Un Amor Prohibido III 🌹

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El regreso a Konoha marcó el inicio de un arduo proceso de sanación para Boruto y Shinki. Boruto, aunque físicamente ileso, se enfrentaba a un vacío abrumador en su mente y corazón.

Sabía que había algo crucial que había perdido, algo que todos a su alrededor parecían comprender excepto él. Shinki, por otro lado, llevaba las cicatrices invisibles del secuestro, luchando contra las secuelas del trauma y la manipulación psicológica que había sufrido.

Cada día, Boruto intentaba recuperar sus recuerdos, pasando horas hablando con sus amigos y familiares, revisando viejas fotografías y recorriendo los lugares que alguna vez habían sido significativos para él y Shinki.

Sin embargo, el efecto de la droga de Shura era potente y persistente. Boruto sentía una frustración creciente al no poder recordar a Shinki más allá de vagas sensaciones de familiaridad y cariño.

Una tarde, mientras caminaba por el bosque donde solían encontrarse en secreto, Boruto se detuvo junto a un árbol que llevaba sus iniciales grabadas junto a las de Shinki. Tocó la corteza con los dedos, tratando de evocar algún recuerdo, pero todo lo que sintió fue un profundo dolor por la pérdida de algo que no podía recordar.

—¿Qué me hiciste, Shura? —murmuró, sintiendo la impotencia apoderarse de él.

En casa, Shinki intentaba reconstruir su vida, pero la sombra de Shura seguía acechándolo. Las noches eran las peores, llenas de pesadillas en las que revivía su tiempo en la lujosa prisión de Shura.

Se despertaba sudando y temblando, sintiendo la opresión de las cadenas aún presentes en su piel. Durante el día, la manipulación de Shura seguía resonando en su mente, haciéndolo dudar de su valía y de la realidad de su relación con Boruto.

—¿Fue todo una mentira? —se preguntaba, mientras miraba el cielo desde la ventana de su habitación en Konoha. La duda y el miedo se mezclaban con su amor por Boruto, creando una tormenta interna que lo desgarraba.

Naruto y Gaara, preocupados por el estado de sus hijos, intentaban brindarles todo el apoyo posible. Naruto, en particular, pasaba mucho tiempo con Boruto, intentando ayudarlo a reconstruir su memoria.

—No te presiones tanto, hijo —le dijo Naruto un día, mientras entrenaban juntos en el campo de entrenamiento de Konoha—. Los recuerdos vendrán con el tiempo. Lo más importante es que sigas adelante, paso a paso.

Boruto asintió, aunque la desesperación nunca lo abandonaba del todo. No quería seguir adelante sin Shinki, sin poder ser el novio y amante que Shinki necesitaba. Sentía que le estaba fallando de la manera más fundamental. Un día, durante una visita a Shinki, Boruto intentó hablar abiertamente sobre sus sentimientos.

—Siento no poder recordarlo todo, Shinki —dijo, con voz quebrada—. Sé que esto debe ser muy difícil para ti. Quiero estar a tu lado y ser el apoyo que necesitas, pero siento que no puedo hacerlo completamente.

Shinki, mirando a Boruto con ojos llenos de dolor y comprensión, tomó sus manos.

—No es tu culpa, Boruto. Shura nos hizo mucho daño, a ambos. Estoy tratando de sanar, pero... es difícil. A veces me siento perdido, dudando de todo, incluso de nosotros.

Boruto apretó las manos de Shinki con fuerza.

—No quiero que dudes de nosotros, Shinki. Aunque no pueda recordar todo, sé que te amo. Y lucharé todos los días para que lo sientas también.

El camino hacia la recuperación fue largo y lleno de altibajos. Boruto comenzó a asistir a sesiones de terapia con un especialista en memoria y trauma, intentando desbloquear los recuerdos perdidos.

Mientras tanto, Shinki también buscaba ayuda profesional para lidiar con su propio trauma, trabajando para reconstruir su confianza y su sentido de realidad.

Hubo días en que la desesperación amenazaba con abrumarlos, cuando Shinki se sentía atrapado en su propia mente, reviviendo los horrores que Shura le había infligido.

En esos momentos, la presencia de Boruto, aunque incompleta, era un ancla que lo mantenía a flote. Ver a Boruto esforzarse tanto por recuperarlo le daba la fuerza para seguir adelante.

Una noche, mientras estaban juntos en el mismo claro del bosque donde solían encontrarse, Boruto tuvo un momento de revelación. Al mirar las estrellas, una oleada de imágenes y sensaciones lo golpeó de repente. Vio a Shinki, riendo bajo la luz de la luna, compartiendo sus sueños y miedos. Sintió el calor de su amor y la profundidad de su conexión.

—¡Shinki! —exclamó, con los ojos brillando—. Recuerdo... recuerdo nuestra primera noche aquí. Tú hablabas sobre tus sueños y yo te prometí que siempre estaríamos juntos.

Shinki, con lágrimas en los ojos, abrazó a Boruto con fuerza.

—Nunca dejé de creer en ti, Boruto.

Aunque no todos los recuerdos volvieron de inmediato, ese momento marcó un punto de inflexión. Poco a poco, Boruto empezó a recordar más, y la conexión entre él y Shinki se fortaleció con cada día que pasaba. Ambos sabían que el camino no sería fácil, pero estaban decididos a caminarlo juntos.

Shinki, enfrentando sus propias secuelas, encontró consuelo en la fortaleza de Boruto y en la suya propia. Su amor, probado por las adversidades, resurgió más fuerte que nunca. Sabían que siempre habría sombras del pasado, pero con el apoyo mutuo y la ayuda de sus seres queridos, podían superar cualquier obstáculo.

Finalmente, Boruto y Shinki aprendieron que el verdadero amor no se basa solo en recuerdos perfectos, sino en la capacidad de superar juntos cualquier adversidad, de encontrar fuerza en la vulnerabilidad y de amar incondicionalmente, incluso en los momentos más oscuros.

Juntos, enfrentaron el futuro con esperanza y valentía, sabiendo que mientras se tuvieran el uno al otro, podían superar cualquier cosa.

FIN

Boruto Y Shinki ~ BoruShin ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora