Melissa estaba decidida a ir por Bruno y tratar de consolarlo, si. Pero tenía un enorme problema.
No sabía a donde se había ido, no conocía las afueras del pueblo.
Comenzó a morder una de sus uñas con preocupación hasta que vió a una rata pasar corriendo en alguna dirección en particular. La tomó rápidamente y decidió ignorar sus chillidos, por el cómo se paseaban por la habitación de Bruno pudo darse cuenta de que eran algo así como sus mascotas.
-Necesito que me lleves donde está Bruno.
"Esta humana, ¿qué se cree? tomándome así y exigiéndome. ¿Y si le hace daño a mi amigo? Mejor la muerdo y me voy"
-Ni se te ocurra morder. No le haré daño a tu amigo, solo quiero consolarlo un poco, necesita palabras humanas, no chillidos de rata.
"¿Acaba de entenderme? No sé, pero si lo haces. Dame una garantía de que no le harás nada"
-Mantente cerca mio, si le hago algo me muerden tú y las que quieran, ¿trato?
"Sígueme"
Bajó al animal y comenzó a correr detrás suya, se sorprendió un poco al ver todos los saltos que tenía que dar para seguir el camino. No cualquiera podía pasar por ahí.
Sintió su vestido atorarse con una rama y gruñó de molestia, intentó quitarlo con cuidado pero falló en el intento. El vestido se rasgó en esa zona y dejó un pedazo de tela en la rama.
La chica tomó el pedazo de tela y continuó siguiendo a la rata hasta llegar a una cueva no muy grande, era quizá el tamaño de una habitación.
Buscó con la mirada hasta toparse a quien buscaba, tenía la capucha de su ruana puesta y estaba sentado abrazando sus piernas con la cabeza entre ellas. Por el temblar de sus hombros supo que estaba llorando.
Se acercó de forma silenciosa y ya de pie frente a él carraspeó la garganta. Tuvo unas pequeñas ganas de reír al notar como se sobresaltaba y la miraba asustandose.
-Aquí.
Bruno miró el pañuelo y lo tomó con algo de vergüenza por la situación actual, murmuró un pequeño "gracias" y al bajar la mirada notó que el vestido estaba rasgado. ¿Había roto su vestido solo para darle un pañuelo?, no pudo evitar sentirse un poco enternecido por esa acción.
Melissa se sentó a su lado mientras trataba de recordar cómo es que su madre la consolaba cuando era niña. Para empezar era obvio que el mayor no iba a hablar de eso, así que no haría ninguna pregunta al respecto, conocía la vergüenza de que un desconocido te viera llorar.
-Entonces... Eres amigo de las ratas.
El pelinegro se confundió por la repentina frase, sin embargo decidió seguir la conversación.
-Sí, paso mucho tiempo con ellas.
La chica miró de reojo y se decepcionó un poco al notar que por la capucha no podía ver el rostro ajeno. Aprovechó para mirarlo con atención, aunque solo podía ver partes de su cuerpo. Sus dedos que jugueteaban con el pañuelo improvisado eran delgados y un tanto largos al igual que el resto de su cuerpo. Por la sensación que tuvo antes de caer inconsciente supo que Lisa no fué quien la abrazó, extrañamente no estaba incómoda con ello.
-Se preocupan mucho por tí.
-¿Eso crees?
Desvió la mirada hacia el frente cuando Bruno la miró, aun así este último pudo notar la mirada atenta sobre él.
-Dicen que los momentos difíciles crean amistades, ¿sabías?
Sus miradas se encontraron y Melissa pudo notar al instante que eso lo había confundido un poco, algo normal si tomaban en cuenta que era algo inventado en ese momento. Sin embargo el prolongado silencio del contrario la puso un poco nerviosa, quería leer sus pensamientos pero eso la asustaba.
-Nunca he tenido amigos, tú tienes a las ratitas.
-¿Nunca?
-Bueno, si no salía de mi casa era obvio que no.
Suspiró al no recibir respuesta, la desesperaba un poco ya que estaba acostumbrada a lo parlanchina que era su hermana.
-Estoy esperando a que me propongas ser tu amiga, Bruno.
El antes mencionado se sorprendió y quitó su capucha en el momento.
-¿Amigos? ¿Por qué?
-¿Por que eres con quien más he hablado además de mi hermana?
-No, no. Me refiero a que te mostré un horrendo futuro y es muy probable que yo tenga que ver ahí, siempre hago que las malas cosas sucedan y atraigo la desgracia al pueblo.
-No creo que sea tan así, es normal que cosas malas sucedan. Si no hay amargura entonces la felicidad deja de tener sentido. ¿Nunca lo habías visto así?
-¿Por qué alguien querría ser amiga mia?
Melissa pasó una mano por su cabello tratando de no gritarle o alterarse como siempre lo hacía.
-¿Hace falta tener algún motivo? A veces tener a la mala suerte de tu lado termina trayendo buena suerte.
-¿Si?
-Si, creeme que estar aquí para mí es tener buena suerte.
Bruno ladeó la cabeza algo confundido por esa afirmación, la buena suerte nunca traía buena suerte y era algo que él confirmaba dia tras dia.
-Deja de preguntar mis motivos y solo aceptalo, déjate llevar.
-¿Dejarme llevar?
La castaña rodó los ojos algo irritada, definitivamente podía ser como un niño pequeño.
-Como sea, a partir de este momento te declaro mi amigo.
-Ya pero, ¿qué hacen los amigos?
-Se besan.
Al mirar cómo los colores se le subían al rostro, Melissa llevó sus manos al frente mientras negaba.
-Era broma, no sé qué hagan los amigos. Solo sé que pasan tiempo juntos y eso es lo que haremos, te hace falta salir un poco más de tu habitación.
-No quiero estar dando vueltas en el pueblo, no me siento cómodo.
-¿Quién dijo algo de dar vueltas en el pueblo? Vendremos aquí, a las afueras.
En cuanto Bruno asintió, la contraria no pudo evitar sentirse victoriosa. Había logrado que dejase de llorar sin tener que abrazarlo y hablarle de forma "bonita".
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Siren (Bruno Madrigal)
Fanfiction¿Las sirenas? Reales. ¿Mujeres con cola de pez, desnudas y en el mar? No, así no son. Ese mito las ofende. Las sirenas son mujeres comunes como cualquiera que conozcan, pero con un don muy poderoso. Los personajes no me pertenecen a excepción de las...