala o buena suerte, un año después de aquel desastre que la cambió para siemp...