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Melissa suspiraba en la sala mientras pasaba las manos por su cabello, estaba frustrada y eso era algo que su hermana podía notar. Miró de reojo por el ventanal logrando divisar a Bruno jugando con unas ratas y solo se inquietó más.

Ya había pasado una semana y en todos esos días Lisa solo se había limitado a observar divertida el como su melliza se preocupaba cada vez más y le era difícil esconderlo.

-¿Y bien? ¿Ya me dirás que te tiene así?

-Quiero preguntar sobre como se siente acerca de todo este relajo con su familia pero es que míralo, está tan tranquilo y a gusto con las ratas. He estado trabajando duramente estos días para que sus pésimos pensamientos se reduzcan y vaya que lo he conseguido, no quiero arruinarlo mencionando el tema así nada más.

-Tengo una idea.

-¿Ajá? Te escucho, eres mejor con esto de suavizar palabras que yo.

-Acércate y dile "hola guapo, ¿quieres seguir un tutorial de reproducción humana? ¿hacerme un bebé?" y en cuanto te mire sorprendido, ¡saz! le preguntas como se siente con respecto a su familia.

Tras decir aquello, hubo un largo silencio en el que la mayor de las mellizas solo podía mirar a la contraria con una expresión desconcertada, ¿Qué había sido eso?.

-Lisa.

-¿Si?

-Esa es sin dudas la peor idea que has tenido hasta ahora. 

-Pero si ya hasta se casaron, ¿no te lo quieres cog-?

-No es que no quiera, ¿te das cuenta de la situación?

-Ya, bueno. Acércate y abrázalo, no sé.

-Oh vaya, mira como me ayudas.

-Es que no importa como se lo digas, se va a sentir mal.

-Por cosas así es que eres adoptada.

Melissa se puso de pie y salió de la casa yendo a buscar a Bruno, mientras tanto Lisa se dedicó a mirar la escena desde el ventanal. Solo le faltaban palomitas y listo, estaría viendo su novela favorita. 

-Hey.

Al recibir solo una sonrisa como respuesta por parte del mayor se sentó a su lado y lo observó durante un rato jugar con las ratas.

-Bonito.

-¿Si?

-¿Como estás?. Ya sabes, el día de hoy.

-Bueno, bien. Resulta que una de las ratas dio a luz en una de las esquinas de la habitación libre. ¿Te molesta?

-No, no estorban y no son ruidosas. Así que todo bien.

-Menos mal, me asustaba un poco que te molestara y quisieras correrlas o no se.

-No, no. Además no tienen donde quedarse.

Bruno suspiró sintiendo algo de culpa al recordar que por su culpa la casa Madrigal ya no era lo mismo, y si era en un terrible sentido. La menor pudo darse cuenta al instante de eso y pasó un brazo por sus hombros en un medio abrazo.

-Brunito, sobre tu familia.

Decidió seguir hablando cuando sintió la mirada atenta del mayor.

-¿Como te sientes con ello?

Lo soltó y palmeó sus piernas, cosa que el contrario entendió al instante ya que se recostó en el suelo con la cabeza en las piernas de la contraria y algunas ratas se subían encima suya mientras otras preferían irse.

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora