Desesperación♟️

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Corriendo a más no poder, corría por el prado entre las espinas y las rosas sin detenerse. No le importaba desgarrarse la piel en el trayecto con tal de huir de ese infierno.

Muerte, desolación y destrucción quería dejarlo todo atrás, en esa fortaleza oscura donde reinaba ese monstruo en forma de demonio soberano de todo.

Toda su vida estuvo cautivo allí, desde que despertó a la vida se vio atrapado en ese mundo de oscuridad donde los desolados gritos de quienes permanecen encerrados impregnaban el lugar.

Él permaneció bajo el control del soberano sin poder decidir por si mismo.

Ese demonio siempre quiso volverlo parte de los suyos, pero él jamás pudo formar parte de sus filas ya que algo en su persona se lo impidió siempre. Jamás podría torturar a inocentes, por eso su captor lo castigaba una y otra vez.

Pero la idea de escapar fue tomando forma en su mente a medida que sus poderes iban incrementándose y su captor no se percataba de ello.

Cuando tuvo la oportunidad la aprovechó y huyó de allí tras romper las cadenas de la parálisis a la que lo tenía sometido. Al ser capaz de moverse por sí mismo y a voluntad huyó. Corría y corría sabiendo que el demonio lo perseguía junto a sus crueles y leales súbditos.

Cada tanto se detenía a descansar mientras permanecía en guardia, solo para recuperar el aliento y seguir huyendo.

Sentía a ese maldito demonio cada vez más cerca y aquello lo descorazonaba. Tenía que tomar mayor distancia pero ¿cómo hacerlo? Fue cuando los vio.

Un grupo de vampiros deambulaban por la zona, se les uniría a ellos y así confundiría a su perseguidor ya que sus esencias eran similares a las de sus súbditos habitantes de la fortaleza oscura.

Él se camuflaría sin problemas con ellos ya que su propio poder era muy codiciado por todos. Sabía que no tendría problemas. Al menos de momento.

Cuando se presentó ante el líder de ese grupo le mostró su mejor apariencia ya que conocía a los vampiros y sabía que si algo valoraban ellos era el misterio y la belleza. No tardó en seducirlos, tal como lo esperaba.

- Bienvenido - le dijo el líder de los vampiros
- Gracias
- ¿Cómo te llamas muchacho?
- Boruto

Al fin podría descansar un tiempo sin preocupaciones, por fin podría serenarse y recuperarse al completo para seguir su camino.

Fácilmente pudo ganarse a cada uno de los hechiceros que formaban parte de ese grupo, ésto se debió a que para él aquello era muy sencillo, sabía cuáles eran los gustos y preferencias de ese tipo de gente. Haberse criado junto a demonios le abrió la mente a muchas cosas.

Los vampiros deseaban más que cualquier otra cosa su sangre. En realidad ellos se hacían llamar hechiceros, pero eran más bien vampiros solo que pertenecían a la raza de los energéticos.

Al igual que los vampiros oscuros, ellos deseaban su sangre, además de su energía vital. Él se la brindaba con demasiada racionalidad, en pequeñas dosis y nadie podía obligarlo a nada.

Aprendió a defenderse mediante su poder, solo su perseguidor tenía el poder suficiente como para dominarlo. Nadie más. Así fue descubriendo los secretos de cada uno de ellos y supo usarlos a su favor.

Tal como lo imaginó sucedió, el demonio que lo perseguía perdió su rastro en aquel camino que finalizaba donde las espinas adornaban el lugar. Por más que lo buscó no lo encontró, pero jamás se daría por vencido ya que Boruto le pertenecía solo a él.

Durante el día en su mayoría los vampiros reposaban, y él aprovechaba esas ocasiones para deambular por aquellos laberínticos lugares construidos por ellos mismos.

Boruto Y Shinki ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora