Prisionero ⛓

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Había pasado encadenado en esa cama durante varias horas y su boca tapada con cinta plateada. Desde que fue secuestrado por esos desconocidos todo en su vida cambió.

Si bien su vida nunca fue fácil, al menos era medianamente libre. En cambio ahora todo acabó. Hacía seis meses que fue secuestrado y trasladado a vaya saber dónde.

Lo mantenían encadenado a una cama, cada tanto lo llevaban a un sitio extraño.

Super lujoso, donde era desnudado y encerrado en una extraña habitación con varias ventanas a su alrrededor con vidrios polarizados, que le impedían ver a quienes estaban del otro lado.

Le inyectaban drogas para mantenerlo sedado y sin fuerzas. Pero Shinki era conciente de todo lo que sucedía a su alrededor. Su pesadilla nunca acabaría, nunca.

Lo presentaban como si fuese un objeto. Escuchaba esa voz femenina cada dos semanas al ser llevado allí. Pero nunca nadie lo compraba. Nadie.

Así que luego era conducido a la misma habitación donde volvían a vestirlo para ser conducido a la misma habitación, lejos del sitio donde se desarrollaba la subasta. Lo volvían a amordazar y a encadenar a la misma cama.

Sentía que empezaba a volverse loco. Escuchaba decir a sus secuestradores que si seguía sin ser vendido lo usarían para el tráfico de órganos.

Solo podía llorar sintiéndose morir. Lo que es peor era que nadie lo buscaba ni lo extrañaba ya que siempre fue huérfano. Estuvo solo durante toda su vida.

Pero esa noche algo pasó, ya que lo volvieron a llevar a la subasta que hacía tan solo dos días lo habían llevado.

Pero en ésta ocasión lo llevaron a otra habitación. Una lujosa con una cama en el centro.

A Shinki lo amarraron en la cama completamente desnudo. Le habían inyectado más dosis de droga que lo habitual.

Respiraba entrecortado, a sus 18 años ya sentía deseos de morir. No soportaba más aquello. La visión se le tornaba borrosa y respiraba entrecortado, cuando sintió unos pasos acercandose hacia la cama donde él se encontraba.

Sintió una mano acariciar sus negros cabellos y se desesperó. Forcejeó para intentar soltarse sin éxito alguno.

Intentó ver a quien lo estaba acariciando, y solo tuvo una imagen borrosa de él. Salvo por su dorada cabellera.

- Por favor....ayúdame....por dios....
No sabía por qué pero tuvo el impulso de solicitarle ayuda a ese desconocido que lo más probable era que se estuviese burlando de su persona. Pero es que ya no daba más. Sin embargo la voz de aquel lo detuvo.

- Tranquilo Shinki, ahora que al fin te encontré no pienso dejarte. Te acabo de comprar.
- ¿B-Boruto?

- El mismo. Al fin te encontré....Shinki.
- Maldito....¿cómo es posible ?

- Te estuve buscando durante todo este tiempo. ¡Vistanlo y llevenlo a mi limousina!

Boruto sonreía al salir de la habitación. Su celular sonó. Era su padre. Suspiró despectivamente, pero sabía que tenía que contestar.

- Hola padre ¿qué quieres?
- ¿Lo encontraste?
- Si, al fin pude dar con él.

- Ya veo, me informaron del pago que hiciste por él. Espero que valga la pena hijo.

- ¿Algo más padre?
- Vendrán a mi mansión sí o sí. Y no es negociable.
-¿Por qué te empeñas en hacer de mi vida un infierno?
-Solo deseo recuperar el cariño de mi hijo.

- Ajam, como si te importara. Nunca te importamos padre. Ahora que mamá y Himawari están muertas ¿se despertó tu repentino amor paternal?

- A ellas las perdí, a tí no. Así que o vienes a mi mansión por las buenas o lo harás por las malas ¿de acuerdo hijo?

Boruto Y Shinki ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora