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-Entonces técnicamente tienes más fuerza física que un humano promedio.

La castaña soltó una pequeña risa, había intentado ocultarlo.

-Si.

-Pero entonces, ¿Cómo es que ese tipo...?

-Hay dos cosas que juntas logran debilitarnos, llegaron a fabricarse hace muchos años pero en cuanto desaparecimos dejaron de producirse hasta el punto en el que desaparecieron. Al parecer Henry lo descubrió y fabricó los suyos.

-¿Si?

-Si, eran los pendientes y cadena que usaba. Los hizo con oro blanco y otras cosas, la cosa es que al tocarlos nos quema la piel y si alguien los porta lo hace "inmune" a nuestro canto y habilidades. También nos debilita físicamente.

-¿A quien rayos se le ocurriría crear algo así?

-Humanos que buscaban esclavizarnos en su tiempo.

La castaña se incorporó al ver como el mayor suspiraba y revolvía su cabello terminando de procesar todo, se sentó en sus piernas en cuanto este último la miró preguntando un "¿A donde vas?" silencioso.

-Creo que los humanos de esa época te envidiarían.

-¿Si? ¿Por?

Su sonrisa cambió a una más coqueta mientras tomaba las manos de Bruno y las guiaba a sus caderas donde este último apretó un poco, realmente le encantaba hacer eso.

-Me esclavizaste, estoy a tus ordenes mi rey.

Al mayor le fue inevitable sonreír mientras sus mejillas se sonrojaban sutilmente, aún no entendía como Melissa podía cambiar su completo estado de ánimo y el ambiente con solo una palabra o un gesto. No lo entendía y no le interesaba hacerlo, solo sabía que esa era una de las tantas cosas que le fascinaban de ella.

-¿De verdad? 

-Por completo, pídeme lo que quieras y te lo daré.

La castaña pasó uno de sus dedos por el cuello del contrario y terminó acariciando sus labios, terminó por abrazarlo del cuello manteniendo cierta distancia.

-Empezaré por cosas simples.

-Entonces ya empezarás a pedir. Adelante.

La menor contuvo un sonido de sorpresa al notar como Bruno jalaba de sus caderas acortando aún más la distancia entre ambos.

-Dame un beso.

-¿Solo uno?

-Quizá.

Melissa soltó una corta y suave risa antes de inclinarse un poco y besar al mayor el cual terminó por pegar sus cuerpos y rodear su cadera con sus brazos. Sin embargo su momento no duró mucho.

Se separaron abruptamente y un enorme color carmín se adueñó de sus rostros al escuchar una voz bastante familiar.

-¡Por dios! ¡Mis ojos, me quemo!

-¡Lisa, por el amor de dios!

La castaña se levantó y comenzó a acomodar su vestido, le avergonzaba demasiado que su hermana la viera así. O bueno, cualquiera en general.

-Consíganse una habitación.

Bruno solo pudo cubrir su rostro con la ruana mientras trataba de buscar alguna excusa, estaba muy avergonzado como para siquiera mirar a su cuñada.

-Tú tenías la mía. 

-Salgo cinco minutos tarde y los encuentro como conejos.

-No es cierto, salías seis minutos tarde y si.

-¡Melissa!

La mencionada comenzó a reír por el reproche del mayor, si no bromeaba con la situación realmente iba a terminar más avergonzada.

Su risa se detuvo y levantó una ceja cuando notó el bolso que llevaba su hermana, era algo grande.

-¿A donde vas?

-Voy a una pijamada en casa de mi amiga, ¿no puedo?

-¿Qué amiga?

-Bruno, controla a tu animal por favor. Ya me va a preguntar hasta su tipo de sangre. Anda, besuquéala hasta que me vaya y así no me pregunta nada.

Lisa solo pudo reír al no escuchar respuesta.

-En fin, ya me voy.

La menor de las mellizas corrió hasta la puerta y cerró fuertemente antes de que su hermana pudiese reaccionar y siguiera preguntando cosas, por su parte Melissa gruñó molesta en cuanto pudo reaccionar.

-Ya se fue la niña.

La castaña sonrió enternecida al ver como Bruno se destapaba y la miraba aun con el rostro algo rojo.

-Creo que dejé más sopa en la cocina, voy por ella.

El mayor asintió con la cabeza y en cuanto la vio entrar por la cocina cubrió su rostro con ambas manos tratando de no emitir ningún sonido. Él realmente quería continuar con lo anterior.

Pasados unos segundos se puso de pie y se dirigió a la cocina donde vio a la menor sirviendo un gran tazón de sopa, prácticamente se sirvió toda la que quedaba. Intentó no reír cuando esta misma se volteó y pegó un pequeño brinco casi tirando la sopa.

-Ya te dije que no me asustes así.

Melissa miró el tazón y después miró a Bruno.

-Que desconsiderada, ¿quieres sopita?

-No, gracias. La hice para ti así que come bien.

La contraria asintió con la cabeza y se sentó en el comedor a terminar su sopa, realmente seguía hambrienta. Sonrió cuando miró al mayor sentarse a su lado y observarla comer mientras acariciaba su espalda y jugaba con su cabello.

-¿Tienes alguna otra duda, bonito?

-Por ahora no.

-¿Te quedas a dormir? No quiero dormir sola en esta casa.

Bruno asintió con la cabeza, sabía que muy probablemente a la menor le iba a costar conciliar el sueño.

-Solo tendré que ir a mi casa por ropa.

-Bien, ve mientras termino esto y me doy un baño relajante.

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Prepárense que se viene +18

Fentom_Eng <3

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora