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Bruno iba llegando a casita, estaba realmente de buen humor y se sentía con mucha energía. Había sido una noche excelente para él. 

Melissa llegaría un rato después, debía prepararse para el trabajo y desayunar.

-Bruno.

Miró a su madre de pie en la sala con una expresión seria, supo que quería decir algo. Lo más seguro es que fuese un regaño.

-¿Si?

-Tenemos que hablar, hijo.

-Si madre, ¿me das veinte minutos?

-Adelante.

Subió prácticamente corriendo a su habitación.

Pasados los veinte minutos bajó rápidamente con el cabello húmedo, no había tenido tiempo ni para secarse correctamente. Si tardaba más el regaño solo sería más severo.

Miró a la mayor de pie en el mismo sitio, ¿acaso no se había movido? lo más probable era que no.

-¿Ya?

-Si, ¿Qué pasa?

-Es sobre lo que sea que tengas con esa niña, Miranda.

-¿Lo que tengo con ella? No entiendo.

-Estás perdiendo mucho tiempo con ella, no me agrada eso.

-¿Qué?

-Lo que dije, estás perdiendo mucho tiempo. Ya no haces nada por ayudar al pueblo.

-Intento hacer algo y huyen asustados o me gritan que no me acerque. Algunos se ponen violentos, así que dime. ¿Qué haré yo?

-Bruno, ya tienes treinta. Tus hermanas se casaron a los veinte, tú no das ninguna señal de querer hacerlo.

-¿Eso que tiene que ver con esto? Primero me hablas de ayudar al pueblo y después del casamiento, no entiendo. No es como que necesites nietos, ya tienes tres.

Alma suspiró tratando de llegar al punto, lastimosamente mientras más hablaba más se iba por las ramas del asunto.

-Ayer mientras no estabas llegó una chica a reclamar que dijiste que su pez moriría y así fue.

-Esa predicción tiene más de tres meses, ya no uso mi don. Mamá, sigo sin entenderlo.

-¡En lugar de que hagas algo por arreglar tu imagen pública, solo te la pasas perdiendo el tiempo con esa chica!

Bruno la miró con cierta desilusión, ¿era eso lo que quería? ¿para que iba a arreglar su imagen pública? para empezar, ¿existía una forma de hacerlo?

-No sé como arreglar mi imagen pública. Y ella no tiene nada que ver en eso.

-Podrías haber pensado en una forma si no te la pasaras con ella perdiendo el tiempo.

-Si lo ponemos así entonces tú ya pensaste en una forma, ¿no?

Al notar como esta se quedaba en silencio suspiró pesadamente, estaba comenzando a cansarse de los reproches de su madre. Todo era defectuoso para ella, a su lado siempre lograba sentirse inseguro e insuficiente.

Dio media vuelta dispuesto a regresar a su habitación, cuando escuchó la gota que derramaría el vaso.

-¡Tú imagen nos afecta a los demás en la familia! ¿No has pensado en eso?

Detuvo por un momento su andar y la miró de reojo, no había pensado en eso. Pero ya que lo mencionaba entonces sí buscaría una forma de arreglar la imagen que todos tenían de él. Con eso en mente siguió su camino pero se detuvo abruptamente sintiendo como las lágrimas comenzaban a hacerse presente en sus ojos.

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora