Capítulo 23: Estefany.

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Danielle.

 

— ¡Despierta, idiota! —gritó ella, su voz estaba mezclada con sus risas.

 

—Déjame dormir —gruñí.

 

— ¡No! —chilló. Entonces, sentí cómo un helado líquido caía en mí, congelando hasta mis neuronas. Rápidamente, me levanté, mirando atenta a mí alrededor, encontrando a la chica rubia riendo descontroladamente.

 

— ¡Vas a morir! —grité.

 

Sus ojos se abrieron como platos y salió corriendo a la sala de estar, riendo. Yo la seguí, no me importaba estar empapada. Ella no fue muy inteligente, pues nuestro apartamento es bastante pequeño, así que en la sala la atrapé con facilidad, tirándomele en encima, quedando ambas en el piso.

 

— ¿Ahora que harás, pequeña ratita? —cuestioné, divertida.

 

— ¡No lo hagas, Dani! ¡Por favor! —Rogó, pero era demasiado tarde; comencé a hacerle cosquillas en el estómago y ella empezó a reír y retorcerse debajo de mí—. ¡No! ¡Para…! ¡D-Dani, no!

 

Hubiera seguido de no ser por unos enormes y fuertes brazos me rodearon por la cintura y me alzaron, alejándome de la chica en el piso.

 

—No, Dani. No mates a tu hermana. Es muy joven aún —pidió él.

 

— ¡Papá suéltame! —chillé—. ¡Tiene catorce, ella puede asumir el precio de sus acciones!

 

— ¡No, papá! ¡Ella debe dejar de ser una perezosa! —papá me bajó al suelo, riendo.

 

— ¿Qué está pasando aquí? —mamá entró a la sala, con una sonrisa en sus labios; la cual se borró al ver mi ropa. Sus ojos se pusieron duros—. Danielle Williams, ¿por qué tu ropa está empapada?

 

Señalé a Estefany. — ¡Ha sido tu hija! ¡Ella me ha lanzado un balde de agua encima!

 

— ¡Estefany Williams!

 

— ¡No es mi culpa! ¿Cómo pretendían que lograra levantarla de la cama?

 

Todos nos quedamos en silencio, mirándonos las caras los unos a los otros; y de repente los cuatro rompimos a reír a carcajadas.

 

Amaba a mi familia.

 

Mis padres eran una pareja graciosa. Mamá era alta, delgada y pelirroja de ojos color verde, una mujer orgullosa y decidida; ella es la que manda en la casa, la voz autoritaria de la familia Williams-Stewart. Papá en cambio era un hombre bajo y robusto, rubio de ojos grises, como el resto de su familia; él es el más suave de los dos, del tipo gracioso e infantil, pero serio y trabajador cuando tiene que serlo. Ellos se conocieron en la universidad, eran novios cuando tuvieron una noche salvaje y sin protección, pero aun después de dieciséis años, se siguen amando.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora