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                        Roxanne

Forcejeo y pateleo para que ese hombre me suelte, mis intentos lo provocan y hacen que me suelte fuertes golpes que me dejan vulnerable. Mi cuerpo tiembla y mi corazón está inquieto. Siento que no saldré viva de este lugar y tengo miedo por eso, lo cual, mi mente se congela y deja paralíticos mis pensamientos. Mi instinto de defensa reacciona por su propia cuenta.

El apuntó con la pistola en mi cabeza y eso hace que me tranquilice. Guardo la calma en lo que este deslizo la pistola por mi cuerpo hasta llegar a mi zona intima.

Quiero llorar, esto es lo que merezco por confiar en Jim, no quería que terminara así, estoy desesperada y quiero entrar en llanto, podría morir si intento seguir luchando, no me quedaba otra opción mas que permanecer quieta.

Mis ojos miran al otro lado de la cama, observe a Jim siendo sujetado a la fuerza por esos dos hombres, tienen tanta fuerza que él se rinde. Ambos estamos en las mismas.

Aquel viejo me sujeto del cuello y empezó ahocarme mientras la pistola rozaba mi intimidad por encima de mis panties.

—¿asi es cómo te gusta no? —El rie. Su risa es desagradable, mas bien, todo en él es repulsión que podría vomitar incluso—una vez que me los folle a ustedes los asesinare.

El tiempo se detiene mientras algunas lágrimas corren por mis mejillas.

No hay nada que pueda hacer ¿o si?

Oh, ¿de verdad tengo que ir ayudarlos?

De la nada, alguien toca la puerta de la habitación de una manera fuerte que llamo la atención de los tres.

—¡Mierda! ¿Pero quien podría ser? —Susurro.

De nuevo se vuelven escuchar los toquidos aumentando la fuerza con la que tocan, como si esa persona detrás de la puerta estuviera enojada. Eso asustó y preocupo al viejo. Uno de los tipos que sujetaba a Jim, rápidamente se baja de la cama y se asomo con delicadeza por la ventana, de forma discreta.

—No es nadie—Murmuró y aún así la puerta volvió a sonar.

¿Estaba en una especie de sueño?, todos estábamos confundidos incluso yo, la tensidad de los toquidos me hacían creer que de la nada esa puerta saldría expulsada de un fuerte golpe.

El gordo se alejo y se aferro a su arma, también se asomo a la ventana, sin quitar la vista encima de los dos.

Sus manos empezaron a temblar, ¿estaba nervioso?, eso pensé, tiemblan de una manera extraña, hasta que aquel hombre empieza a respirar de forma agitada.

—Es él de nuevo—Susurro el viejo.

—¿De qué hablas....?—El otro tipo sin terminar de hablar recibió un disparo en seguida en su cabeza.

Su otro compañero se quedó congelado y confundido sin entender lo que sucede, hasta que él también recibió el otro disparo. Ambos recibieron un disparo por parte del viejo. ¿Acaso se volvió loco?

Jim alterado y sin saber que hacer miro asustado, su vista se dirigió al sujeto pensando que él también sería asesinado. No pensé verlo tan aterrorizado, temiendo por su vida.

Mi corazón está prendido en llamas, sentía que nosotros seríamos los próximos en morir. ¿De verdad moriría?,

El viejo nos miró con indiferencia y alzó su brazo sosteniendo el arma.

—¡Por favor....! ¡Se lo suplico! ¡No...!—No pude terminar de hablar cuando de la nada aquel hombre puso la pistola en su propia boca y disparo.

Él se mató. La sangre salpico en la pared, mis ojos habían contemplado los tres cuerpos sin vida.

CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora