XXIX

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XXIX

Adler

Miré de nuevo la caja y la tiré al cajón, agarré mi celular y le llamé a Arlette.

-¿Por qué no has vuelto?'

-Porque no he querido.

-Vuelve ahorita, en 1 maldita hora es el maldito baile y tienes que estar para el anuncio.

-Ya te dije que no me interesa ver cómo le pides matrimonio a alguien más, ya supérame, idiota.

-Superarte mis huevos, ven si no quieres que cree un escándalo en la peluquería.

-Regreso en 20 minutos.- Masculló.

Pellizqué el puente de mi nariz y me levanté, salí y me metí a mi habitación.

Me metí al baño y después a la regadora, el agua caliente relajó mis músculos y me pude ver en la pared follando a Arlette como cuando llegó.

Esa maldita perra no merecía mi tiempo.

Rodando los ojos me terminé de duchar y al salir me la encontré sentada en mi cama, mirándome con odio.

-Eres un idiota.

-Me han dicho cosas peores, muñeca.- Me burlé.

Sus ojos azules me ignoraron y lo agradecí porque no iba a follarla, no aún.

-Lárgate que tienes que estar a tiempo.- Ordené.

Tomé el traje azul oscuro junto al chaleco y lo tiré a la cama, la corbata también.

Ella se levantó y me miró.

-Sé que te vas a enamorar de mí.

-Ni siquiera me gustas y no eres tan interesante, solo tienes el cuerpo.

-Soy la chica más interesante que has conocido en tu asquerosa vida.- Murmuró frente a mi.

-No lo creo.

Acaricié su mejilla y alejó mi mano.

-¿Acaso crees que soy tan reemplazable como para usarme y después desecharme?

-Recuerda que todos somos reemplazables, Arlette.

Arlette bufó y se largo, me vestí rápidamente y me miré en el espejo, es que no sabía como era tan perfecto, ¿había alguien mejor que yo? No lo creo.

Guardé la caja en mi bolsillo y salí de mi habitación, listo para el baile y el anuncio.

-Te ves guapo.- Dijo April.

-Lo sé.

-¿Me das un beso?

-Spero che tu muoia adesso.- dije en italiano porque la idiota sabía ruso.

Me seguí de largo y la ignoré.


Arlette

Mientras me daba una ducha me puse a pensar algo muy serio e importante, si un pez puede respirar bajo el agua, y yo me convierto en paz, ¿podré hacerlo? O sea, si tenía mucho dinero, existiría un tratamiento para convertirte en pez.

Quité esos pensamientos de mi cabeza y salí para envolverme en la toalla y salir, frente al tocador sequé mi cabello y lo alacié ligeramente, después me hice un chongo alto y recto, parecía como un huevo pero se veía bien.

Me puse unas bragas y el vestido sin sostén, me puse las perlas que Adler me había dado, los guantes no me los puse y unos tacones. Perfume y salí de la habitación.

Cuando entré al salón no saludé a nadie y me fui con Adler para enrollar su brazo con el mío, no me dijo nada y me ignoró, pero yo sabía que mi escote loa atraparía más tarde.

Después de cenar y el baile, lo cual fue extremadamente aburrido, se subió a la tarima y en las sillas de atrás me senté a lado de April, ella iba con un vestido rosa bastante exagerado y feo, Dimitri se sentó a mi lado y Adler habló:

-Agradezco que vinieran porque les daré un anuncio importante, el día de hoy le pediré la mano a una chica.- Empezó, su voz seria y ronca.

April murmuró:

-Aprendí a decir sí en ruso, lo sorprenderé.- Me dijo y bufé.

No le respondí y me obligué a no llorar, sentía los ojos pesados y me ardían, pero eso no lo demostré y tuve el mentón en alto, para demostrarle que se necesitaba algo más grande para derrotarme.

April sonreía y estaba lista para levantarse.

-Mi prometida será -nos miró a ambas, pero su mirada se detuvo en la rubia, en April,- Arlette Morningstar.

April se levantó y se quedó estática, yo no demostré nada de emoción, mi rostro serio y frío, pero me levanté y puse una sonrisa cuando me tomo de la mano y caminó hasta el frente junto a mí.

Saco una caja de su bolsillo y la abrió en mi dirección, entreabrí los labios al ver la preciosa joya reposar en el suave colchón blanco.

El aro era plateado y de puros diamantes, la piedra en el centro era la forma de un fuego, la mitad roja y la otra mitad era de diamante. Algo único. Algo especial.

-Esta es una joya carísima, algo único y digno de Arlette.- Le dijo a la gente, mostrándoselo.

Tomó mi mano y lo deslizó por mi dedo hasta que entró, tragué el nudo en mi garganta y lo miré.

-Es hermoso.- Susurré olvidándome de todos y centrándome en sus ojos azules.

-Lo sé, tengo buen gusto.- Bromeó.

Me limpié la lágrima que rodó por mi mejilla y lo besé, él mordió mi labio y se separó.

-Que la fiesta continúe.- Pidió.

Lo que siguió fueron muchas felicitaciones, April se largó llorando y Adler había desaparecido de mi vista.

No recibí llamas de mamá o de Dexter, ni siquiera de Connor y solté algunas lágrimas por Zaid, mi moreno no se tenía que ir aún.

Adler me tomó de la mano y me alejó de toda le gente, me besó en la oscuridad del pasillo, como si fuéramos dos adolescentes con ganas en una escuela, no quería soltarlo o alejarme de él, quería pasar toda mi asquerosa vida a su lado, pero no todo es posible eh.

-Que conste que fue porque te necesito al poder.

-Ya dime que me amas Adler, no lo soporto.

-Ese día no solo me metí en lo más profundo de tu coño, también me metí en tu corazón.

-¿Y yo me metí en el tuyo?- Pregunté en un susurro, mirándolo a los ojos.

Me volvió a besar y entendí que eso era una respuesta, y claramente era un no en mayúsculas.

Adler no era muy expresivo con cualquier cosa, pero cuando se trataba de mi cuerpo, lo era y demasiado.

-¿Me veo hermosa, Adler?

-No solo te ves hermosa, eres hermosa, muñeca.

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