Capítulo 38: Detalles Omitidos.

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Charlotte.

Decir que no estaba nerviosa sería mentira.

Si bien no es la primera vez que iba a cenar junto a Connor y Dani, me sentía un poco... rara, al respecto.

Era como el presentimiento de que algo malo iba a pasar esa noche.

Y no me equivocaba.

Todo empezó bien, Dani pasó por mi casa las siete y juntas recorrimos el camino hacia el auto de Connor tomadas de la mano. Ella estaba como siempre, preciosa, con su chaqueta de cuero y ropas desgastadas. La tenue luz de la luna hacia que su pálida piel brillara, dándole un toque espectacularmente atractivo.

Yo intenté verme lo más decente posible, tomé mi blusa más bonita para la ocasión, unos pantalones ajustados y Emma se encargó de hacerme un maquillaje sencillo. Sentía que iba normal, pero Dani se aseguró de decirme muchas veces que me veía hermosa.

Fuimos a un restaurante bastante bonito, como esos en los que te sientes como una persona adinerada, rodeada de tanta decoración elegante.

Antes de entrar, le di una señal a Dani para decirle que quería estar con ella afuera un momento. Ella le dijo a Connor que se nos adelantara y nos quedamos a solas en la calle.

— ¿Qué sucede, amor? —preguntó.

Lo primero que hice fue darle un profundo beso en los labios que ella no dudó en responder de inmediato, tomándome por la cintura para pegarme más a ella.

Amaba sus labios.

La amaba a ella.

—Toma —susurré apenas nos separamos, sacando la pequeña caja de mi bolso con una sonrisa.

Dani miró hacia abajo con el ceño fruncido y tomó el paquete.

— ¿Qué? —preguntó, examinando su exterior.

— ¿Habías notado que en todo el día no te había felicitado por tu cumpleaños? —cuestioné. Volvió a alzar su gris mirada hacia mí, esbozando una enorme sonrisa en su rostro.

—Charlie...

—Feliz cumpleaños, Danielle Williams.

No tardó mucho antes de acercarse a mí para volver a besar ms labios. Al separarse de nuevo, centró su atención en la pequeña caja y, con sumo cuidado la abrió, inspeccionando su contenido.

—Es algo cliché —murmuré—. Pero cuando lo vi, pensé inmediatamente en ti.

Pero ella seguía sonriendo, con su rostro iluminado.

—Un anillo —dijo—. ¿Me estás pidiendo matrimonio para así poder tener sexo conmigo? —bromeó, recordándome la conversación de esta mañana.

Le pegué en el hombro.

—Eres una caga momentos románticos, Williams.

—Ya —ella rio—. Hablando enserio, me encanta —tan rápido como lo dijo, lo sacó del empaque para verlo mejor, aunque no estoy del todo segura de que bajo la tenue luz de la calle se logre apreciar su total belleza.

—Es de plata —sonreí.

—Parece costoso... —comentó, con un toque de reproche.

—No pienses en eso, ¿sí? —la desvié del tema—. Sólo quiero que pienses en su significado.

Escaneó mi rostro con la mirada, supuse que insegura de dejar el tema del costo, pero me siguió la corriente.

—Significado, ¿eh? ¿Y qué significa este maravilloso regalo de mi maravillosa novia? —preguntó.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora