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                         Kenya

Kenya...ayúdame...

Es demasiado tarde.

Al menos lo intente, ¿no?

Aquellas voces suenan como susurros lúgubres que me hacen sentir angustiada, me someten impidiéndome salir de esta pesadilla, están arrasando y dispersan imágenes inquietas en cámara rápida en donde puedo contemplar muchas víctimas, como hombres y mujeres sin vida, y entre ellas, aparece Penny.

Mis ojos se abren de golpe y me levanto en pánico con el corazón inquieto. Trague en seco con los dedos temblándome sin si quiera hacer ningún movimiento en ellos. Tomo aire y hago mi esfuerzo por relajar mi cuerpo.

—¡¿Qué fue ese ruido Kenya?! —Mi padre entra a mi habitación alterado. —¡Kenya! ¿Qué sucede?

Permanezco en silencio algunos segundos y mire a papá preocupado con el sudor corriendo en su frente.

—Solo tuve una pesadilla—Murmure sin añadir nada mas.

—Pero... ¿Estas bien?

—Eso creo—Mire la hora en el reloj , tarde para ir a la universidad. Solté un largo suspiro y me puse de pie, tomando mi chaqueta. —Se me hace tarde tengo que irme ya.

—Es muy tarde, déjame llevarte si no perderás las demás clases Kenya—Insistió mi padre.

—No, descuida, iré sola—Salgo de mi habitación ignorando a mi papá quien intentaba acercarse a mi.

—¿Estas segura Kenya? —Él va detrás de mí mientras yo le sigo dando la espalda y me dirijo hasta la puerta de la casa—Kenya...

—Muy segura, ya te lo dije—Abrí la puerta de la casa y salgo en seguida sin dejar que él termine de hablar.

Si, podrían decir que soy fría con mi padre o indiferente. En los últimos años que se volvió un alcohólico sin control y sin futuro, me hizo mantener la distancia con él, ya que todos los días se volvieron los mismos con su llegada por las madrugadas, herido por meterse en peleas innecesarias en las cantinas y aunque insistía molesta con que parara el prometía cambiar y jamás lo hizo, no ha hecho nada por su propia cuenta para cambiar y ni si quiera por su propia hija.

Eso a hecho que me vuelva fría e indiferente a su lado, sin embargo, en el fondo aún me sigue doliendo el camino que está tomando, a veces lo pienso, tampoco me gustaría dejarlo solo. No se que debería hacer.

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Analizo la casa que ahora mismo tengo en frente. Reluciente y preciosa. Subí los escalones que me dirigen hasta la puerta de la entrada, luego toco el timbre y espero unos segundos hasta que por fin se abre la gran puerta principal. Una chica pelirroja y de sonrisa coqueta me me da la bienvenida. 

Me parecía verla visto antes, no recuerdo si fue exactamente en unas de mis pesadillas, de esas que suelo tener, aparecen personas que jamás he visto en mi vida. 

Esta chica, cuyo nombre es Rebecca, me cito en su casa, pues días atrás me había contactado diciéndome que me había visto por el club haciendo preguntas, relacionadas a Bernat, interesada, obtuvo mi numero de celular e inmediato me hizo llegar su mensaje, suponía que algunas chicas del club le hicieron llegar mi numero y aunque nuestra conversación no fue larga, algunos detalles que ella me conto despertó mas mi curiosidad y sin duda, algo muy interesante ella tenia que mostrarme. 

—Que gusto verte en persona Kenya, tenia mucha ganas de conocerte—Dijo Rebecca dirigiéndome hasta la sala e invitándome a tomar asiento—Siéntate, ¿Te ofrezco algo de beber?

CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora