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Camine apresurada y me detuve a fuera de un mercado junto a Penny. Compramos unas latas de refresco y bebimos agotadas. Pasaban los autos y algunas personas se nos quedaban mirando. Apenas eran las siete de la noche. Tal y como dijo Henry, me llamaría para aquella fiesta, y acepte. Penny también iba, así que ambas decidimos esperar a Henry quien nos recogería.

Habían pasado algunas semanas, el tiempo fue largo que incluso creí que no me volviera a llamar Henry, pensaba que quizá ya había conseguido otro chica pero vaya que estaba equivocada. Estas semanas solo aproveche para subir videos bailando pole dance, aunque algunos no salían como esperaban, siempre estuve con la compañía de Penny y Richard. Me doy cuenta que ella y yo nos hemos mejorado nuestra relación y últimamente somos mas cercanas.

—¿Qué opinas? ¿Muy interesante no?, —Penny se burla—iremos a una de esas fiestas de clase alta. Quiero decir, no es cualquier fiesta, hablamos de hombres con dinero.

—Vaya, es verdad, sera interesante. Incluso alguno de ellos podría estar interesado en una de nosotras.

—Es verdad, y si es así, ¿aceptarias andar con uno de ellos?

Me quedo dudosa ante su pregunta sin antes responder.

—No—respondí segura—yo ya tengo a Bernat y soy de él.

—¡Oh! ¡Si que era leal, excelente! —Penny me da unas palmadas en mis espalda—una mascota leal a su amo es lo que mas aprecia.

Es verdad, Bernat dijo que la lealtad era algo que le gustaba mas de una persona y que le enamoraba. Si es así, entonces debía mantenerme leal a él y lo estaba demostrando, entonces, Bernat se enamoraría de mí y ese, es el deseo mas grande que tengo, que se enamore de mi, que él también me desee. Debía ser uno de mis objetivos, al menos, ya que no tenía ninguno.

Penny me pego con su codo sacándome de mis pensamientos y entonces vimos a a Henry llegar y ofrecernos entrar a su auto. Al acceder, fuimos ansiosas y preparadas a la casa de aquel tal hombre importante.

Y así fue, minutos de camino, charla y risas, hasta que de un abrir y cerrar ojos, paramos y al salir del auto, en frente nuestro teníamos una mansión, si, era una mansión, porque si la llamaba casa, era jodidamente grande.

Nos quedamos casi boca abiertas, subimos los escalones que llevaban a la entrada. Ambos entramos a la mansión mientras el posicionaba su mano alrededor de mi cintura y me atraía a él. Penny se puso atrás de mi y nos dimos una mirada. Caminaban hombres de traje refinados, mujeres que lucían finas, la música alrededor sonaba a todo volumen, y toda aquella combinación, se declaraba como una fiesta elegante.

Henry nos llevó a la parte del salón que había en la mansión y llegamos hasta una esquina donde estaban unos seis hombres acomodados de lindas mujeres, coquetas y con sonrisas atrevidas mientras acariciaban sus cabellos, se dedicaban permanecer a sus lados.

—¡Henry!, que sorpresa—saludo uno de ellos.

—Compañeros, traigo a mis dos chicas. Ellas son las que me harán compañía esta noche, si nos les molesta, van a tomar asiento...

—¡Seguro! —Dijo uno de ellos mientras sostenía un cigarro y su vaso de whisky

Henry se sentó en medio, mientras Penny y yo nos sentamos ha su lado.

—Entonces, ¿por qué tan perdido Henry?, ¿te has olvidado de nosotros? —Preguntó uno de ellos.

—Por supuesto que no—Respondió Henry y soltó una risa—si, tal vez, no hemos hablado como antes y por esa razón no quise perderme esta fiesta.

—Oh, pues no sabes cuánto nos alegra de que estés aquí—uno le dio una sonrisa.

Todos estos hombres se veían mayores, igual como Henry. Supongo que ya llevaban tiempo de conocerse.

CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora