41

320 49 3
                                    

-Melissa, ¿podrías quedarte un rato? necesito preguntarte algo en cuanto terminemos aquí.

-Si, pero-

Sus palabras fueron interrumpidas por una voz en su cabeza, sabía que era uno de los animales cerca de la casa. Un ave quizá.

"Lo vimos, era un solo hombre. Está adentrándose cada vez más a la selva, es muy rápido."

Supo en ese instante a que se referían, soltó a Bruno y se levantó sintiendo como su sangre se helaba a la vez que su respiración se aceleraba.

-Olvidé algo, regreso en un rato. Cariño, arregla este asunto y no te preocupes por nada más, ¿si? muy bien.

No esperó respuesta alguna y salió de la casa casi corriendo, miraba alrededor hasta que notó como un tucán se alejaba del lugar, le agradeció internamente y con ambas manos levantó la falda del vestido a la altura de sus rodillas de forma que pudiese correr sin el riesgo de tropezar y caerse.

Llegó a la casa y abrió apresuradamente sin tomarse la molestia de regular su respiración.

-¡Lisa, Lisa!

La mencionada al escuchar su nombre de forma tan agitada se asomó de la cocina algo asustada y preocupada.

-¿Si?

-Henry, Henry está aquí. 

-¿Qué? No, digo. ¿Como?

-¡¿Me ves cara de tener idea?! Escucha, no importa lo que pase no quiero que interfieras. No quiero que absolutamente nadie interfiera.

-No sabemos lo que es capaz de hacer, ¿Cómo no quieres que te ayude?

-Yo si sé de lo que es capaz, no quiero que salgas herida. ¿Bien?

-¿Crees que se inyectó?

-Dijeron que es muy rápido, así que es lo más seguro. 

Sintió cerca otra consciencia y se asustó, conocía perfectamente esa abrumadora sensación. Salió de la casa apresuradamente siendo seguida por su melliza, por las prisas olvidaron cerrar la puerta principal.

Melissa empujó con fuerza a su hermana en cuanto divisó a lo lejos una figura bastante conocida mirar alrededor con atención, por sus ojos era claro que iba drogado.

Lisa calló un quejido de dolor al caer tras unos arbustos espesos, se acomodó y miró con atención a su hermana. No le importaba la orden en ese momento, iba a intervenir si las cosas se ponían turbias.

-Henry.

El mencionado la miró mientras levantaba una ceja, era un hombre pálido alto de cabello negro lacio y ojos marrones. Lo que más resaltaba era una cadena en su cuello, no tenía dije pero el collar brillaba por si solo, llevaba un par de aretes con forma de joyas. Idénticas a la que Melissa llevaba en el collar.

-¡Melissa! ¡Mi amor! ¿Qué haces aquí? ¿Te perdiste camino a la iglesia?. Debes ser más cuidadosa, te esperé muchas horas.

-¿Qué haces hablando español? ¿Cómo llegaste aquí?

-En Colombia se habla español, y no fue difícil llegar. Un par de sobornos y un par de amenazas me trajeron aquí.

La castaña se incomodó por como las pupilas del hombre se movían frenéticamente.

Henry se acercó y acarició el cabello de Melissa quitando la rosa en el proceso, la tomó y la arrojó lejos.

-Si vas a llevar algo en el cabello tienen que ser las joyas que te doy.

Siren (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora