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Lisa suspiraba con cierto nivel de irritación mientras terminaba de barrer la sala, se apoyó en la escoba mientras miraba a su hermana limpiar el barandal de las escaleras con un pañuelo húmedo.

-Llevas todo el día mirándome como si yo fuese un acertijo, ¿Qué quieres?

La de cabello más largo rodó los ojos sin poder entender cómo es que la otra no sabía lo que estaba pensando. No podía evitar mirarla así cuando al salir a buscarla la encontró dormida en el patio trasero junto a Bruno, no la sorprendía el hallarla dormida fuera ya que era casi una costumbre para ella, la sorprendía haberla encontrado tan tranquila junto a un hombre.

-¿Y todavía lo preguntas?

-Alexa, no soy adivina.

"Pero si una lectora constante de pensamientos"

-No me gusta hacerlo contigo, solo cuando me hablas directamente. 

-Bien, bien. Lo preguntaré directamente. ¿Qué hacías dormida con Bruno esta mañana?

-Nos encontramos en la cocina y salimos a conversar, me relajé y me dormí.

Rodó los ojos cuando alcanzó a notar la exagerada expresión confundida de su hermana.

-Yo no hice nada, fue su tranquila voz la que me durmió.

-Yo te hablo tranquila y nunca te duermes.

-No es lo mismo.

Al no saber qué más preguntar, Lisa se sentó al pie de las escaleras mientras miraba con cierta curiosidad el suelo.

-Casita, ¿tienes consciencia? 

Sonrió con cierta emoción al recibir un movimiento afirmativo de respuesta, Melissa supo al instante lo que iba a decir.

-Ni se te ocurra, no lo digas.

-Mirandita, ¿puedes...?

-No, no quiero.

"Nos sirve para saber si podemos confiar o no en la familia, no creo que llegue a mentir"

"¿Qué te lo garantiza?"

"Mi intuición."

La mayor suspiró con cansancio, lastimosamente era muy complaciente con su hermana.

"Déjame terminar aquí"

Pasado un largo rato (eterno para Lisa) subieron las escaleras y entraron a su habitación, donde Melissa miró a la contraria levantando una ceja.

-Necesito concentrarme, ve a contar moscas o algo, en cuanto termine te llamo.

-Bien, bien.

Lisa salió del lugar y decidió sentarse junto a la puerta, si algo pasaba podía reaccionar rápido.

Melissa se recostó en el suelo con las piernas y brazos extendidos completamente. Cerró los ojos y comenzó a contar del uno al cien mientras a su vez su mente iba quedando en blanco.

Una vez que sintió su cuerpo pesar supo que estaba lista.

"¿Casita? ¿Casa Madrigal?"

Sintió un pequeño dolor de cabeza que decidió ignorar, no estaba totalmente recuperada pero eso no le iba a impedir terminar lo que ya había iniciado.

Comenzó a visualizar un túnel que brillaba en dorado, al final miró la silueta de un hombre.

"¿Eres la consciencia de la casa?"

Se desesperó un poco al no recibir respuesta, pero estaba claro que debía ser constante. Solo necesitaba que aquella silueta estuviera dentro del túnel, nada más.

"No planeo dañarlos, puedo explicarte que soy y el por que sigo aquí"

Al notar como un pie de aquel ser entraba al túnel reconoció su interés.

"No soy humana, mi hermana tampoco. Estamos escondiéndonos de nuestra familia paterna, nos tenían en jaulas. Dijeron que si nos atrevíamos a ser inútiles nos asesinaban, comenzaron a considerar a mi hermana inútil. Soy su hermana mayor, tengo que protegerla."

Miró como la silueta terminaba de entrar al túnel y finalmente dejaba ver a un hombre de unos ¿veinte? no estaba muy segura. Recordaba haberlo visto algunos de los cuadros de la casa, pero nunca se había atrevido a preguntar.

El hombre la miraba con cierta lástima, hasta que aquella visión se desvaneció provocando que abriese los ojos.

Se puso de pie lista para ir a buscar a su hermana, sintió un mareo fuerte que la hizo apoyarse en la pared más cercana. Una vez pudo reponerse salió de la habitación y no le tomó ni un segundo mirar a su melliza sentada junto a la puerta.

-¿Terminaste?

-Si.

Negó con la cabeza dejando claro que no había recibido una respuesta verbal clara.

-¡Oye!

Lisa se levantó y limpió bajo la nariz de Melissa, solo así ella pudo notar que su nariz en realidad estaba sangrando.

-Es por el esfuerzo.

Entró nuevamente a la habitación para buscar un pañuelo y que la contraria pudiera calmarse.

-Además tú lo pediste, no se te ocurra culparme.

-No, no.

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora