Capítulo 28: Nuevos amigos, ¿nueva pelirroja?

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Charlotte.

Pasó un mes desde que le dije a mi madre la verdad.

Durante ese tiempo, se suponía que “yo no debía ver a Dani”. Claro que lo incumplía todos los días.

Pero eso era lo único que mamá me había impedido, y yo estuve preocupada, esperando lo peor. Ella no es de esas personas que lo dejan así.

Y puso fin a mi sufrimiento hace apenas unas noches. Ella me dejó en claro lo que tendría prohibido y lo que pasaría de ahora en adelante.

El discurso, básicamente solo consistía en dejarme en claro que ella jamás tendría una hija lesbiana.

Había tres cosas esenciales en la lista de cosas que pasarían:

La primera, nada de celulares. Mamá me quitó el único teléfono que tenía, por lo que se supone que debo estar incomunicada. Pero, mi linda hermana dijo que yo no podía estarlo, que era peligroso, por lo que ella me prestó uno antiguo que tenía en su habitación. Es un asco, pero manda y recibe tanto llamadas como mensajes; por lo que me sirve.

La segunda, prohibido ver a Danielle Williams Stewart y todo lo que tenga que ver con ella. Básicamente hasta tengo prohibido girar a ver la casa de los Williams. Pero ésta la incumplo todo el tiempo. Aun me escapo todas las noches a su habitación, y no planeo dejar de hacerlo. Además, me era imposible no verla en el instituto, pues estudiamos el mismo curso.

Lo que nos lleva a la tercera y más difícil para mí, un cambio de instituto. Bien, este es el peor de todos; la razón principal es porque yo soy MUY mala a la hora de socializar, en el anterior me sentía más cómoda, pues ahí tenía a mi hermana, esta vez sólo yo fui cambiada a un instituto que queda a media hora en auto desde mi casa donde no conozco a nadie.

Dani quiso ayudarme, ella estuvo toda la semana dándome consejos para tratar de aprender a defenderme en un nuevo terreno y, además, contactó a un viejo amigo que estudia ahí para que me ayude a adaptarme. Lo sentí realmente tierno, ella estaba bastante preocupada cuando se enteró acerca de ello.

Bueno, tanto ella como yo somos conscientes de que de no haberla conocido, probablemente me hubiese ido muy mal en el instituto. Soy torpe, nerd y poco sociable. Esas no son buenas combinaciones.

Todavía no entiendo cómo Dani se enamoró de mí.

Miré con terror el lugar donde iba a terminar de pasar mi último año.

Era una edificación mucho más grande que el anterior instituto. Todos los estudiantes iban vestidos con el mismo uniforme: pantalones o faldas grises, camisa blanca y una respectiva chaqueta. Me habían dicho que eran muy estrictos en algunos aspectos y muy poco en otros, pero el uniforme era una de sus reglas principales.

Que horror.

Recosté mi cabeza del volante, sintiéndome miserable.

En ese momento, el viejo aparato de Emma comenzó a sonar, con una melodía espantosa que me hizo recordar que tenía que cambiarla.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora