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Melissa permanecía con la mirada en el plato mientras Lisa se encargaba de mirar todo alrededor, sentía curiosidad por saber quién era cada persona en esa mesa.

Sintió un poco más de curiosidad por el hombre sentado frente a ellas, cabello rizado y negro, portaba una prenda color verde la cual no pudo distinguir qué era exactamente, lo había visto en películas pero nunca se había tomado el tiempo de aprenderlo, notó que en su mirada había alguna emoción. ¿Tristeza? ¿Preocupación? ¿Simple curiosidad? No estaba segura de qué era.

Sintió un toque suave en el dorso de la mano y miró a su hermana, eso la hizo darse cuenta de algo. Había estado mirando a ese extraño mucho tiempo.

Escuchó un carraspeo de garganta, volteó seguida de su hermana. Miraron a una mujer algo mayor, suponían que era la matriarca por todo el silencio a su alrededor.

-¿Están incómodas?

-No, no. Han sido muy amables, muchas gracias.

Lisa sonrió amablemente mientras Melissa asintió con la cabeza en señal de agradecimiento. La mayor del lugar se mostró un poco sorprendida de que la chica pudiese mostrar algo de alegría, se había repuesto muy rápido.

-¿Sus nombres son...?

-Un placer, soy Alexa.

-Miranda.

A pesar de ser sombría y algo amenazante, la voz de Melissa había logrado alguna emoción en todos los presentes, la belleza de aquella voz era algo digno de admirar.

-Bien, me presento. Soy Alma Madrigal, soy la matriarca de la familia. 

Alma comenzó a presentar a cada uno de los integrantes de la familia, mientras las mellizas prestaban toda la atención posible, necesitaban aprender sus nombres si o si.

-Y por último, quien las halló en el río, Bruno.

Ambas miraron al mencionado y Melissa prestó especial atención.

-Mamá, no hacía falta mencionar eso.

-Las niñas necesitan saber quién las encontró, ¿no es así?

-Si, muchas gracias señor Bruno.

Melissa comenzó a temblar mientras bajaba la mirada, sabía que al decir alguna palabra podría romper en llanto.

-Disculpen si sueno algo indiscreta pero necesito saber, ¿quién tuvo el amable gesto de limpiar un poco a mi hermana?

Miró como Julieta levantaba un poco la mano.

-¿La hice sentir mal? 

-No, no, todo lo contrario. Y disculpen que mi hermana no hable mucho, es tímida.

Melissa pudo relajarse al oír aquello, creía que había sido el hombre frente a ellas quien había hecho eso.

-Por favor.

Ambas miraron algo sorprendidas al hombre frente a ellas, de tanto silencio lo podrían pensar mudo.

-No me llamen señor, no soy tan mayor.

Bruno sonrió tratando de lucir amable, cosa que pareció conseguir puesto que las chicas se relajaron y asintieron. Eran como un espejo haciendo los mismos gestos y las mismas acciones al mismo tiempo.

-Tenemos una idea para ayudarlas.

-¿Ayudarnos? ¿Así nada más?

Sorprendentemente fue Melissa quién respondió primero. 

Los Madrigal se sorprendieron por sus palabras, ¿acaso nunca habían recibido ayuda sincera? 

-Sí, ¿planeaban seguir con su duro viaje?

Las mellizas se miraron un segundo, hasta que fue únicamente Lisa quién decidió seguir hablando.

-No realmente.

-Muy bien, entonces. Habíamos pensado en que podrían quedarse aquí y ayudar con la limpieza del hogar.

-¿En serio?

-¿Hay algo en ello que las moleste?

-No, no. Es demasiado bueno para creerlo.

-Aceptamos.

Lisa miró a su melliza algo sorprendida, pero si estaba tan segura entonces podría confiar en esas personas.

-Bien, mañana irán al pueblo a comprar ropa y calzado adecuados. Por hoy solo coman y descansen.

-Sí señora, muchas gracias.

Y así transcurrió la cena en silencio, los Madrigal no querían alterar a las menores y las mencionadas no tenían ganas de hablar o saciar su curiosidad.


Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora