Amor Prohibido II ⛓️

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Boruto no sabía si habían pasado días, meses o años. Estando encerrado ahí el tiempo se desvanecía al completo. Solo podía escribir en su diario, plasmar en él todo su amor hacia Shinki.

Shinki

Aquí las horas pasan lentamente, todo es diferente. Encierro, asfxia, dolor intenso, son algunos de los tantos sentimientos que mi alma alberga.

Mi amor por tí jamás cambiará, de eso puedes estar bien seguro. Tu serás mi único y verdadero amor.

Pero es importante que sigas creyendo en mí. Esa noche en que mi hermana melliza, Hima, y mi madre fueron asesinadas yo estaba contigo. Aún recuerdo tus caricias y tus tan apasionados besos.

Lo que más lamento de todo esto es no poder hacer verdadera justicia a mi madre y a mi hermana. Jamás sabré quién las mató ni por qué motivo lo hizo.

Como así tampoco podré liberarte de posesivo de tu padre. Eso es lo que más me duele mi amor. Haberles fallado a quienes fueron tan importantes para mí.

Ojalá las cosas hubiesen sido diferentes, nada de esto estaría pasando nos mi amado Shinki.

Las luces se apagaron y sin más remedio, Boruto cerró su diario personal y se acostó. Una vez más soñó con Shinki y su delicioso cuerpo, ese doncel en verdad lo volvía loco.

Esa misma noche Shinki recibía la triste noticia de parte de su tío Kankou sobre su decisión repentina de abandonar el caso de Boruto, diciéndole además qué se equivocó al creer que era el hijo de Naruto.

Shinki sintió que el mundo se destruía y él también. Por más que le suplicó, su tío no quiso saber nada al respecto.

—Es por mi padre ¿Verdad?
— Solo deja de insistir Shinki, ese chico se pudrirá en la cárcel. Nunca más lo volverás a ver. Decisión de mi hermano, tu padre.

Shinki corrió a ver a su padre, el causante de sus males. Estaba dolido. Llorando con gran pesar le vomitó todo lo que sentía. Sin embargo Gaara no se inmutó. Permaneció tranquilo hasta que su hijo acabó.

Luego le repitió su decisión de mantenerlo aislado del mundo reiterándole que le pertenecía exclusivamente a él, su padre, y a nadie más.

Naruto mismo estaba callado, muy callado para mayor asombro de Shinki. Ese rubio se veía triste y vacío. Nada que ver con el alegre hombre que solía ser siempre.

— Regresa a tu habitación Shinki — ordenó Gaara finalmente — Que esto te sirva de lección. Todo aquel que se atreva a tocarte sufrirá el peor de los castigos.

—¡Eres un monstruo padre! — luego miró a Naruto — ¿Y a tí qué te sucede? ¡Boruto es tu hijo maldición!

Naruto lo miró con desesperación, pero cuando quiso decirle algo Gaara mismo exclamó:
— Shinki, no recuerdo haberte autorizado a hablarle a mi doncel.

Aquello forzó al rubio a guardar silencio. Regresando a su mirada el vacío total. Shinki apretó las manos con fuerza mirando a Naruto, podía ver su gran dolor e intenso pesar al saberse encerrado por su esposo Gaara sin posibilidad de nada.

— Lo tuyo no es amor padre. Es posesión y eso solo lastima a Naruto. Maldito. Naruto, tu hijo es inocente y está encerrado en una horrible prisión de máxima seguridad solo porque él y yo nos amamos.

— ¡Shinki! ¡Regresa a tu habitación hijo!
—¿En serio no harás nada Naruto? ¿Lo dejarás ahí? ¿No te interesa hacerle justicia a tu propia hija Hima?

Sin decir más, Shinki se fue rumbo a su habitación sintiéndose desfallecer. Gaara se acercó a su dorado esposo para abrazarlo con intensidad.

— Naruto eres mío y de nadie más. Te amo.

El rubio cerró los ojos con pesar, él adoraba a Gaara pero su posesividad hacia su persona rayaba en la locura lastimandolo intensamente. Gaara acariciaba el cuello a su dorado amor con obsesiva posesividad.

—Te amo Naruto, eres mi rey. Te saqué de las calles
— Lo sé Gaara, lo sé
— Lo único que pido a cambio es tu lealtad y amor ¿Es mucho pedir?
— No Gaara, no lo es

Naruto cerraba sus manos en forma de puños debido a la intensa desesperación que sentía. Su esposo lo seguía acariciando en el cuello, en su cabello después para volver a su cuello, solo que en ésta ocasión introdujo dos de sus dedos en la boca de Naruto asentando así su dominio sobre esa belleza rubia.

Las lágrimas humedecian el rostro de Naruto quien se sabía atado de pies y manos.

— Eso es mi amor, callado, obediente y leal a tu único dueño. Así debes ser siempre y jamás habrá problemas
¿Entiendes? — Naruto asintió con la cabeza ya que le era imposible hablar debido a que los dedos índice y anular de Gaara de su mano izquierda seguían dentro de su boca — Así me gusta amor. Bien, muy bien. Ahora olvidarás a tu hijo Boruto para siempre ¿De acuerdo? — Naruto volvió a asentir con la cabeza — Excelente amorcito.

Gaara miraba el fuego de la chimenea con sombría expresión. Naruto estuvo al borde de revelarse, pero al fin pude recordarle quién mandaba en esa relación. Ahora volvía a tenerlo dónde quería. Bajo su absoluto control.

Shinki, en tanto se encerró en su habitación arrojándose a la cama. Tras abrazarse a la almohada pidió un deseo.

Desearía que Boruto jamás haya Sido condenado. Que su madre y su hermana nunca hubiesen sido asesinadas. Así podría vivir mi amor a su lado.

En esos precisos instantes pasaba una estrella fugaz en el firmamento. Shinki se durmió.

 Shinki se durmió

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Boruto Y Shinki ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora