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Lo único que veía era negro, ni una pequeña ligera luz atravesaba la venda que tenía puesta en mis ojos, nada a mi alrededor era visible.

Estaba muy nerviosa, es la primera vez que intento algo como esto, jamas en vida imagine que me encontraría en esa situación, es una locura y empezaba a retractarme.

Con esto ya no existía inocencia en mi, como todos me miraban y suponían que era, aquella característica con la que me identifican.

Trague en seco luego de escuchar pasos acercarse, Bernat dejó salir una risa suya, como lo pensé, parece que esto sera divertido para él mientras que yo me sigo sintiendo ansiosa.

Permiti que me atara, quedé de espaldas con mis manos atadas, mis piernas arrodilladas en el suelo frío con mi trasero levantado y desnudo completamente expuesto a él, aun mantenía esa correa alrededor de mi cuello, la cual estorbaba y empezaba a ser algo incomoda.

—¿Bernat? ¿Estas ahí? —Mi corazón latía a mil, sentí que iba a salir de mi pecho. Mi cuerpo temblaba por el frío que entraba por la ventana y la fuerte brisa que azotaba esa noche. —Jamás he hecho algo como esto, tengo miedo.

—¿Tienes miedo? —Su voz fria sono por la habitación que me causaba escalofríos—Hmm, después estarás agradecida por haberte dado una lección. Las mentiras no son buenas Roxanne, y yo desprecio las mentiras.

Su tono de voz empezaba a cambiar, sonaba mas enfadado y serio, como si empezará aproximarse su enojo para desquitarse hacia mí, lo cual lograba ponerme aun mas nerviosa y llena de temor.

—Y soy tu amo, tendrás que llamarme así en vez de por mi nombre, así que...estas consciente de tus errores—Bernat suspiró y de su mano algo empezaba a azotar una tras otra suavemente, lo que sea que era, lo estiró de golpe y aquel sonido que provocaba rápidamente supe que se trataba de uno de esos látigos.

El me iba a golpear con eso, lo sabía, no se que tan doloroso podía sentirse, he escuchado que hay mujeres que les gusta este tipo de cosas que se practican, pero en mi caso, no sabría decir si me agradaria ya que esta es mi primera vez, ademas de que él ya había azotado mi trasero con las palmas de sus manos y fue algo que a pesar del ardor que me invadió, lo disfrute, ahora, esperaba a sentir aquella misma sensación pero que logrará gozar de ella.

—Si... —Murmure y agache la cabeza—me siento mal por haberte mentido.

—Aceptó tus disculpas, pero no seran suficientes. Estaba dispuesto a darte mi confianza...

Y mientras el sigue hablando aumenta la tensión e incertidumbre en mi, ya que en algún momento el dejaría caer ese látigo, pero sigue sin hacerlo y me provoca ansiedad, puede caer por sorpresa conociéndolo, se que no me avisara antes, por lo que tomo aliento esperando el momento, estar lista a pesar de todo.

—Roxanne, ¿estas escuchando lo que te estoy diciendo?—Me preguntó y escucho sus pasos aproximarse.

—Si, estoy escuchando todo Bernat...

Un suspiro de fastidio deja salir.

—Te dije que no me llamaras por mi nombre... —Su voz profunda y frívola atravesaron mis oídos y se sintieron como una corriente eléctrica.

Y fue entocnes que al decir esas palabras con el látigo azotó con dureza a uno de mis glúteos.

—¡Ah! —Grite de dolor y aqueo mi espalda. —Ah... dolió... Bernat...

Otra vez mas volvió a pegarme con su látigo resonando mi trasero sintiendo el leve ardor recorriendo por aquella zona de manera intensa.

—Te he dicho que no me llames por mi nombre y lo has vuelto hacer... —Dejando finalizar sus palabras él prosiguió con otro azote, otro y otro, de manera potente dejandome escapar gritos de manera dolorosa.

CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora