XVII
3/3Adler
-¿Ya estás borracha?
Arlette se separó ligeramente de mi.
-Lo estoy, creo que por eso te veo atractivo.- Se burló.
Enarqué una ceja en su dirección, había confesado algo fuerte y rápidamente cambió de tema.
-¿Y de quien te enamoraste?- Pregunté con algo de molestia.
Frunció ligeramente los labios antes de hablar.
-No sé si estoy enamorada o no pero mi pecho se emociona cada que t..lo veo.- Se corrigió rápidamente.
Asentí, restándole importancia a sus palabras y sentimientos. Mi mirada estaba fija en una rubia al final.
-Sí, claro. -me separé.- Ya vengo.
Iba a decir algo más pero no lo escuché y la rubia caminó y la seguí, cuando nos metimos a un cuarto, resopló.
-Encontré la carta que dejó tu padre -hizo una mueca- no te va a agradar nada.
-No podría ser tan malo.- Bufé.
-Creo que sí podría serlo.- Murmuró antes de entregarme un sobre.
Se veía viejo y un poco amarillo al igual que la carta, rápidamente la leí y solo pude captar 3 palabras:
Familia...
La foto...
Oficina...
Me apoyé en la pared y Aki me quitó el sobre de las manos y lo volvió a guardar en su bolso.
-¿Sin palabras?
Por primera vez en mi vida me habían dejado sin palabras, me habían dejado la mente en blanco y solo existía una persona:
Arlette.
Me giré y salí corriendo de ahí, encontré a la pelinegra tomando bruscamente una copa y la jalé del brazo, provocando que la copa cayera y los pedazos estallaran en el suelo.
No pudo decirme nada cuando una explosión hizo temblar el suelo y hacer jadear a los invitados.
Y lo que era un elegante baile, terminó siendo la huida de cientos de personas peligrosas y buscadas.
-La EFEI está en el ala sur, señor, el comando es dirigido por Ortega!- Me avisó Dimitri, entregándome un arma.
Arlette sacó su arma y sus guardaespaldas la cubrieron.
-¿No estaba en los calabozos?- Grité, otra explosión.
El polvo caía del techo y todos corrían a la salida, la policía empezó a ingresar y a disparar a todos los que veían, yo mataba a todo el que se me cruzara, viendo a Arlette detrás de mi.
Nos escondimos tras una mesa y me miró, las balas nos pasaban a lado mientras Ortega decía mierda y media.
-Te vas a ir por la izquierda, ahí te estará esperando alguien y te sacará de aquí!- Le gruñí.
-No te voy a dejar aquí, es el jodido infierno.
Disparé varias veces, matando a varios, evitando que se acercaran.
Mi seguridad me estaba cubriendo.
-Adivina qué! Yo soy Lucifer, así que lárgate de una puta vez que no te lo repetiré.- Siseé.

ESTÁS LEYENDO
Prohibido
AcciónDuología Mafia Libro 2 "Fumar es indispensable si uno no tiene nada que besar" -Sigmund Freud •Obra original •Di NO al plagio