XIV
En menos de 10 minutos teníamos a todas las putas en una fila, la mayoría llorando, supongo al ver a su jefe, quien sabe qué tanto les había echo y dicho.
-Empezaremos quitándose la ropa.- La voz de Adler me dio un poquito de miedo, era ronca y con una orden clara.
Todas empezaron a hacerlo entre el llanto.
-Y cállense que no quiero oír mas que mi voz.- Siseó.
Silencio.
El único ruido era el de la ropa al caer.
Cuando todas estuvieron en ropa interior me posé a su lado, moviendo mi pierna ligeramente y mi tacón resonando con cada movimiento.
Miré la primera y después a la última.
-¿Quien de aquí es Rose?- Pregunté en un tono calmo, quería darles confianza.
Mucho silencio.
-Pueden hablar. Le responderán a la señorita todo lo que les pregunte.- Adler dio la orden.
-R..Rose está con el Señor Miller en este momento.- Dijo una.
-Nombre.- Pedí.
-Anahí Mitchels, señorita.- La voz le temblaba.
-¿Esa información es verdad?- Miré al ruso.
Le dijo algo a su verdugo en ruso y asintió en mi dirección.
-Okey Anahí, gracias a tu ayuda con esto, podrás retirarte.- Le di una sonrisa cálida y asintió.
-Muchas gracias, señorita.
Tomó su ropa y cuando pasó frente a Adler agachó la cabeza.
-Gracias señor.- Fue lo último que dijo antes de irse.
Miré a Adler para que dijera algo y lo pensó antes de hablar.
-Quien se atreva a hablar más de la cuenta con los clientes o los escoltas, terminará así- Señaló a los dos tipos.
Todas soltaron unos jadeos bajos.
-Lárguense antes de que les meta un tiro.- Dijo.
Todas dijeron un "Gracias señor" y se retiraron.
-¿No puedes sacar a Rose?- Pregunté.
-Miller es uno de Los socios del burdel, esperaremos lo que sea necesario.
-¿Y esa Rose qué tiene?
-Es la estrella del burdel, es la que más clientes consigue y también la más hermosa.
Un mal sabor de boca apareció y una sensación extraña en el estómago también.
-¿Lo dices tú o la gente?- Pregunté.
Me miró sobre su hombro.
-Lo digo yo.
Apreté la mandíbula.
-¿Más que yo?- Alcé la barbilla, molesta.
-¿Acaso estás celosa?- Preguntó burlón.
-Para nada.
Se giró y enrolló su brazo en mi cintura, acercó su rostro al mío y habló:
-Los ojos se te achican cuando te pones celosa, calmada fiera.
Le di una bofetada.
-No soy ninguna fiera.
-Si tú lo dices. -se quedó callado un segundo.- Mejor hazme una mamada, así te callas un rato, ¿no?

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Prohibido
ActionDuología Mafia Libro 2 "Fumar es indispensable si uno no tiene nada que besar" -Sigmund Freud •Obra original •Di NO al plagio