-Quiero saber por qué cuando la casa se cayó pronunciaste el nombre de mi esposo.
Melissa suspiró mientras rascaba su nuca, había ido a visitar a Bruno días después de no verlo y Alma había aprovechado para hacerle la pregunta que tanto ansiaba. Aunque estaba un poco divertida por la mirada de la señora al ver las casi invisibles marcas.
-No creo que esté lista para saber tanta información.
-¿Qué?
En realidad la castaña temía contarle su naturaleza a su suegra y que terminase dándole un infarto, después de todo era una señora mayor.
-Bueno, suegra. Digamos que soy como una Madrigal.
-Sales con mi hijo así que si lo eres.
La menor soltó una suave risa al notar como no había entendido lo que había querido decir.
-Me refiero a que tengo lo que aquí llaman un don.
-¿Qué?
-Puedo hablar mentalmente con otros seres conscientes y su esposo era uno de ellos, la casita estaba viva gracias a él.
No podía darle más detalles de la misma forma que lo había hecho con Bruno, en primera por falta de confianza y en segunda por miedo a lo emocional que la mujer era con ese tema.
Sostuvo a la mayor entre sus brazos en cuanto la miró murmurar el nombre de su esposo y prácticamente desplomarse mientras lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. La guio hasta uno de los muebles de la sala y la ayudó a sentarse mientras guardaba silencio para dejarla procesar todo.
-Ay, Pedro.
-¿Necesita estar sola, o algo? ¿Un vaso de agua?
-¿Como era? Su voz, ¿te habló suave o de forma muy rígida?
-Bueno, naturalmente su voz es muy suave. No estoy segura de como me percibía, pero me trataba bien, me llamaba "niña".
-¿Él sabía lo que tienes con mi hijo?
-Él me aconsejó incluso, parecía muy contento con la idea.
Acarició y palmeó la espalda de Alma al no tener idea de como consolarla puesto que su llanto no parecía disminuir, no se sentía cómoda con la idea de abrazarla así que eso era todo lo que podía hacer por el momento.
-¿Alguna otra duda, señora?
La mayor negó con la cabeza mientras intentaba detener su llanto, nunca se había desmoronado así frente a nadie desde lo ocurrido con su esposo. Que lo haya hecho frente a su nuera era muy vergonzoso.
Melissa sintió miedo cuando observó a Bruno llegar alegre hasta que presenció la escena y su mirada cambió a una de confusión. Su miedo venía de como le iba a decir que accidentalmente había hecho llorar a su madre, mucho pudo haberlo maltratado pero sabía que la quería y no quería tener una discusión por un tema así.
-No es lo que parece, no le hice nada.
-No creo que quieras hacerle algo, pero ¿qué..?
La castaña le hizo una seña de que la abrazara, a lo que el mayor asintió y se sentó junto a su madre abrazándola.
-¿Qué pasa?
-No Brunito, no es nada.
Alma abrazó a su hijo y besó una de sus mejillas, permanecieron abrazados un rato hasta que la matriarca finalmente se tranquilizó y pudieron disolver el abrazo.
-Dios, lo siento por esta escenita.
-No pasa nada señora, ¿se siente mejor?
La mayor asintió y tomó las manos de Melissa y las apretó un poco.
-Gracias, muchas gracias.
-Ah, si, no hay problema.
La castaña no entendía que era lo que debía agradecerle, no es como que hubiera hecho mucho por ella. Más bien no había hecho nada por ella.
Miró de reojo a Bruno el cual se limitaba a mirar la escena con una enorme confusión, no sabía como iba a explicarle como sucedió todo pero haría un esfuerzo por ello.
-Bien, yo tengo cosas que hacer. Sigan con su día.
Alma soltó las manos de la menor y se puso de pie, besó la frente de su hijo y se retiró a otra zona de la casa, probablemente su habitación.
-¿Meli?
-Te juro que no hice nada malo, dios mío.
Bruno soltó una pequeña risa al mirarla así de asustada, aun que no entendía por qué el miedo.
-¿Por qué estaba tan emocional?
-Digamos que accidentalmente dije algo que le recordó a tu padre, eso la puso así.
El mayor asintió sabiendo que si Melissa daba esa clase de respuesta era por qué no quería entrar en detalle.
-Anda, vamos a la casa. Lisa debe estar esperando con el pastel.
-¿Pastel?
-Tengo ganas de comer un pastel de zanahoria, mi hermana hace uno delicioso.
.
.
.
Pasada media hora ambos estaban en la sala de la casa sentados en un sofá cada uno con un plato y su porción de pastel en las manos.
Sin embargo, a pesar de que el pastel estaba delicioso Bruno se sentía incómodo y sí, algo asustado de la fija mirada de la menor de las mellizas sobre él. Era una mirada amenazante que jamás había visto en ella, en Melissa sí pero transmitían energías diferentes.
-Melissa, ve a tú habitación.
-No, yo soy la mayor. Yo mando.
-Si no vas no vuelvo a hacer pastel de zanahoria.
Melissa miró el pastel en sus manos y después a Bruno, repitió la acción n par de veces hasta que besó la mejilla de su pareja y murmuraba un "lo lamento, pero el pastel es pastel". Se levantó y se dirigió a su habitación sintiendo como el mayor la miraba con el miedo a lo que Lisa haría.
"No te pases, tócalo y te mato"
"Solo vamos a conversar"
-Bien, cuñado.
-¿Si?
Lisa se cruzó de brazos dejando ver que en su antebrazo derecho llevaba el grabado que tiempo atrás llevaba la vela de la casita Madrigal. En cuanto tocó el pedazo de vela que su hermana le entregó este desapareció y las marcas se hicieron presentes.
-Veo que ya pasaste a otro nivel con mi hermana, y es más serio.
-Bueno, eso, ah, si.
-No me interesa donde o qué hagan, no es mi relación. Solo te diré algo, y no será un por favor o un si puedes.
Se puso de pie mientras sus ojos brillaban y las marcas en sus clavículas desaparecían, se inclinó hasta estar más cerca del contrario provocando que este se intentase alejar sin mucho éxito.
-Hazla llorar o hazle el más mínimo daño y te juro que te mato, no. Algo peor, cuñado.
La palabra "cuñado" nunca antes le había dado tanto miedo a Bruno como lo hacía en ese momento, aunque lo asustaba más la expresión y tonos de la chica que la amenaza misma.
Lisa volvió a sentarse y sonrió como si no acabase de amenazarlo de muerte.
-Es todo, cuídala por qué lo merece.
-Uh, si. Obviamente.
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¿Cómo se quedan si les digo que lo que sigue ya es el final? akskajs
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Siren (Bruno Madrigal)
Fanfic¿Las sirenas? Reales. ¿Mujeres con cola de pez, desnudas y en el mar? No, así no son. Ese mito las ofende. Las sirenas son mujeres comunes como cualquiera que conozcan, pero con un don muy poderoso. Los personajes no me pertenecen a excepción de las...